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Ashton Sanders y Mahershala Ali, en 'Moonlight'.
'Moonlight': La belleza melancólica bien merece un Oscar

'Moonlight': La belleza melancólica bien merece un Oscar

El filme independiente de Barry Jenkins gana con una historia poética y conmovedora y excelentes interpretaciones

Francisco Griñán

Lunes, 20 de febrero 2017, 11:31

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Hay historias pequeñas, que se hacen grandes. Y 'Moonlight' es una de ellas. Como su protagonista, ese 'little' Chiron que se hace mayor ante nuestros ojos. Buscándose a sí mismo mientras deambula perdido entre el colegio, el barrio y su casa. Refugios para cualquier niño, pero que para este chico negro son un territorio hostil en el que sobrevivir. Con estética de película independiente y contracorriente, el cineasta Barry Jenkins nos cuenta esta melancólica película de descubrimiento personal que reivindica ese otro cine desnudo que tiene que ver más con los sentimientos que con la adrenalina, con las interpretaciones que con los efectos especiales, con la mirada personal que con el guión-fórmula, con la historia que con el envoltorio.

Frente al luminoso destello de 'La La Land', la presente edición de los Oscar enfrenta esta edición la poesía triste de este drama que podría interpretarse como una respuesta a la polémica del pasado año por la ausencia de personajes y cine afroamericano. Y lo cierto es que 'Moonlight' es un filme dirigido por un director de color y protagonizado exclusivamente por negros, pero que, pese a las apariencias, nada tiene que ver con un filme de reivindicación racial. La condición social es solo el decorado en el que se mueven los personajes que rodean a Chiron, ese chico frágil y silencioso que resiste el acoso escolar de los suyos, la indiferencia de su propia madre y sus propios miedos al mirarse al espejo.

Ambientada en Miami, la cinta del director de 'Medicine for Melancholy' toma el mismo escenario en el que creció el propio Jenkins, que consigue una película dolorosamente bella que parte de su propia autobiografía. La soledad, la violencia, el narcotráfico, las relaciones familiares y la identidad sexual van superponiéndose en esta emotiva película que está contada en tres tiempos que coinciden con las etapas infantil, adolescente y adulta de Chiron. Un filme por episodios que no evita algunos clichés y un metraje pausado, pero que se sostiene en la creación de un singular universo visual y en la necesidad de ese niño de sentirse querido por alguien. Un déficit a veces insoportable para el pequeño por la convivencia con una madre drogadicta que, como si fuera una broma del destino, se compensa con la aparición de un protector cuyos buenos sentimientos tienen una cara B: ser el camello de esa progenitora autodestructiva.

La presencia del últimamente omnipresente Mahershala Ali (House of Cards y Figuras ocultas) se ha saldado con su candidatura al Oscar de actor secundario por esta película que finalmente ha reconocido su estrella creciente en Hollywood otorgándole el galardón. Su personaje protagoniza además una de las escenas más bellas y emotivas de esta cinta, aunque Naomie Harris, que también está nominada por dar vida a la madre de Chiron, tiene un papel y una presencia mucho más determinante en esta poderosa película protagonizada en tres tiempos por el pequeño Alex R. Hibbert, el adolescente Ashton Sanders y el adulto Trevante Rhodes. Tres actores para un personaje superviviente que va endureciendo su mirada progresivamente sin perder lo más importante: su humanidad y su ternura. Elementos en los que muchos confiaban como seria aspirante para hacerse con el triunfo a mejor película en esta edición de los Oscar.

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