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La biblioteca San Isidoro de la Universidad de León ha acogido la puesta en marcha del ecosistema cuántico en Castilla y León.
El rector Juan Francisco García Marín, acompañado por la viceconsejera Pilar Garcés, han asistido a una conferencia en la que el representante de Scayle, Vicente Matellán, y el catedrático de Física Teórica de la UVA, Luis Miguel Nieto, han expuesto la importancia de esta aventura que empezará a desarrollarse desde el supercomputador de Castilla y León que se ubica en la capital leonesa.
La computación y comunicacón cuánticas han sido posicionadas como «el futuro de la informática» y un elemento disruptivo como los fue Internet años atrás. «En Castilla y León queremos estar en esta ola y aportaremos nuestros recursos para participar en la revolución cuántica que está empezando», apuntaba el catedrático leonés Vicente Matellán.
En la parte de computación cuántica ya se ha lanzado un proyecto nacional, 'Quantum Spain', que tendrá su foco en Barcelona, donde se construirá el primer supercomputador cuántico que existe. A ello se sumarán dos centros, el de Galicia y el de León -Scayle- que instalarán unos emuladores cuánticos que simulen las operaciones del futuro supercomputador nacional. A estos les apoyarán otros doce centros repartidos por todo el país.
Con este futuro supercomputador se podrán hacer cálculos que «hoy tardarían en hacerse miles de años y no pueden realizarse» y se espera poder resolver todos estos problemas.
La otra vertiente de trabajo tendrá como eje la comunicación cuántica, para lo que la Junta de Castilla y León ha firmado un convenio con el Ministerio de Ciencia y serán una de las cuatro comunidades que cuenten con un programa de apoyo.
El Centro de Supercomputación, de la mano de Incibe y los científicos de las universidades de la comunidad, trabajarán en desarrollar comunicaciones más seguras. «La idea es usar toda la ciencia tras la mecánica cuántica en beneficio de la sociedad», señalaba Luis Miguel Nieto.
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El objetivo fundamental es que los cálculos que se realicen puedan tener una aplicación muy directa en mejoras de la sociedad, como el desarrollo de nuevos fármacos, la seguridad bancaria y muchos campos que se puedan explorar.
«Hay que poner a Castilla y León en el mapa. Tenemos potencial, pero todavía estamos detrás de los grandes centros de España y queremos desarrollar la masa de críticos que puedan desarrollar estos planes», aseguraban los promotores de esta iniciativa.
El peso de Incibe en este proyecto será clave a la hora de realizar un piloto para el intercambio de claves cuánticas y mejora de las comunicaciones con la Universidad de León. «Hay que desarrollar cosas que no existen a nivel comercial para que empresas y científicos puedan crear un ecosistema científico y técnico que tenga repercusión en la empresa», argumentaba Matellán; mientras que Nieto iba más allá y pedía salir de la «torre de marfil de la universidad» para transferir la comunicación cuántica al sistema productivo, involucrando a empresas, para explorar este nicho de trabajo.
«Castilla y León está en la primera liga», reconocía la viceconsejera de Universidades al referirse a este proyecto que hará de la comunicación cuántica algo «fundamental para la ciberseguridad», por lo que pedía «altura de miras» para obtener la financiación necesaria en esta estrategia a largo plazo para atraer personas a trabajar en puestos relevantes dentro de la comunidad.
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