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Investigadores de la UPM desvelan el verdadero impacto ambiental de los coches eléctricos

Investigadores de la UPM desvelan el verdadero impacto ambiental de los coches eléctricos

El vehículo eléctrico disminuye en un 48% la huella de carbono de los vehículos convencionales de gasolina en España, pudiendo llegar a una reducción del 58% y 62% en 2030 y 2050

J. Bacorelle

Madrid

Viernes, 10 de diciembre 2021, 11:57

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El transporte por carretera representa, en España, el sector con más emisiones de gases de efecto invernadero, constituyendo aproximadamente el 27% del total en 2019. Esta importante contribución, unida a un crecimiento en el número de vehículos particulares desde 1990 y al deterioro de la calidad del aire en los núcleos urbanos, hace del transporte por carretera un sector con un gran margen de mejora. La proliferación de nuevas tecnologías como el coche eléctrico, híbrido, y los combustibles alternativos (GLP, GNC, biocombustibles) es una buena prueba de ello.

La llegada de los nuevos combustibles y tipos de propulsores ha llevado a un grupo de investigadores de la UPM a analizar los potenciales impactos ambientales, presentes y futuros, de los vehículos convencionales, eléctricos e híbridos en España a lo largo de su ciclo de vida.

Según las primeras conclusiones, el vehículo eléctrico disminuye en un 48% la huella de carbono de los vehículos convencionales de gasolina en España, pudiendo llegar a una reducción del 58% y 62% en 2030 y 2050 si su implantación va acompañada de un crecimiento en la renovabilidad del parque eléctrico español.

Sin embargo, centrándonos en los vehículos eléctricos e híbridos, no se debe caer en el error de pensar que sus impactos medioambientales son nulos. La realidad es que los coches eléctricos transfieren sus impactos ambientales a las plantas de generación de energía eléctrica y a otras etapas de su ciclo de vida como la producción del propio coche y su batería, y la extracción de las materias primas necesarias.

Según los resultados del estudio realizado por investigadores de la ETSI de Minas y Energía de la UPM, esta deslocalización geográfica de los impactos se traduce en una amplia gama de entornos naturales que pueden verse afectados a lo largo del ciclo de vida del coche. Como señalan los investigadores, «trasladar los impactos medioambientales de los coches a otras regiones y países puede conllevar mayores impactos a los ecosistemas en terceros países, y también mayores riesgos para los trabajadores y las comunidades locales de estos».

El análisis de ciclo de vida se emplea entonces como herramienta de medida, pudiendo incluir distintos tipos de impactos medioambientales como el potencial de cambio climático o huella de carbono, toxicidad, consumo de recursos minerales, acidificación, etc.

Los resultados del estudio muestran también que los vehículos deben ser comparados considerando distintos tipos de impactos medioambientales, y no solo su huella de carbono. En este sentido, los vehículos eléctricos son los que mayores impactos potenciales muestran en términos de ecotoxicidad, toxicidad humana y formación de partículas, debido principalmente a la producción del vehículo y la batería. En cuanto a su huella de carbono, los coches eléctricos son una buena alternativa si son cargados con electricidad procedente del mix energético español actual.

No obstante, la investigación apunta que los coches eléctricos alcanzarían su máxima reducción de la huella de carbono si en 2050 se lograra generar un 86% de electricidad a partir de fuentes no basadas en combustibles fósiles como energía solar, eólica, hidráulica, o nuclear.

«Las ventajas medioambientales de cada tipo de vehículo deben ser utilizadas para alcanzar un equilibrio y minimizar el impacto global que tenemos sobre el entorno. Este equilibrio es la única manera de asegurar también la sostenibilidad de estas nuevas formas de movilidad, las cuales conllevan mayor consumo de recursos minerales y nuevos desafíos en términos de reciclaje de los vehículos» concluyen los autores del estudio.

Bibliografía: https://doi.org/10.1016/j.jclepro.2021.125883 Puig-Samper Naranjo, G., Bolonio, D., Ortega, M. F., & García-Martínez, M. J. (2021). Comparative life cycle assessment of conventional, electric and hybrid passenger vehicles in Spain. Journal of Cleaner Production, 291.

La EMA intenta despejar todas las dudas

Según la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) los vehículos eléctricos son «claramente preferibles a los vehículos diésel o de gasolina». A pesar de las dudas e incertidumbres que despiertan entre la opinión pública, las ventajas medioambientales de los vehículos eléctricos cada vez son más evidentes para los científicos. Incluso con la actual mezcla de fuentes de generación de electricidad que hay en Europa, donde mucha todavía proviene del carbón, las ventajas serán cada vez mayores a medida que Europa vaya utilizando más energías renovables en el futuro.

Además, según la organización Transport & Environment la cantidad de materias primas que precisa un vehículo eléctrico para su fabricación y durante su vida útil, es inferior a la que necesita un vehículo equivalente de combustión. Según sus datos, si se compara únicamente la fuente de energía que los mueve, en el caso de un coche eléctrico medio la cantidad resultante es relativamente pequeña ya que la mayoría de los componentes que forman parte de su batería se pueden reciclar. Sin embargo, en el caso de ese mismo vehículo movido por gasolina o diésel, significan miles de barriles de petróleo durante toda su vida útil que no se pueden recuperar.

Según el estudio, el volumen de combustible quemado en este caso es de 300 a 400 veces superior al material que se pierde (sin reciclar) durante la fabricación de la batería de un vehículo eléctrico.

Con el aumento de las ventas de vehículos eléctricos se prevé que la demanda total de baterías en Europa alcance cerca de 300 GWh en 2025, más de 700 GWh en 2030 y más de 1.300 GWh en 2035.

En la próxima década, está previsto instalar en la UE 22 gigafábricas de baterías, con una capacidad de producción total que pasará de 460 GWh en 2025 (suficiente para unos 8 millones de coches eléctricos de batería) a 730 GWh en 2030, lo que permitiría abastecer a todo el mercado de vehículos eléctricos previsto.

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