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Una mujer va a la compra vestida con nicab, en Rotterdam (Holanda). EFE
Prohibido utilizar burka en las escuelas, los hospitales y los transportes públicos de Holanda

Prohibido utilizar burka en las escuelas, los hospitales y los transportes públicos de Holanda

La nueva normativa, que fija una multa de 150 euros, también limita el uso de esta prenda, el nicab o cualquier otra que oculte el rostro en los edificios públicos

ALAIN MATEOS y Enrique Sánchez Huertas

Madrid

Jueves, 1 de agosto 2019, 14:06

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Los edificios públicos de Holanda ya son lugares 'anti-burka'. Las mujeres del país no podrán utilizar esta prenda ni el niqab –que permiten ver sólo los ojos de quien las porta– después de que haya entrado en vigor en el país una ley que fue impulsada por primera vez hace quince años y que se prevé polémica.

La medida fue propuesta por el líder antimusulmán, Geert Wilders –su partido es la segunda fuerza actualmente–, y tras un largo debate parlamentario con una modificación en 2012, fue aprobada en 2016 por el Congreso casi con mayoría absoluta y por razones de seguridad, tal y como dictó el Ministerio del Interior entonces: «En estos lugares, es importante para la seguridad pública y para el buen funcionamiento de los servicios públicos que todo el mundo pueda reconocerse y mirarse». Ratificada el año pasado por el Senado, incumplir esta normativa que comienza a aplicarse desde hoy en el país de los tulipanes supondría una multa económica de 150 euros.

La ley entra en vigor con el fin de cubrirse las espaldas por una posible denuncia ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos e incluye la prohibición de acceso a los centros públicos a cualquier persona que lleve –además de los velos más restrictivos como el burka y el niqab– máscara, pasamontañas o cualquier elemento que no muestre el rostro del portador.

«Está a partir de ahora prohibido llevar prendas que cubran el rostro en los establecimientos de enseñanza, las instituciones y los edificios públicos, en los hospitales y en los transportes públicos» aseveró el Ministerio de Interior holandés en un comunicado. Pero los profesionales del sector del transporte público, en concreto los conductores de autobuses, ya han advertido que no detendrán el vehículo para obligar a alguien a bajarse por no cumplir con la normativa, puesto que generaría retrasos en la circulación.

El país de los tulipanes cuenta con 17 millones de habitantes, de los que 1,2 millones son musulmanes. Pero el número de mujeres que llevan burka o niqab es pequeño, de 200 a 400, según el último estudio publicado por Pew Research Center.

Francia es el principal impulsor de la prohibición del burka en Europa. Con sus cinco millones y medio de ciudadanos con creencias musulmanas aprobó en 2010 una ley que prohibía el uso del burka y niqab en las vías públicas. Una ley que fue más restrictiva que la anterior: en 2004, Francia prohibió el uso de cualquier símbolo religioso –velos o crucifijos por ejemplo– en los centros educativos –excepto universidades–.

Alemania, Dinamarca, Bélgica y Austria también tienen una legislación contra el burka y niqab. Ocho de los dieciseis estados federales germanos prohibieron por ley el uso del velo para profesores en los centros educativos. Tras una denuncia por parte de dos maestras musulmanas, el Tribunal Constitucional alemán levantó el veto al pañuelo y además prohibió los privilegios que recibía el cristianismo en la educación alemana.

Dinamarca, por su parte, no permite el uso de símbolos religiosos en la vestimenta de jus jueces. Aunque, la extrema derecha danesa lucha por extender esta normativa a los colegios. En Bélgica y Austria está prohibido el uso del burka en espacios públicos, el primero de ellos impone condenas de hasta siete años de cárcel en caso de incumplir la normativa.

España, a la contra

Europa también cuenta con países en los que aún se permite la libertad al culto. Los ejemplos más evidentes son España y Reino Unido. Los británicos no tienen una legislación sobre el uso del velo en espacios públicos aunque desde el Parlamento, los antieuropeístas y propulsores del 'brexit', la extrema derecha UKIP, buscan una ley similar a la de los países anteriormente mencionados.

En España, la competencia de permitir o prohibir este tipo de vestimentas pertenece a los ayuntamientos. Los únicos precedentes residen en Cataluña. Los consistorios de Lleida y Reus intentaron vetar el uso del pañuelo musulmán pero el Tribunal Supremo en 2013 dictó sentencia contra la primera de la ciudades citadas y anuló la ordenanza que previamente había sido aprobada en el consistorio de Lleida.

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