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Nuestros mayores en la pandemia

La epidemia ha evidenciado las carencias y flaquezas del sistema sanitario y sociopolítico de una manera que ya no admite discusión

Teresa Ribas Ariño

León

Miércoles, 3 de junio 2020, 12:50

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Lo sabíamos; hablábamos de ello entre personas en ese franja de edad alrededor de la jubilación . El tema ocupaba buena parte de nuestras inquietudes y miedos de futuro , y buscábamos alternativas factibles a ello. Si, lo sabíamos; nosotros y los responsables de ello. Pero no era una prioridad social.

Y en esto llegó la pandemia. Y esa realidad , la de las importantes carencias en los cuidados de las personas mayores y de los dependientes, anterior objeto de debate, denuncia y preocupación, estalló en toda su crudeza ante las terribles situaciones vividas. La epidemia ha evidenciado las carencias y flaquezas del sistema sanitario y sociopolítico de una manera que ya no admite discusión.

Se ha puesto de manifiesto que los ancianos han sido un oscuro objeto de codicia por parte de los llamados «fondos buitre», malsano engendro del capitalismo salvaje al que nos ha llevado el liberalismo económico. Y lo que se ha visto es una situación de abandono en lugares infradotados, en algunos casos tanto de instalaciones como de personal, que hacen inviable una atención en unas mínimas condiciones de dignidad. Sucedió tanto en centros de gestión pública como en los gestionados por empresas privadas. La responsabilidad última era de las administraciones de cada una de las comunidades autónomas, y todas ellas han compartido una problemática y unos resultados similares. Si bien hay que reconocer que ha habido centros en los que una previsión anticipada y una profesionalidad y comportamiento ejemplares han conseguido sortear la tormenta sin victimas o con un mínimo y controlado impacto. Para ellos el aplauso.

Se vió enseguida que Covid-19 tenía una especial predilección por atacar a una franja de edad avanzada, aunque los factores predisponentes sean más diversos de lo que en un principio se creía. Pero de lo que ya no queda ninguna duda, es que los mayores han sido los más cástigados, sobre todo aquellos cuyas circunstancias no permitieron un aislamiento temprano ni eficaz. A todo ello se añade la dificultad que hubo para trasladar a los enfermos a los Hospitales, que recibieron indicaciones de no ingresar a quienes procedían de las Residencias de la Tercera Edad. En un hospital abarrotado de pacientes, no había cabida para enfermos con pocas posibilidades de supervivencia.

Aún ahora, en momentos en los que la presión sobre el aislamiento necesario impuesto se va suavizando, los internos en estos centros que han sobrevivido sufren la inmensa soledad que muchos de ellos interpretan como abandono. Las diferentes situaciones de dependencia y deterioro se han visto agudizadas y aunque los cuidadores deben considerarse entre los héroes de la pandemia, no pueden suplir suficientemente las necesidades afectivas tan necesarias para mantener un equilibrio emocional.

La conmoción ha sido muy fuerte: se han puesto muy en evidencia difíciles situaciones, con indicaciones e informaciones confusas , miedos, decisiones que cuestionan y plantean importantes conflictos éticos. Es la evidencia de riesgos futuros, que deberíamos ser capaces como sociedad de sortear.

Y es el momento de explorar alternativas válidas a esas instituciones: hay que debatir esta importante cuestión con serenidad y en profundidad, para garantizar en el tiempo unos cuidados de calidad , analizando también la coordinación de servicios sin obviar las dificultades que la actual estructura de competencias genera, abordando un modelo integrado de servicios eficaz y eficiente .

Sin ninguna duda, el cuidado de los mayores y dependientes es competencia de la Sanidad Pública. Que sean la Sanidad y las Instituciones Públicas quienes garanticen una adecuada asistencia y atención en esta etapa de la vida, para que no vuelvan a repetirse situaciones similares .

Por ello quiero manifestar mi apoyo personal a la próxima Manifestación que la Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública está organizando, que apoya entre otros esta candente cuestión, para celebrarse en fechas próximas, cuando la situación de «desescalada» permita que lun evento de esta naturaleza se lleve a cabo sin riesgos para la población.

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