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Tres generaciones se quedarán «huérfanas» de la persona que les ha atendido con «empatía y cercanía» durante los últimos 25 años. Dolores Ruiz, conocida por los vecinos de Villaquilambre como Lola, colgará la bata del consultorio del pueblo para buscar un nuevo destino.
Este 15 de enero será el último día que pasará consulta. Todo ello es fruto del hartazgo que esta profesional ha acumulado en los últimos años y que ya estuvieron a punto de acabar con su trayectoria en la localidad el pasado mes de mayo, cuando el apoyo vecinal y las promesas -incumplidas- frenaron la intención de Lola.
«Es una mujer muy empática y a la que queremos mucho, pero ella no puede más», señala una de sus pacientes, Esther Alonso, quien explica que hace una semana tuvo que atender 60 consultas en un día. «Eso no puede ser. Están solas -ella y la enfermera- y no paran». Ahora tendrán que acostumbrarse a un nuevo facultativo que seguirá pasando consulta en este modesto consultorio.
Otra de las personas que conoce bien a Dolores Ruiz es Irene de Celis, que se refiere a la médico como «una profesional con un trato muy personal» que conocía cada uno de los casos singulares de los vecinos del pueblo. «Da mucha pena que se vaya porque todos hemos pasado por su fonendoscopio».
Se trata de un día «muy triste» para Villaquilambre y su pedánea Paquita García se siente «desolada» por no haber podido retener este talento. «Era de lo poco bueno que teníamos aquí».
La recogida de firmas y la entrega de las mismas al ahora exgerente de Atención Primaria no ha valido de nada. «Nos decían que iba a venir un médico, pero Lola petó», afirma. Todo ello entre promesas que no se llegaban a cumplir. «Se ha hartado y se marcha. Se marcha con pena porque son muchos años», lamenta la presidenta del pueblo. «Era muy humana y muy cercana con los pacientes. Era de esos médicos que merecen la pena y como persona era empática, colaboradora y en caso de dudas te mandaba donde hiciera falta. La gente estaba súper contenta».
Los motivos que ha esgrimido en su entorno más cercano es el de tener «más cartillas de las que puede asumir» y la promesa de ese nuevo centro de salud que nunca llega a Villaquilambre. «Todo son promesas y con eso no se vive».
Todo ello a pesar de estar en un consultorio que reunía las condiciones necesarias para su labor, pero con una asunción de consultas que no le permitía ejercer su profesión de la mejor manera. «A ella le gusta trabajar bien y no podía. Echaba su tiempo, te miraba, te hablaba», recuerdan los pacientes.
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Desde el Ayuntamiento de Villaquilambre reconocen que llevan tiempo detrás de la petición del segundo médico para el pueblo y que el acondicionamiento de la segunda planta del consultorio está en camino. Entre esas mejoras está la albañilería y el material pedido llegará estos días.
Ahora, Dolores García cuelga su bata del vetusto consultorio y pasará a la nueva instalación que se está levantando en Pinilla, donde las cartillas de esta zona tendrán el privilegio de contar con su servicio.
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