Diego Contreras
Alumno del IES Fernando I de Valencia de Don Juan, Diego Contreras Hernández se prepara para la selectividad con un claro alegato a las humanidades, las profesiones vocacionales y la defensa de la educación rural
El mejor alumno de geografía de segundo de Bachillerato en España es de León. Concretamente, de Valencia de Don Juan, lugar donde nació, reside y estudia Diego Contreras Hernández, que el lunes 19 de mayo se convertía en el ganador de la Olimpiada nacional de Geografía que organiza el Colegio de Geógrafos de España. A pocas semanas de enfrentarse al examen de la EBAU, Contreras lograba este hito al imponerse a su rivales en la fase nacional a la que llegaba tras quedar también primero en la fase local de la Olimpiada, donde concurrieron cerca de 150 alumnos.
Fue gracias a su profesora de la asignatura optativa de Geografía que cursa en el último curso de Bachillerato como se enteró de la posibilidad de participar en esta prueba. Porque lo cierto es que en un instituto rural como en el que estudia, el Fernando I de Valencia de Don Juan, pocos alumnos suelen elegir esta asignatura dentro de unas clases ya de por sí con menos alumnos que en otros centros en las ciudades.
Por este motivo, es fácil que el temario que deben impartir para la EBAU «se liquide» relativamente rápido y se pueda dedicar más tiempo a final de curso para realizar otras actividades como esta Olimpiada. Junto con diez compañeros de clase se presentó a la fase local. Él quedó primero y junto a los otros dos primeros clasificados consiguió su pase a la final nacional, y otro compañero quedó quinto en una prueba tipo test en la que debían responder a preguntas sobre el temario del curso.
En un despacho del departamento de Geografía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de León, Contreras realizó la prueba del examen nacional que este curso se realizaba online al no presentarse ninguna universidad voluntaria a organizar la Olimpiada. Para la prueba propusieron a los alumnos utilizar un visor cartográfico, un mapa online de España con el que se pueden elegir distintas capas de información desde demografía hasta topografía y con el que debían responder a 20 preguntas.
El leonés tardó 47 minutos en realizar la prueba. En la sala online en la que estaba vio cómo otros compañeros tardaban menos y, aunque reconoce que las preguntas le parecieron «bastante sencillas», creyó que también sería así para el resto de participantes y al tardar más tiempo daba las esperanzas de ganar por perdidas.
La sorpresa llegó cuando anunciaron que él había sido el ganador al contestar todas las preguntas correctamente (dos de ellas fueron anuladas) en el menor tiempo. «No me lo esperaba, fue una gran sorpresa y me llevé una gran alegría» compartida en la sala con Alfonso Pisabarro y su profesora Carmen Fraile. Entre risas, desvela cuáles fueron sus primeras palabras al recibir la noticia: «¡Hala Madrid!» -de hecho, llevaba la camiseta del club en el momento-. Recibirá un premio de 500 euros por la victoria en la Olimpiada, a la espera de saber si celebrarán un acto de entrega de medallas.
De Humanidades «a muerte» y la importancia de la vocación
Ha ganado la Olimpiada de Geografía y ha sacado un 10 en la asignatura pero, ¿pasa su futuro por este sector? Lo cierto es que no. Diego tiene claro qué quiere estudiar el próximo curso: Filología Hispánica en la Universidad de León porque es de Humanidades «a muerte» y cree que es «fundamental en la sociedad».
Encuentra una conexión clara entre filología y geografía. Aunque esta última sea una asignatura mucho más trasversal al beber de otras ciencias, ve en ambas el denominador común de la vocación. «Desde que somos pequeños nos venden que tenemos que ser médicos o ingenieros, o hacer carreras porque tienen salidas y futuro. Creo que es una mentalidad que tenemos que replantearnos».
Porque, insiste, «¿qué haríamos en el mundo sin filólogos o sin geógrafos, como se ha comprobado con la Dana de Valencia?». Ve en ambas material que aporta un pensamiento crítico y apuesta firmemente por seguir las vocaciones «más allá de hacer lo que nos digan que es bueno porque tiene salidas».
Rompe una lanza por la educación rural
Tiene claro que estudiará en la ULE por el programa de estudios, por su cercanía a casa y porque valora que sea una facultad pequeña. Viene de un instituto rural, y sabe de primera mano el valor que tiene contar con clases con pocos alumnos y docentes que pueden atender cada necesidad y dedicar tiempo a cada estudiante.
Rompe una lanza por estos centros rurales como el suyo, que el pasado año lograba el hito de conseguir la mejor nota de la EBAU de Castilla y León y este, el de tener al mejor alumno de Geografía. «El IES Fernando I es un ejemplo del éxito de la educación rural. Tanto que se habla en esta comunidad de lo buena que es la educación con el Informe Pisa, creo que tenemos que valorar realmente y defender los centros rurales porque son fundamentales, se trabaja muy bien», explica, y asegura que, frente a condiciones en las que «cada vez se aprieta más con cupos y con menos presupuesto», merece la pena defender realmente la educación rural.