El ganadero que con 25 años quiere recuperar un pueblo abandonado: «Defenderé el nombre de Camposolillo»
Daniel González Noriega, único empadronado en este pueblo deshabitado desde 1968 por el pantano del Porma, compró las instalaciones de Valles del Esla y trabaja en un proyecto para reflotar el pueblo uniendo ganadería y turismo rural
Tiene 25 años, desde 2018 trabaja con su padre en una empresa ganadera familiar y se ha embarcado en el ambicioso a la par que ilusionante reto de reflotar un pueblo abandonado (solo en forma, que no en espíritu) y con él toda su comarca. Daniel González Noriega se convertía este verano de 2025 en uno de los protagonistas de la provincia de León. Su decisión de empadronarse en Camposolillo, el pueblo a orillas del pantano del Porma que quedó abandonado tras la construcción del embalse en 1968, daba alas a los oriundos de la localidad que ya sueñan con un futuro que recupere la vida pasada de su pueblo.
González Noriega nació en 1999 en Reyero, a pocos kilómetros de Camposolillo. En 2018 y tras finalizar sus estudios creó junto a su padre la ganadería VizCatalina y desde entonces el trabajo les ha llevado a crear «una cabaña de vacas bastante curiosa». Fue el pasado verano cuando se animaban a comparar las instalaciones que la ganadería Valles del Esla dejaba en la carretera de Camposolillo en el municipio de Puebla de Lillo , iniciando así la aventura que le ha hecho convertirse en el primer vecino empadronado, después de varias décadas, en la localidad, concretamente en la carretera.
«Quiero hacer mi casa, mi hogar, aquí. Y por eso me empadroné», explica a Leonoticias. Si bien el proceso no ha sido fácil, cree que es la primera de las piedras para construir un futuro en el pueblo, donde espera conseguir los pastos para poder tener su ganado y hacer producto de kilómetro cero, produciendo y transformando la carne.
«Quiero hacer mi casa, mi hogar, aquí. Por eso me empadroné. Trabajar en mi ganadería, hacer algún proyecto de turismo rural y si todo va bien crear empleos en el futuro»
Con mucho trabajo, va poniendo a punto las antiguas instalaciones de Valles del Esla, donde quiere unir su trabajo en la ganadería con una apuesta por el mundo rural y el turismo. De momento su empresa es «modesta» pero sueña en poder dar empleo en el futuro apostando por mantener su forma de trabajar, con una ganadería «100% ecológica». Porque sus vacas son carne de pasto por completo, realizan la trashumancia y mantienen la esencia del sector primario de calidad y cercanía.
Daniel, que se define como una mente «bastante inquieta», supo desde el primer momento que este no era su único objetivo. Con la firme intención de «dar más pasos y aportar algo distinto», ya maquina nuevos proyectos para las instalaciones cuando todo comience a arrancar, desde hacer un restaurante o alojamientos hasta ofertar alguna experiencia de turismo rural en la que los visitantes puedan conocer la hermosa comarca junto al Porma así como la historia de aquellos pueblos que quedaron vaciados por el embalse y sus gentes que se vieron abocadas a un éxodo forzado.
Pide apoyo institucional para sacar adelante un proyecto ilusionante y de futuro
Y lo quiere hacer en Camposolillo, un pueblo que fue vaciado pero no sumergido bajo las aguas y que ahora mismo es un pueblo fantasma, abandonado. «Lo único que quiero es que el pueblo no esté abandonado como está, que no sea una zona llena de maleza. Quiero que los vecinos, que la gente que sigue sintiendo suyo Camposolillo, tengan un sitio bonito, cuidado, mantenido y limpio. Que cuando lo miren sientan que mereció la pena el esfuerzo y que la zona de realce», explica el joven.
Porque, insiste Daniel, Camposolillo no es un pueblo vacío porque tiene lo más importante: sus vecinos, sus oriundos, que siguen luchando, como él, por «defender el nombre de Camposolillo». En ese esfuerzo por dar «actividad a la zona y servicios a la gente» el ganadero espera contar con la ayuda de los ayuntamientos de la zona y de la Junta de Castilla y León quien, recuerda, estuvo al lado de Valles del Esla y que espera también muestre interés por su proyecto.
«La zona tiene muchísimo potencial pero sin actividad en invierno, si no va bien la temporada de esquí, es un desierto»
A sus 25 años el joven se siente «con muchísima ilusión» de «tirar adelante» haciendo algo «que sea bueno para todos y que las personas que pasen por Camposolillo vean que ha renacido de ser un pueblo abandonado a un pueblo limpio, curioso y con actividad». La zona bien merece el esfuerzo, cree el emprendedor, que confía en el futuro de una comarca «con mucho potencial» algo más activa en verano pero que en invierno, si la temporada de esquí no funciona, «es un desierto».
Junto a él la asociación Oriundos de Camposolillo, compuesta por vecinos del pueblo que no olvidan sus orígenes y que en todo momento le han prestado su apoyo. «Es precioso ver cómo tienen todavía ese sentimiento, cómo siguen quedando todos los años, siguen hablando del pueblo y lo quieren recuperar. Desde el primer día me han dado su apoyo y les estoy eternamente agradecido», cuenta Daniel, orgulloso de haber decidido echar raíces en su tierra y con la firme intención de que otros, tras él, sigan su ejemplo.