De Zamora a León por amor: la enfermera que transforma la pediatría con su investigación
Noelia Purriños se trasladó a León por motivos personales y hoy su trabajo en cuidados paliativos pediátricos ha sido reconocido a nivel nacional por la Asociación Española de Enfermería Pediátrica
El amor no siempre nace como una vocación temprana. A veces, es el proceso el que despierta la pasión por una profesión. Este es el caso de Noelia Purriños, enfermera pediátrica natural de Zamora, que decidió mudarse a León por amor y que, hoy, celebra el reconocimiento a un trabajo que busca transformar el cuidado de los niños con enfermedades crónicas complejas.
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Purriños presentó su proyecto en el IX Congreso Internacional de la Asociación Española de Enfermería Pediátrica, donde fue premiado por su relevancia y rigor científico. La investigación, iniciada durante su residencia en Barcelona, se centra en el análisis de cómo las enfermeras valoran las necesidades de los pacientes pediátricos con patologías crónicas complejas, especialmente en el ámbito de los cuidados paliativos.
«El proyecto propone un modelo de atención que incluye la valoración individual del paciente, una evaluación integral de la familia y su entorno, un plan terapéutico personalizado y una evaluación continua mediante escalas validadas», explica Noelia. Este enfoque es especialmente innovador en un campo donde todavía no existe un protocolo marco que guíe la práctica enfermera.
Implementación del modelo en el Hospital de Léón
Desde mayo del año pasado, Noelia trabaja en la planta de pediatría del Hospital de León, donde ha impulsado la implementación de este modelo. «La idea de llevarlo a cabo aquí surgió después, cuando la supervisora y el equipo conocieron el trabajo. Ahora intentamos trasladar las ideas más avanzadas a nuestra ciudad, con el objetivo de mejorar la atención y proponer cambios significativos», comenta.
Para Purriños, el reconocimiento no solo valida el esfuerzo invertido, sino que también impulsa a seguir adelante. «Es un estímulo para continuar mejorando y aplicando lo aprendido. A veces, las limitaciones de tiempo y recursos dificultan avanzar, pero ver el impacto en los niños y sus familias hace que todo merezca la pena», asegura.
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Su camino hasta aquí no fue lineal. «Nunca lo tuve claro desde el principio. Fui avanzando paso a paso y, durante la carrera, descubrí que esto era lo que quería. Son años de sacrificio, pero si te gusta, merece la pena. Nuestros niños se merecen la mejor atención, y nosotros somos quienes debemos dársela», afirma.
Ahora, su objetivo es consolidar su plaza en León, donde trabaja como interina. «Ojalá se convoquen plazas de especialista en pediatría pronto. Me encantaría quedarme aquí.» Y aunque el galardón llegó de forma inesperada, su significado es profundo: «No esperábamos este resultado. La investigación en pediatría tiene muchas dificultades, desde los permisos éticos hasta el tamaño de las muestras, pero logramos resultados sólidos. Este premio demuestra que el esfuerzo ha valido la pena»
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