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Pals, el tesoro medieval mejor guardado de Gerona

Pals, el tesoro medieval mejor guardado de Gerona

El Bajo Ampurdán alberga fascinantes pueblecitos de piedra en un entorno magnífico repleto de hermosos paisajes, tanto de interior como costeros

Álvaro Romero

Jueves, 18 de julio 2019, 08:49

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El sorprendente municipio de Pals encuentra su sitio en el Bajo Ampurdán, una coqueta comarca de la provincia de Gerona, al este de Cataluña, muy cerca del litoral mediterráneo. En la zona abunda la extensa llanura catalana, adornada por decenas de pueblecitos y aldeas levantadas en piedra, de marcado aspecto medieval.

Pals tiene la virtud de cautivar, todo turista que hasta allí se acerque quedará prendado de tanta belleza. A ella se suma la exquisita gastronomía local basada en una amplia variedad de productos de excelente calidad obtenidos tanto del mar como de la tierra. Todo ello sin olvidar la importante carga histórica y cultural que presenta la villa, factor que se ve reflejado en cada uno de los rincones.

De piedra y luz

Pals sorprende al visitante tanto por fuera como por dentro. Da la bienvenida desde la distancia trazando una silueta imponente donde una vasta muralla rodea el casco urbano, del cual despuntan algunos de los edificios más importantes del pueblo, entre ellos el campanario de la iglesia y los vestigios del antiguo castillo que se alzan en altura queriendo acariciar el cielo.

Una vez en su interior la belleza se multiplica. Decenas de callejuelas empedradas invitan al paseo y transportan directamente al medievo más puro. Los colores cambian del día a la noche, la luz se refleja dejando hermosos matices al atardecer y manteniendo el encanto en todo momento. Pals es un lugar cargado de magia donde es más que recomendable dejarse llevar y dar lugar a la imaginación mientras se recorre a pie.

De suelos y muros empedrados, cuna de leyendas populares e importante carga histórica, entre sus calles y plazoletas aparecen bellas portaladas, bóvedas y arcos, importantes ejemplos de arquitectura románica, gótica y barroca combinados en perfecta armonía.

Valor patrimonial

Junto a su belleza, de Pals también destaca el importante valor arquitectónico y patrimonial que alberga. La buena conservación del mismo le valió para que la villa fuera premiada como Bien Cultural de Interés Nacional, además de ser considerado uno de los pueblos más bonitos de Cataluña.

La Plaza Mayor se afianza como el epicentro del casco urbano, espacio que conecta con las arterias principales de la villa y que acoge tanto la oficina de turismo como el edificio del Ayuntamiento, también de piedra. Escoltan los laterales de la plaza diferentes tiendecitas de suvenires y bares que extienden sus terrazas para el disfrute de los turistas.

A lo largo del recorrido es frecuente toparse con casonas populares y edificaciones nobles. El laberinto de calles conduce, en altura, hasta el mirador Josep Pla, un enclave singular desde donde disfrutar de las mejores vistas del Ampurdán.

De carácter religioso merece la pena hacer hincapié en la iglesia de Sant Pere, que con más de diez siglos de historia se erige como un bello edificio de base románica con elementos góticos y barrocos. En su construcción se usaron sillares de piedra del antiguo castillo.

De dicha fortaleza aún se conserva la torre del Homenaje, también conocida como de las Horas, por el campanario que culmina la construcción. Una atalaya de planta circular y alrededor de 15 metros de altura que se divisa desde cualquier parte del pueblo y cuyo origen se fecha entre los siglos XI y XIII.

Todo ello protegido por la muralla y sus cuatro torres de planta cuadrada que aún se mantienen en pie, a pesar de que datan del siglo XII. Ya en el exterior un interesante conjunto de masías salpican la llanura, algunas fortificadas, entre las cuales destacan: el Mas Roig, la Torre Pedrissa, el Cap dels Anyells o el Mas Tafurer, entre otras muchas.

Entorno mágico

La llanura ampurdanesa se extiende a lo largo y ancho del territorio dejando idílicos paisajes similares a la Toscana italiana. El macizo de Quermany destaca como punto más elevado y marida a la perfección con zonas de marismas donde conviven diferentes especies aviares. La luz y el color vuelven a ser protagonistas dejando bellos contrastes y atardeceres de ensueño, momentos únicos que han convertido a Pals y al Bajo Ampurdán en un enclave ideal para los amantes de la fotografía, la naturaleza y el mundo rural.

La localidad forma parte de la idílica Costa Brava. La playa de Pals, con más de cuatro kilómetros de aguas transparentes ofrece al visitante la posibilidad de disfrutar de todas las virtudes del Mediterráneo, unos fondos marinos espectaculares e infinidad de actividades y deportes vinculados al mar.

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