La Patrulla Águila tiñe de rojigualda el cielo leonés

Su objetivo es representar a España, al Ejército del Aire y ser ejemplo de disciplina en vuelo. Su resultado es un espectáculo conmovedor, sensacional y exaltante del orgullo patrio.

Llegaron tiñendo de rojigualda el azul cielo leonés y se fueron entre el clamor de las decenas de miles de personas que aguantaron estoicas cuatro horas bajo un solo de justicia.

La Patrulla Águila no falló a su cita y felicitó, a su manera, con piruetas y cabriolas inverosímiles a la Academia Básica del Aire.

Accedieron en formación de cuña, soltando humo con los colores de la enseña nacional. Su líder, Rubén Pérez, de ascendencia virginiana, se quiso crecer en casa y sus compañeros le siguieron.

Sobrecogieron el corazón con el ‘sacacorchos’ una prueba en la que dos de las siete aeronaves giran alrededor de las otras cinco.

Impactaron con los cruces. Entre cuatro, entre dos y en viraje solo.

Y emocionaron con el ‘corazón’ que quisieron regalarle a León por el veinticinco aniversario de su academia aérea.

Paco Marín se sacó de la chistera su pirueta maestra, esa que sólo él logra hacer en todo el mundo. Se trata de un 'looping' invertido que levantó los vítores del público.

El grupo ‘rombo’ se despedía con la ‘rotura estelar’, para dirigirse cada piloto hacia el desenlace de la exhibición.

Falló uno de los colorantes de humo, pero eso fue lo menos importante. La bandera de España surcó el cielo leonés para exaltar los colores rojo y gualda, símbolo de la unidad del país.

La rotura final dio paso al aterrizaje en formación cerrada de los siete aviones, una acción compleja y que sólo la Patrulla Águila realiza en este tipo de eventos.

Fue algo más de media hora lo que duró la exhibición acrobática que ponía el broche de oro a una jornada inolvidable en la Base Aérea de La Virgen del Camino.