Gritos contra el racismo y palabras de bienvenida a los refugiados en Botines

«Enaltecer la fortaleza y el coraje de quienes han abandonado su hogar para escapar de conflictos». Ese es el principal objetivo de celebrar el Día Mundial del Refugiado, fomentando así la «comprensión y empatía» hacia estas personas, considerando sus difíciles circunstancias y «reconociendo su capacidad de resiliencia» para volver a construir sus vidas lejos de sus orígenes.

Este jueves 20 de junio alrededor de medio millar de personas se han reunido en la Plaza de Botines de León en apoyo a las personas refugiadas, con carteles como «Los inmigrantes son nuestro futuro» o «Salvar vidas no es delito» en repulsa a los actos «racistas» que han tenido lugar estos últimos días en la provincia.

La Plataforma de Apoyo a las Personas Refugiadas y Migrantes de León ha convocado esta concentración, recordando que la acogida «es un deber» y que «la multiculturalidad» es una «riqueza inmaterial muy valiosa». Desde UGT León también han mostrado su solidaridad con los migrantes y con todas las personas «que trabajan para facilitar una segunda oportunidad» a quienes han tenido que abandonar sus hogares «por comportamientos violentos» o por «falta de recursos vitales».

El medio millar de asistentes a la concentración ha aprovechado para dar la bienvenida a los «nuevos grupos que están llegando a León», refiriéndose a los casi 200 migrantes que llegarán próximamente a Villaquilambre y, desde la Plataforma, esperan que puedan «empezar a sanar sus heridas» y mirar «cuanto antes» al futuro, construyendo «un proyecto de vida «digna y feliz».

Entre las reivindicaciones de la Plataforma en León, se encuentra la derogación de la Ley de Extranjería y el cierre de los Centros de Internamiento de Extranjeros, así como el rechazo al reciente Pacto de Migraciones europeo, que lesiona, afirman, los Derechos Humanos. De forma global, rechazan las guerras, piden «que se respeten los Derechos Humanos en las fronteras» y que los migrantes de España «sean legalizados», respaldándose en que «ningún ser humano es ilegal», solicitando vías seguras para la llegada de migrantes.

Atendiendo a los datos de la ONG Caminando Fronteras, en lo que va de año 2024 ya son «5.054 las víctimas en la ruta del Mediterráneo», lo que supone una «dolorosa cifra» de 33 personas al día. Solo hasta el mes de mayo de 2024, ha habido 47 embarcaciones desaparecidas, pertenecientes a 17 países. Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados declaró que detrás de «estas crudas cifras» se esconden «innumerables tragedias humanas» e instó a la comunidad internacional a actuar «con urgencia» para abordar las causas de estos desplazamientos forzados.

En el caso de León las declaraciones universales suscritas por España, como la de Derechos Humanos, Derechos de la Infancia o la de los Refugiados, son gestionadas por organizaciones como Cruz Roja, Accem o San Juan de Dios, y pretenden «proteger a todas las personas por el hecho de serlo», sin hacer distinciones relativas al origen, creencias o color de piel. Remarcan que existe el «derecho de asilo», así como «el deber de acogida» y «la empatía con el dolor y la esperanza».

Según Acnur, cada minuto hay 24 personas que son «obligadas a desplazarse por la fuerza», una cifra que se sitúa en 120 millones y que «no para de crecer cada año», ya que los conflictos en todo en mundo aumentan. Actualmente, el grueso de estas personas proceden de países en guerra como Sudán, La República Democrática del Congo, Myanmar, Gaza y Siria.

En España, Acnur califica de «ejemplar» la acogida a las 195.000 personas desplazadas de Ucrania y aseguran que «debería ser así siempre». Remarcan que un 80 % de las solicitudes de protección internacional recibidas en España proceden de países de América Latina y que a finales del año 2023 había «en torno a 200.000 personas pendientes de resolución» en nuestro país.

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