Leticia Fernández – Nominada a mejor pediatra de Doctoralia
«Hay que entender el llanto como un mensaje de algo que incomoda al bebé»Esta leonesa es una de las 15 facultativas de la categoría que opta al reconocimiento nacional y dio el paso a la sanidad privada al sentir que «no llegaba a los pacientes como me gustaría»
Es pediatra desde 2011, año en el que terminó su especialidad en el Hospital de León tras cursar estudios de Medicina en Valladolid. Hasta 2022 sirvió en el sistema público de salud, pasando por diferentes centros de la provincia, y en los últimos años ha montado su propia consulta cumpliendo así «uno de los objetivos» que se había marcado.
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Leticia Fernández es una de los 15 facultativos nominados al reconocimiento de mejor pediatra de la aplicación Doctoralia en España, una candidatura que le ha llegado en base a los comentarios y opiniones de los pacientes que pasan por su consulta.
Tenía claro que quería dedicarse a la Atención Primaria y, en especial, al seguimiento «más cercano» de las familias y los niños. Sin embargo, esta decisión no llegó hasta las últimas asignaturas de la carrera, cuando se topó con los docentes adecuados para que insuflaran en ella la especialidad de su vida. «Luego llegaron las prácticas y le trato con niños me entusiasmó. Lo tuve claro». Más tarde se especializó en consultora de lactancia materna.
Sus primeros pasos en el mundo laboral los dio en el centro de salud de Eras de Renueva. También le marcó el paso por Astorga, de donde guarda «mucho cariño a los pacientes y los compañeros». Y en periodos cortos también estuvo en Armunia, José Aguado y Palomera.
«Para mí es importante poder dar una explicación de qué ocurre en cada momento»
Leticia Fernández
Pediatra
El salto a la sanidad privada lo dio por razones personales y profesionales. Cuando trabajó en el sistema público, la organización de la consulta no dependía de forma exclusiva de ella: «Sentía que no llegaba a los pacientes como a mí me gustaría». Y entiende que entre 2011 y 2022 ha visto «un deterioro» del que, opina, irradia una falta de médicos que no están dispuestos a asumir las condiciones que se les ofrece.
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Por ello dio un paso para sentirse «más satisfecha del trabajo», algo que se refleja en la satisfacción del propio paciente. «Ellos se sienten más seguros, más cómodos, con más confianza de expresar lo que necesitan y sus dudas». Aquí encuentran un espacio donde «se respetan sus tiempos», especialmente con el bebé.
Aquí pasa consulta a diario, en horario de cuatro mañanas y la tarde de los martes, aunque espera incorporar citas los sábados. Hay una parte de consulta presencial, otra online y una parte de estudio personal de cada paciente.
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Reconoce que la sala «es atípica», donde ha intentado eliminar barreras como la mesa. «Quiero un trato cercano, de tú a tú, todos en círculo». Y también ha incorporado un espacio de juguetes que le da información sobre el paciente. «Ha habido veces que hemos transformado el puzzle en una camilla en el suelo y ahí se han dejado explorar jugando».
¿Qué supone ser pediatra?
Para Leticia, ser pediatra supone «entender el comportamiento de la infancia» desde un punto de vista diferente al de un adulto pequeño, con las pecualiaridades de cada etapa. «Poder dar una explicación de qué ocurre en cada momento para mí es importante». Siempre desde la calma, objeta, desde la observación al bebé y entender el llanto «como un mensaje de algo que puede incomodarle». Para ello aplica la técnica del check-in: «¿será hambre?, ¿será sueño?, ¿será el pañal?, será un estímulo?, ¿será frío o calor?...». Pero ante todo manteniendo la calma porque «hay niños que lloran y apagando la luz se calman», aunque no siempre sea la solución.
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«Hay que entender el llanto como un mensaje de algo que incomoda al bebé. Hay niños que lloran y el apagar la luz les calma»
Leticia Fernández
Pediatra
La candidata a mejor pediatra en Doctoralia entiende su figura como «de acompañamiento» para resolver las dudas que surjan en cada momento. «La responsabilidad y el trabajo duro está en la familia, aquí damos pautas», explica. Su papel es «poner un poco de orden y que la familia lo entienda. Y el bebé también».
Como casos más especiales vividos recientemente recuerda el de una bebé de seis meses que les involucró en una sesión de risoterapia a la que acabaron asistiendo familiares y la propia pediatra. También el de una niña de año y medio, con una mala experiencia previa en consultas médicas, y donde los padres hicieron un trabajo previo de información hasta el punto de que la pequeña le iba dictando los pasos a Leticia. «Lo más gratificante es que un niño no se quiera ir de la consulta o que entre llorando y salga dormido».
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Aunque no se ve «con muchas opciones», avanza que alcanzar el reconocimiento sería «satisfactorio» y pondría en valor la decisión que tomó de pasar a la sanidad privada, tanto por los pacientes como por ella misma.
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