Otro pueblo de León, en pie de guerra: «Las vacas se escapan y el Seprona no viene ni una puñetera vez»
El caso de Riofrío es muy similar al de Castro de Cepeda salvo porque en este último hay una sentencia en firme que «la echó» de los terrenos de la Junta Vecinal
El ya conocido caso de 'las vacas de Riofrío' no es el único en la provincia de León. En Castro de Cepeda ocurre algo parecido aunque no todo son similitudes. Tras leer las noticias de la localidad perteneciente al municipio de Quintana del Castillo, fue uno de los vecinos del segundo pueblo -también de este municipio- el que se puso en contacto con Leonoticias.
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En esta primera toma de contacto, la principal diferencia es que la pastora sobre la que se vierten las quejas tiene una sentencia en firme en su contra, mientras en Riofrío no hay resoluciones judiciales por ninguna de las partes en conflicto. Para arrojar más luz sobre este otro caso de ganado que se escapa, destroza cultivos y pone en peligro a la población, es Miguel Ángel Fernández, el alcalde pedáneo de Castro de Cepeda, quien comenta que «esta mujer lleva aquí un montón de años y hace tres que tuvimos un juicio para sacarla de los terrenos de la Junta Vecinal y que abandonara los pastos porque estaba pagando una miseria por las cuarenta hectáreas que usaba. La sentencia nos fue favorable y fue desahuciada de todos los terrenos pertenecientes a la Junta vecinal».
«Tiene unos vallados de mierda»
Sin todos estos terrenos rodean al pueblo la ganadera se quedó con otros que tenía «arrendados», según afirma Miguel Ángel que señala como esta ganadera «no cumple con el ratio por hectárea, que están sobre las tres vacas. Ahora debe tener unas veinte hectáreas y unas 150 o 200 vacas. Y claro, estos animales han de comer, y al no tener comida, pues se escapan porque tiene unos vallados de mierda, hablando claramente», se muestra enfadado el pedáneo de Castro de Cepeda: «Son palos y alambres medio retorcidos, cuerdas empalmadas. Tiene que cumplir con estacas que tienen que ser, los tipos de alambrado, los animales por hectárea, todo; y no está cumpliendo nada».
Los vecinos de este pueblo leonés se quejan de que las vacas, también algunos caballos, comen praderas, frutales, hortalizas o tierras cultivadas con centeno o colza. Es por ello que Miguel Ángel asegura que «hay agricultores que ya han hecho algunas denuncias porque están muy quemados».
«Están por la carretera, las calles, por todos lados»
«Y luego», añade el responsable de la Junta Vecinal, «por aquí, por el pueblo, están todo el día dentro, ¡pero es que es todos los días! Están por la carretera, por las calles, por todos lados... Que yo sepa, todavía no ha habido accidentes pero yo mismo tuve que pegar un frenazo hace unos porque me las encontré de noche por un camino; y otro vecinos lo mismo».
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Miguel Ángel comenta que tiene terneros, vacas y también caballos, «y los perros que andan sueltos también cuando tienen que estar con el ganado, pero andan por donde andan, menos con el ganado en cualquier sitio». Unos canes que, aunque no están considerados como peligrosos, no son domésticos en sí.
«La Guardia Civil a veces viene, el Seprona ni una puñetera vez»
«A la Guardia Civil nosotros la llamamos a menudo, muchos días», afirma el pedáneo de Castro de Cepeda: «Muchos días ni vienen. La llaman a ella para decirla que tiene las vacas donde sea y otros días vienen y las vacas ya no están donde se les había dicho porque empiezan por un lado del pueblo, lo van rodeando y van entrando de una finca a otra. Y después te exigen el crotal del animal -su identificación- para hacer denuncia».
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En este punto, Miguel Ángel añade otra cuestión: «Encontré vacas muertas, porque se le mueren bastantes. Llamamos a la Guardia Civil, vienen, hacen las fotos, y han presentado alguna denuncia sobre estos animales muertos. Pero quién no actúa es el Seprona porque los llamamos y no han venido ni una puñetera vez. Siempre está ocupado el Seprona». El pedáneo añade que en algunos de estos casos, cuando la Beneméritca la llama o va, la ganadera argumenta que esas vacas muertas no son suyas: «En ocasiones, cuando hemos encontrado por ahí algunas reses muertas en el medio de un camino o en una finca, llegas y tienen las orejas cortadas -donde está el crotal-. Se sabe cuáles son sus animales porque hay otras que se ven cuidadas y que pueden escaparse algún día, pero no todos. Que la suyas se escapan todos los días y no son una ni dos ni tres, que el otro día estaba el pueblo lleno de vacas por todos los sitios..., podría haber unas cien, con todo lleno de sus deposiciones«, lamenta.
Miguel Ángel vuelve sobre el tema judicial porque asegura que están tratando, con el mismo abogado que ya llevó el caso hace tres años, «de volver a hacer otra denuncia ante el juzgado por incumplimiento de sentencia. Puede que el juez nos diga que es un caso nuevo o incumplimiento de sentencia, pues lo hay, pero hace tres años que salió la primera sentencia».
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«Ya no sé, ni la gente tampoco. Dices, bueno, a ver la Justicia; si esto llega; la Guardia Civil no se llega; el Seprona ni puto caso, o sea que es...», termina Miguel Ángel visiblemente enfadado por la situación que viven en Castro de Cepeda a diario.
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