Calles del barrio del Ejido de León. Sandra Santos

Una vuelta al barrio

El Ejido, un barrio que busca jóvenes y que tiene «de todo» para vivir

La limpieza y «algún gamberrete» son las principales denuncias de unos vecinos que «son de toda la vida» y que tienen un enorme sentimiento de pertenencia

Domingo, 13 de julio 2025

Cuando alguien vive en El Ejido, el día a día se convierte en un correcalles de saludos, paradas para conversar y encuentros a la sombra de un bar de toda la vida. Casi todos se conocen en este barrio «de verdad», como les gusta decir, donde los vecinos suman años y experiencias de décadas recorriendo los mismos negocios.

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En la esquina de la iglesia, la popular de Jesús Divino Obrero que da nombre a tantas cosas aquí, nos citamos con Jonathan Díez, presidente de la asociación vecinal, y que es el encargado, por delegación, de presentar un barrio conocido por sus fiestas del Primero de Mayo, por su hermandad y por estar al frente de una de las agrupaciones vecinales más antiguas de León.

«Este es uno de los barrios más antiguos de la ciudad. Estamos intentando subirlo poco a poco, porque la gente ya es muy mayor, aunque van llegando jóvenes y se abren nuevos comercios», explica. Y si por algo destaca El Ejido es por su vida social, sus negocios tradicionales y tener «de todo para vivir».

Le pedimos a Jony -así le conocen todos- que nos lleve a conocer algunas de las paradas obligadas y más singulares del barrio.

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Jony, presidente de la asociación vecinal del barrio.

Recorriendo El Ejido

Y solo tenemos que cruzar el paso de peatones para encontrar el bar Halcón, que regenta Manuel Pérez, y que es punto de quedada cuando hay algún evento público. «Cuando mejor funcionamos es a la hora de los vinos, cuando son fiestas, en Semana Santa y en las misas», explica. Y si por algo se les conoce es por su tapa de oreja, aunque también tienen callos, picadillo, patatas o torreznos. Llevan 11 años en esta esquina y su clientela es «bastante mayor», como la media de edad del barrio, y ahora en verano se nota un bajón porque muchos se van a los pueblos.

Manuel, hostelero.

Entre las quejas que señala está la limpieza de las calles porque «solo se acuerdan cuando hay eventos», teoría que corrobora un parroquiano: «A las 11, cuando van a cerrar, tienen que barrer la calle». También anima a la juventud a venir a El Ejido, que faciliten a las nuevas generaciones a invertir en la zona y que el barrio baje su edad. También se habla de los problemas de aparcamiento.

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Cerca de la jubilación ya se encuentra Manoli Rodríguez, toda una emprendedora a la que conoce casi todo el barrio. Primero tuvo una academia de inglés y más tarde se ha montado «una prejubilación» en su tienda de ropa Bouquet. «Soy de aquí de toda la vida. Me dediqué a la enseñanza, pero ahora aquí estoy tranquila; no tengo que corregir ni estudiar, solo buscar modelos». Reconoce que la zona está «de capa caída», aunque dentro de lo que son los barrios de León no se pueden quejar. «Tenemos de todo: farmacias, supermercado, zapatería... Ni tan mal».

Manoli en su tienda de ropa.

Ella ha cambiado el estilo de este negocio, antes más dedicado a una clientela más mayor. Y confiesa que «algún gamberrete» ha tenido por allí, aunque en general está a gusto. «Yo soy de tomar mucho café y aquí tengo mucha variedad. Aquí estamos bien surtidos».

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Solo tenemos que cruzar la calle para encontrar uno de esos negocios que huele a toda la vida. Lleva abierto 60 años, de los más viejos del barrio, y aquí se han calzado todos los vecinos.

Carlos, el zapatero del Ejido.

Carlos del Valle es el zapatero de 'Camilo' en la actualidad y reconoce con orgullo que ha tenido clientes «incluso de San Francisco -Estados Unidos-, algún misionero, un bombero de París y gente de Londres». El barrio lo ve «un poco parado», algo a lo que no ayuda la economía y que el ambiente se haya quedado «algo viejo».

La profesora de baile Mamen.

Y si hay un negocio que sobrevive al envejecimiento del barrio ese es el de Mamen Díez. Su academia de baile Arpegio lleva 25 años recibiendo clientes «de todas las edades», desde los 2 hasta los 80 años. Las últimas tendencias son el country, el swing y las danzas africanas. Ella se planteó dejar el barrio hace unos años, buscando «más ambiente porque la calle se quedaba muerta». Sin embargo, le pudo más «la pena» de irse de una zona en la que está «a gusto» y a la que acude gente de todo León. «A veces pienso que esto es como la película de Fama: aquí hay actividad, salen y entra unos y otros, y es un centro multidisciplinar de diferentes edades».

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