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El último viaje al fondo de la mina

El último viaje al fondo de la mina

El 4 de diciembre es Santa Bárbara, patrona de los mineros, que celebrarán esta festividad por última vez antes del cierre de la minería de interior

J. CARLOS LORENZANA 'ZANA'

León

Martes, 4 de diciembre 2018, 10:22

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Se acabó. La última cordada desde el fondo de la mina hacia la calle ya es pasado. Abajo ya sólo quedan el carbón abandonado y los manantiales de agua que lo anegarán todo. Los recuerdos los rescatamos, los hemos sacado para que no se pierdan. Para que más de 150 años de historias, de sueños cumplidos o rotos, de esperanzas y frustraciones, de alegrías y penas, de aciertos y errores y, sobre todo, de compañerismo y unidad, no quedasen en el olvido, ahogados bajo el agua, enterrados bajo el escombro.

Sonaron en el embarque del Pozo Emilio las últimas campanadas que marcaron la hora del adiós. Ya nada será igual. Era sabido, desde que en el año 2012 se perdió la contienda contra los intereses económicos de las eléctricas. No lucharon solas las eléctricas, estuvieron apoyadas por políticos, cercanos unos, lejanos otros, que buscaron su acomodo y su beneficio. Nadie podrá decir nunca que aquella última gran batalla de los mineros no se luchó titánicamente, (gracias Ciñera por tu ejemplo mundial de resistencia y solidaridad), hasta que, el tiempo ha de esclarecerlo, el PP y su gran maquinaria de comprar voluntades y vender engaños, hirió de muerte el Sector.

Ya de poco sirve buscar culpables. Pero es cierto y justo decir que los hay. Son el PP y el PSOE, los dos partidos con responsabilidades en los distintos Gobiernos de España que, con escasas diferencias, intercambiaban sus posiciones así estuviesen en el gobierno o en la oposición, siempre utilizando a los mineros, a las comarcas mineras, para golpearse entre ellos y ganar un puñado de votos. Quizás ya de poco sirve, pero que quede escrito. Nos mintieron, pero los mineros sabemos que lo hicieron. Y la historia que nos recuerde a nosotros, también les recordará a ellos, por lo que nos hicieron.

Pero no quiero que el protagonismo de este escrito, de este homenaje a los mineros, se lo lleven quienes nos traicionaron, quienes nos vendieron por un puesto en un Consejo de Administración, un asiento en el Congreso o en la Diputación. Porque no sería justo.

No sería justo para los mineros, para todos ellos, y para ellas, que también las hubo. Sería una infamia ponerles en el mismo nivel, así sea simbólicamente, que a los que se llevó la mina, o a sus familias.

Ha sido una historia bonita. Cargada de heroicidades, de derrabes, que casi es decir lo mismo. De hombres, mujeres, a veces niños, que arrancaron con su sacrificio muchos derechos que hoy disfrutamos todos y que se consideran básicos e irrenunciables. Ha sido una historia de Mineros con mayúscula, donde el nexo que todo lo amalgama es la unión, el respeto, la nobleza que transmite la frase, quizás sea esta la frase que todo lo resume, «abajo, no se abandona a nadie, nunca». Y lo hermoso, lo verdaderamente épico, es que fue así.

Cómo no recordar hoy, en esta última santa Bárbara con mina en nuestro valle, aquellas primeras oquedades sobre las laderas de los montes. Aquellos primeros agujeros ganados a la montaña, «Bernesga, Anita, Mediavilla, Imprevista, la Mata», verdaderas calicatas subterráneas que atestiguaron la grandeza de la capa, de Pastora. Cómo no traer a la memoria a aquellos hombres primeros, mineros inaugurales, calzados con madreñas, cubiertos con una boina, antes de la lámpara Davy, antes incluso de los canarios, cuando todo era ellos, con un carburo, con una pica de mano y un hacho, haciendo mina.

Cómo no recordar la Fábrica, el Túnel, el Lavadero, los Escogidos, las Cribas, las líneas de baldes. los Grupos San José, Orzonaga, Matallana, Bardaya, Competidora, Socavón, Santa Lucía, Ciñera, ahí está, irrepetiblemente hermoso, el Pozo Ibarra. Y sus herederos los pozos Eloy Rojo, Aurelio y Emilio, que, en su última dentellada, en aquel octubre de 2013, se cobró un tributo altísimo. Y cómo no recordar, también, el mes de mayo de 1952 cuando el grisú, el enemigo que más daño nos ha hecho, estalló llevándose la vida de nueve de los nuestros en el Socavón General. Y, todos, todos y cada uno de los días en los que dejamos, en forma de diezmo maldito, un poco de nuestra sangre, un poco de nuestra carne, un poco de nuestra vida en cada compañero muerto.

Ya no oiremos más las campanadas que marcan el destino de las jaulas. Ya no oiremos más que el tajo se hundió, o que iba duro como la piedra, ya no oiremos más «lamentos, acompasados ayes, a la boca del pozo», pero seguiremos oyendo, en nuestro corazón, que una vez fuimos mineros, y eso nos acompañará y nos llenará de orgullo para siempre.

Somos Mineros y hoy es nuestro día. Brindemos por todos, por los que se llevó la mina y por los que nos dio otra oportunidad.

Juan Carlos Lorenzana, más conocido como 'Zana', es un minero jubilado de la localidad de Ciñera de Gordón y exalcalde de La Pola de Gordón desde el año 2015 hasta el 2016.

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