El sabor ahora viaja en tupper
El Restaurante Pagus es uno de los establecimientos de la capital que han reconvertido el negocio de la hostelería en la Fase Cero: ahora solo sirven comida previo pedido y con recogida a las puertas del local
Antón atiende la llamada. Un gran cartelón en el escaparate indica que lo de disfrutar de las pastas y carnes del Pagus, ahora, mejor en casa. El salón del restaurante está vacío, con mesas, manteles de cuadros, cubiertos y platos dispuestos para un servicio que no tendrá lugar, al menos en su interior.
«La idea es que aquí no entre nadie», comenta en tono cordial Antón, el gerente de este restaurante italiano ubicado en la calle Villa Benavente de la capital. Choca la afirmación si no fuera porque la pandemia cerró el establecimiento cuando comenzó el estado de alarma. «Decidimos abrir y hacer alguna cosa, a ver si se anima la gente», asegura con esa esperanza que no abandona a pesar del panorama.
Tocaba innovar. «Nos choca verlo así, pero es lo que nos tocó», asegura mientras controla que la cocina no afloje el ritmo. No han dejado de lado su especialidad, la pasta y la carne, pero han dado una vuelta a su carta en el inicio de la Fase Cero.
«Hay muchas dificultades para encontrar productos, porque nuestra mercancía llegaba al día y hay algunas cosas que no podemos conseguir, por lo que tocaba modificar la carta», explica.
Medidas en la Fase Cero
Los establecimientos de hostelería y restauración solo podrán permanecer abiertos al público durante el horario de recogida de pedidos y podrán establecer un sistema de reparto a domicilio preferente para los colectivos más vulnerables a la infección por Covid-19, como personas mayores de 65 años.
Para realizar el servicio de recogida, el cliente podrá llamar por teléfono o contactar con el restaurante de forma 'online' y este fijará un horario de recogida del mismo «evitando aglomeraciones en las inmediaciones del establecimiento». Además, la orden precisa que «solo podrán permanecer abiertos al público durante el horario de recogida de pedidos».
Los locales deberán contar con un espacio habilitado y señalizado para la recogida de los pedidos y el pago. El restaurante deberá garantizar la separación física de dos metros o, cuando no sea posible, contar con la instalación de mostradores o mamparas para la protección de trabajadores y clientes.
Contando con las medidas de higiene necesarias, el Pagus ahora se vuelca exclusivamente en pedidos realizados previamente. Una nueva normalidad extraña en la que, después de acordar lo que se desea y el momento de la recogida, una de las trabajadoras entrega a la puerta del restaurante las bolsas con los 'tuppers'.
«Lo de estar en casa está sobrevalorado, los primeros días estaba bien, pero tanto tiempo se hacía cuesta arriba», asegura Antón, que ya tenía ganas de volver a la acción. «Me considero un privilegiado por poder salir a trabajar», confiesa.
Antón y su gente (nueve personas de las que ahora trabajan tres) vuelven a servir pastas y carnes a grupos de amigos, familiares, parejas y personas que viven solas. El ambiente italiano del local ahora viaja en los tuppers, confiando en poder volver a la actividad normal pronto. Ingenio en tiempos de cuarentena.
