Alberto López-Simón y Cayetano se coronan en la corrida de toros de San Juan y San Pedro, con un polémico Francisco Rivera

Colofón de nivel el preparado para cerrar la feria taurina leonesa con motivo de las Fiestas de San Juan y San Pedro. Francisco Rivera, Cayetano y Alberto López Simón ponían el broche final a los festejos poniéndose delante de los Jandilla en el coso capitalino.

Tres orejas obtuvo Rivera, dos López Simón y una un Francisco Rivera de contrastes.

Encargado fue pues de comenzar López Simón, que logó lucirse en las verónicas para gusto del respetable, como también lo hizo en tafalleras. De más a menos fue su faena, que culminó de estocada tras fallar.

La tendencia en el gusto por la verónica continuó en el albero con Francisco Rivera, que puso más intención que maneras. No obstante, siendo pomposo en la lidia, el público leonés supo reconocérselo, aunque a la hora de matar tocó el descabello.

Vendría el susto con Cayetano. El tercero de la tarde sería recordado al provocar la voltereta del diestro, empezando rodilla en tierra la faena. Lejos de achantarse, echó el resto para hacerse fuerte y culminar, siendo reconocido por el respetable y llevándose dos orejas de añadidura.

Si bravo era el de Cayetano, descafeinado fue el cuarto de López Simón. Tiró por tierra el astado los esfuerzos del maestro escatimando en movimientos, teniendo que descabellar y llevándose la oreja.

Pachorrrón también fue el siguiente de Francisco Rivera. Metió muleta en embestidas extrañas. No encaraba el animal aunque aguantó estoico la hora final y llegó la polémica, con la petición del diestro de segunda oreja y la posterior negativa del presidente, a lo que Francisco Rivera pidió razones. No las encontró y al público el gesto le supo agrio.

Acababa los festejos Cayetano con un toro flojo de los Jandilla. Lo buscó el diestro sin éxito, no escatimó en la intentona y logró una faena arreglada coronándose en la estocada, hecho que le hizo merecedor de oreja. El presidente marcó la negativa a la segunda y el respetable leonés se hizo entender con los pitos.

Diversidad de opiniones en la salida de unos festejos que algunos consideraron deslucidos, en una fiesta que no logra llenar ni siquiera a la mitad el coso leonés.