Imagen de archivo del cierre de un negocio. L. G.

El pequeño comercio en León lucha por sobrevivir ante el aumento de cuotas: «Es una extinción silenciosa»

La asociación de Autónomos Unidos para Actuar manifiesta su malestar ante la propuesta del Gobierno y reconoce que «no somos el saco roto del Estado»

Jueves, 16 de octubre 2025, 08:00

La pretensión del Gobierno de desplegar una nueva tabla de cuotas para los autónomos a partir del próximo 2026 ha sentado como un jarro de agua fría entre los trabajadores por cuenta propia de los diferentes puntos del país.

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A expensas de que la propuesta salga adelante, pues previamente tendrá que discutirse entre la Seguridad Social y los representantes de los autónomos y posteriormente se trasladará al Congreso, la asociación de Autónomos Unidos para Actuar (Aupa) ha denunciado a leonoticias este nuevo varapalo económico.

La subida, de entre 11 y 206 euros al mes en función de los nuevos tramos de bases mínimas de cotización, supone, para la asociación, una «regresividad disfrazada de progresividad». «Quien gana menos de 670 euros al mes, por debajo del umbral de pobreza, pagará 217 euros de cuota, el 32% de sus ingresos. Mientras, quien gana más de 6.000 euros pagará 796 euros, solo el 13%. ¿Dónde está la justicia? El pequeño autónomo paga más del doble en proporción que el grande», explican.

Camino hacia la extinción

Esto afecta directamente «al pequeño comercio, un pilar de la Agenda 2030 que está en peligro» y, ante esto, desde Aupa confiesan que la peor parte se la lleva «el autónomo de a pie de calle, ese que levanta todos los días la persiana para dar servicio a sus vecinos, dar luz y vida a las calles de nuestras ciudades, dinamizar la economía circular». «Cada autónomo que cierra es perder una pieza de ese puzzle, y cuando cae uno el resto iremos detrás y nos encontraremos con una ciudad fantasma… ¿Esto es lo que quieren nuestros gobernantes?»

Con esta nueva variación en las cuotas, la asociación se muestra contundente al afirmar que «nos enfrentamos a una extinción silenciosa: panaderías, librerías, carnicerías, pescaderías, peluquerías, zapateros, relojeros, ultramarinos, talleres… No son solo negocios, son espacios de cohesión social, diversidad cultural y sostenibilidad ambiental».

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No se trata de una queja reciente, más allá de su acentuación por la propuesta de la subida de cuotas, sino que, desde la organización, admiten también que «cada vez que se anuncia una 'mejora social', la pagamos nosotros. Y queremos dejar muy claro que no estamos en contra del trabajador por cuenta ajena, al contrario, queremos todas las mejoras posibles porque si el trabajador está contento siempre realizará mejor su trabajo, pero no a costa del autónomo, es el gobierno tiene que hacerse cargo de esas mejoras».

Las exigencias de la asociación

Apelan a ejemplos concretos como la subida del Salario Mínimo Interprofesional, cuyo coste «lo asume al 100% el autónomo», la reducción de jornada a 37,5 horas y la ampliación de los días de fallecimiento que, en el caso de los trabajadores por cuenta propia, «nadie cubre esos días sin ingresos porque el autónomo no tiene derecho a una baja remunerada».

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Frente a esta nueva pretensión, desde Aupa exigen «cuota cero o simbólica para quienes ganan por debajo del SMI, porque no se puede exigir protección social a quien no puede pagarla», además de «libertad para elegir la base de cotización, como antes, sin imposiciones futuristas».

Sentido común en la legislación

Por otro lado, solicitan una legislación «con sentido común que distinga entre microempresas, autónomos sin empleados, profesionales liberales, pymes unipersonales… porque no somos un bloque homogéneo». Y, sobre todo, piden «que el Estado asuma su parte, si se aprueban mejoras laborales, que haya financiación pública. No todo puede recaer sobre el autónomo».

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Como conclusión, desde Aupa reivindican que «los autónomos generamos empleo, dinamizamos barrios, abrimos comercios y mantenemos servicios en zonas rurales». «Somos el tejido vivo de la economía de proximidad. Y si mañana desapareciéramos, el Estado de bienestar se desmoronaría. No pedimos privilegios. Pedimos igualdad real, proporcionalidad y respeto», concluyen.

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