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Imagen de archivo de una persona en silla de ruedas.
Una lucha contra la esclerosis múltiple y las barreras físicas: «no somos ciudadanos de segunda»

Una lucha contra la esclerosis múltiple y las barreras físicas: «no somos ciudadanos de segunda»

Una joven leonesa en silla de ruedas por la enfermedad que padece se enfrenta a la falta de medios para poder acceder a la cultura como una persona sin discapacidad

I. Santos

León

Domingo, 17 de octubre 2021, 14:16

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Hace 16 años le diagnosticaron esclerosis múltiple y la enfermedad no consiguió frenar sus ganas de vivir. Ahora se enfrenta a las barreras de la sociedad desde una silla de ruedas.

María, que no quiere dar su nombre real, cuenta una historia que es común a muchos leoneses. Los problemas de aquellas personas con discapacidad que tienen que desplazarse en silla de ruedas a veces son ajenos a las administraciones.

«Si voy sola ¿me cogen en brazos los trabajadores?»,

El último reflejo de este problema lo vivió en el Auditorio Ciudad de León. Un domingo de espectáculos en el que, con dos entradas compradas, se disponía a disfrutar de la función con su pareja. «Desde hace un tiempo tengo que desplazarme en silla de ruedas, antes con las muletas podía defenderme», relata la joven de 35 años a leonoticias.

Pero cual fue su sorpresa que al querer acceder a la sala «no nos dejaron entrar». No culpa a los trabajadores, de quienes asegura «fueron encantadores y sólo cumplen órdenes». Pero explica la impotencia al verse en la puerta del auditorio con su pareja y sus dos entradas y sin poder acceder con la silla.

La impotencia de no poder andar

«Hay cuatro sitios para sillas de ruedas, pero están en el pasillo», explica la joven. María se pregunta «¿somos ciudadanos de segunda? ¿no tengo derecho a ver una obra en otro lugar?». La esclerosis múltiple ha afectado a su sistema motor y poco a poco va perdiendo movilidad, «con la ayuda de mi pareja pude bajar las escaleras hasta mi sitio, pero si voy sola ¿me cogen en brazos los trabajadores?», insiste.

Y esa parece ser la realidad, ya que los propios empleados del Auditorio sin saber cómo actuar le explicaron que eso fue lo que hicieron días previos con otra persona que no podía acceder a la sala. Una realidad que, a veces, queda ajena al resto de la sociedad y que cuando la situación se ve desde una silla de rueda se siente que no sólo se ha perdido movilidad, sino también independencia.

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