El mensaje de Julio Llamazares en 1999 que recuperan los defensores de Feve: «León ya solo es un paisaje»
La desazón en la que se sumía el autor de 'La lluvia amarilla' al observar el abandono y la dejación de la provincia se replica 26 años después al pensar en la situación del proyecto de Feve
Llegaba «con su séquito y sus caros y secretos informes» debajo del brazo para «no decir nada y reírse de los leoneses». El secretario de Estado de Transportes, José Antonio Santano, daba en el palacio de los Guzmanes la estocada a los defensores de que la línea de Feve llegue, como se prometió en su día y tras una inversión millonaria, a la estación de Matallan en el centro de León.
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Tras la reunión de Santano con los alcaldes de la línea en la que se venía a concluir un poco más de lo mismo -no habrá tren hasta Matallana, sino buses eléctricos que harán el recorrido desde La Asunción y que podrían llegar más adelante a la estación del AVE- , la reacción de la Plataforma en Defensa del Ferrocarril de Vía Estrecha en León no se hacía esperar en las redes.
Tirando de ironía, dicen que «con lo que se ha gastado el secretario de Estado en venir para no decir nada y reírse de los leoneses con su séquito y sus caros y secretos informes, poníamos unos cuantos miles de euros más a la huchita para los trenes-tram».
Un mensaje de 1999 con eco en el presente
Un mensaje que acompañan con un significativo vídeo de 1999 que protagoniza Julio Llamazares y con el que se sienten identificados 26 años después.
Se trata de una entrevista que formó parte del programa de La 2 'Esta es mi Tierra' en la que el autor de 'La lluvia amarilla' hablaba de su desafección para con su hogar y para quienes no hacen nada ante las injusticias cometidas. «Me produce una gran desazón cuando vuelvo a observar el abandono en que está sumida y me da cierta rabia la dejación, la apatía y la indiferencia con la que la mayor parte de los leoneses asiste a su decadencia», comienza, refiriéndose a la situación de la provincia en los últimos años del pasado siglo.
Reconocía entonces que, ante este sentimiento, muchas veces «me rebelo contra ello y hasta reniego de mis orígenes aunque ni quiero ni puedo renunciar a ellos. Soy leonés para bien y para mal y, como decía Ortega, con poco entusiasmo». Justo antes de que concluya el corte con unas imágenes precisamente del tren de Feve cargado de carbón de las minas leonesas, el escritor concluía con un triste pero simbólico mensaje: «Para mí, León en último término ya solo es un paisaje».
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