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Imagen de una bandeja de entrada de correo electrónico. Óscar Chamorro
¿Qué precio tiene guardar 20.000 correos electrónicos en la bandeja de entrada?

¿Qué precio tiene guardar 20.000 correos electrónicos en la bandeja de entrada?

ODS 13 | Acción por el clima ·

La basura virtual ocupa espacio en los centros de datos y deja una huella ambiental en el planeta

Jueves, 30 de marzo 2023, 09:35

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«El espacio de almacenamiento está casi lleno». ¿Alguna vez ha recibido este mensaje de su gestor de correo? Esta es la alerta que Gmail, el servicio de correo electrónico, de Google manda a sus usuarios cuando la capacidad de su archivo digital personal está cercano a los 15 MB. El internauta tiene dos opciones: pagar más por una 'nube' más grande o eliminar mails antiguos. La opción más habitual es la segunda que no tiene un coste económico, pero que, el guardado sine die, sí lo tiene ambiental.

Las bandejas de entrada personales y profesionales albergan cientos, miles e, incluso, decenas de miles de correos sin abrir, leídos y de spam. «Como no tienen presencia física parece que no ocupa lugar», asegura Pablo Barrenechea, director del área de Acción Climática en Ecodes. Pero sí la tienen, porque «son datos e información que termina ubicada en servidores que tienen un consumo energético muy alto», asegura. De hecho, se estima que el 1% del consumo de energía en todo el mundo procede de los centros de datos. «Estamos hablando de basura invisible que desarrollamos día a día y que aumenta nuestra huella de carbono», señala Barrenechea.

El rastro de emisiones anuales per cápita de un ciudadano español fue de 4,99 toneladas de CO2 en 2021.«La de mi bandeja de entrada es 200 toneladas de CO2 o lo que es lo mismo ocho veces un viaje de ida y vuelta de Madrid a Lima», revela el portavoz de Ecodes. La huella que deja un mail en la bandeja de entrada en el medioambiente es de 4 gramos de CO2, «si el centro de datos donde está alojado no usa energía renovable», especifica Barrenechea. En el caso de que contenga un adjunto de 1 MB, aproximadamente, la cifra se eleva hasta los 50 gramos.

La bandeja de entrada de Barrenechea acumula 71.000 mails, «pero lo hice por el estudio», se justifica. Una cuenta laboral, con una alta recepción de mensajes, puede acumular en los dos últimos años en torno a los 20.000 correos electrónicos guardados o lo que es lo mismo 510 kilogramos de CO2 que irán aumentando con los nuevos mensajes que llegarán al buzón y quedarán 'archivados'. «La mayoría son correos que están desde hace siglos que ni recuerdas tener ni sabes para qué», señala el director del área de Acción Climática de Ecodes. Pero esa no es la huella total de la basura digital. «No te puedes olvidar de Whatsapps o fotos almacenadas», recuerda.

El envío de un «hola» en Whatsapp genera 0,2 gramos de CO2 y se acumulan así cientos de mensajes en decenas de conversaciones que «se guardan en servidores que necesitan energía para procesar los datos o para refrigerarlos», apunta Barrenechea. Una investigación del Instituto de Ingeniería y Tecnología (IET) del Reino Unido calculó que, solo en esta isla británica, la cantidad de almacenamiento para todas las imágenes que se toman, una media de 5 por persona, genera 355.000 toneladas de dióxido de carbono al año, el equivalente a plantar a plantar seis millones de árboles.

Fin al Diógenes digital

Por su definición médica, el síndrome de Diógenes aglutina los casos clínicos caracterizados por el abandono extremo del auto-cuidado, la acumulación de basuras y objetos inservibles, la autonegligencia, el marcado aislamiento social y la nula conciencia de enfermedad. Muchos expertos, tomando como referencia esa acumulación de desperdicios, apunta a la aparición del Diógenes digital.

La ausencia de barreras 'físicas' en la nube hace más fácil esa capacidad de guardar cosas «que ni siquiera vamos a revisar», recuerda Barrenechea. «Es necesario un cambio a nivel cultural, porque la tecnología debe ayudar y no complicar el trabajo ambiental», apostilla. Según cifras de Ecodes, en España, al día, se envían 100.000 millones de Whatsapp o seis de cada diez correos electrónicos se quedan en la bandeja de entrada sin abrir. «Todo eso es basura digital, basura invisible que genera una huella en el planeta y se puede resolver con un simple gesto», asegura.

En este caso no hay que usar un cubo para plásticos y envases, ni tampoco otro para papel y cartón. «Se puede hacer desde el sofá de casa», explica. Una serie de pasos sencillos como liberar espacio del dispositivo, limitar el tiempo de uso en redes sociales o evitar responder a todos con un «ok» o «recibido» permite reducir gramo a gramo la factura total de carbono emitido a la atmósfera. «Necesitamos una concienciación y educación en esta materia», detalla.

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Con el fin de concienciar a la población acerca de esta problemática, Ecodes y la Fundación Accenture han lanzado la aplicación Digital CO2ach para ayudar a hacer desaparecer esta basura invisible. A través de ella, los ciudadanos podrán podrán aprender más sobre la basura digital y limpiar del móvil todos esos archivos que ya no necesitan, logrando de este modo un importante ahorro de energía y en algunos casos también reducción de la huella de CO2.

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