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Gabriel Rufian, en el momento de ser increpado el sábado por la noche. Reuters
Rufián prueba su propia medicina y sale increpado al grito de traidor en la protesta

Rufián prueba su propia medicina y sale increpado al grito de traidor en la protesta

Esquerra Republicana empieza a desmarcarse públicamente de sus socios de JxCat

Cristian Reino

Barcelona

Domingo, 20 de octubre 2019, 19:18

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El portavoz de Esquerra en el Congreso, Gabriel Rufián, vivió el sábado pasado una de las situaciones más desagradables de su vida política. El republicano, abucheado e insultado, se vio obligado a abandonar una de las manifestaciones que los CDR y la ANC habían convocado en el centro de Barcelona.

El diputado de ERC era hasta no hace mucho uno de los dirigentes con el verbo más contundente contra España. Pero el independentismo más radical no le perdona su giro posibilista y su voluntad de facilitar casi gratis la investidura de Pedro Sánchez. «Fuera, fuera», «no es violencia, es autodefensa», le gritaron los manifestantes secesionistas. «Botifler, botifler», tuvo que escuchar. Botifler, en la terminología soberanista, se traduce como traidor, casi lo peor que se le puede llamar a un independentista.

Los radicales ya no recuerdan que Rufián fue uno de los responsables de que Carles Puigdemont siguiera adelante con la declaración unilateral de independencia gracias al célebre tuit de las «155 monedas de plata». El dirigente de ERC, en cualquier caso, no es el primero que tiene que agachar la cabeza en una movilización y huir casi a la carrera. Le ocurrió al entonces president José Montilla que tuvo que salir protegido de la manifestación contra la sentencia del Estatut o a Duran Lleida, en una Diada. El abucheo contra el portavoz republicano fue el sábado una metáfora de la división que hay en el secesionismo. Su cara lo decía todo. Fractura entre los partidos y fractura también en la calle.

Esquerra ya hace tiempo que se ha distanciado de JxCat, aunque siguen siendo socios en el gobierno catalán. Si no ha roto aún es porque, como en los años del 'procés', nadie quiere cargar con el sambenito de ser el responsable último de la fractura. No obstante, ERC, que lleva semanas presionando para que Torra convoque elecciones, comenzó este domingo a desmarcarse ya públicamente. Oriol Junqueras, en una entrevista en 'El Periódico de Catalunya', aseguró que «hay que buscar alianzas más allá del independentismo sin renunciar a las actuales».

Dicho y hecho. En las filas postconvergentes cayó como una bomba que el presidente del Parlament, Roger Torrent (ERC), convocara el sábado una reunión en la Cámara catalana con la alcaldesa Ada Colau y con entidades sociales como los sindicatos y las patronales para buscar una salida al conflicto y se olvidara de JxCat y de la ANC. «No es justo que quien boicotea una respuesta a la sentencia, se aproveche de la falta de unidad», cargaron los postconvergentes contra los republicanos. Carles Puigdemont habló de «deslealtad» y de «división intencionada». Desde el Gobierno catalán, la consejera de la Presidencia, Meritxell Budó, recordó que tanto Torrent como Colau dieron plantón a Quim Torra el sábado y que luego impulsaron una reunión de la que el Govern no fue informado.

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