Crimen de Cembranos

Los forenses certifican 66 lesiones causadas por «puñetazos, patadas y agarrones»

Los médicos forenses que practicaron la autopsia de la víctima del crimen de Cembranos han puesto luz en algunas de las preguntas que se plantean sobre el caso, aunque no sobre todas. Los dos facultativos han establecido unas consideraciones médico-forenses tras el estudio del cuerpo. En este sentido, han explicado que «se produjo una importante agresión física mediante puñetazos, patadas y agarrones» sobre tres zonas del cuerpo de la víctima.

Una de estas zonas son los antebrazos y las antepiernas de la joven lo que «nos da a entender que hubo una defensa por parte de la víctima» ya que la mayoría de las lesiones son «defensivas y no ofensivas».

Durante la agresión, «la víctima presentaba un estado de vulnerabilidad considerable», según han explicado los médicos forenses que han declarado en la Audiencia Provincial de León este jueves 16 de enero sobre los hechos sucedidos el pasado 17 de marzo de 2021 en una vivienda en Cembranos. En este sentido, han explicado que «desde el punto de vista toxicológico, la víctima presentaba un estado de embriaguez por el consumo de alcohol» y de ahí su estado de vulnerabilidad.

Además, la joven sufrió un fuerte traumatismo craneal a causa de uno de los golpes «que la dejó en un grado de inconsciencia» que los forenses no son capaces de determinar, pero que también influyó en la «vulnerabilidad» de la víctima a la hora de seguir defendiéndose de las agresiones.

Ambos médicos han concluido que la «la muerte se produce por sofocación o asfixia mecánica, por la disparidad de fuerzas entre el agresor o agresores y la víctima». Tras el fallecimiento de la víctima hay lesiones en la espalda del cuerpo que se deben a la «manipulación y arrastre del cadáver». Los forenses determinaron que «la muerte se produjo en torno a las 20:00 de la tarde del 17 de marzo».

Los dos médicos forenses han preparado una presentación con imágenes del lugar del crimen, así como de la autopsia de la joven, mediante las que han explicado paso por paso a los miembros del jurado popular las acciones que llevaron a cabo, las pruebas encontradas y su causa. «Para no perder pruebas e indicios» el cuerpo se trasladó tal cual apareció, envuelto en la colcha y con las cintas que lo sujetaban. Los dos profesionales remarcan que se retiraron con el máximo cuidado y precaución para no contaminarlas y que pudieran ser analizadas.

El cadáver aparece «cubierto con un cubrecamas el cuerpo y con otro la zona de la cabeza que esta zona estaba también cubierta con cinta marrón». Son dos colchas, una de ellas completamente impregnada en sangre una situación que se da «porque hay una hemorragia activa», lo que quiere decir, según las explicaciones de los forenses, que «la víctima estaba viva en el momento que le colocan eso».

También analizan «la posición de la mano izquierda que es antiatómica, es decir, no es natural». Para ambos profesionales, esto da a entender que «la víctima vivía mientras se le ataba y después ya que hizo movimientos para liberarse» de los embalajes de las manos con la cinta.

Los forenses contabilizan un total de 66 lesiones en tres puntos principales. El primero de ellos es la espalda, donde hay «lesiones de agresión en las zonas prominentes de la anatomía». Esto quiere decir que «hubo un arrastre boca arriba de la víctima». Además, remarcan y apoyan con imágenes que «el sujetador se encuentra torsionado sobre su eje, lo que confirma el movimiento de traslado» por el suelo.

Otra de las áreas de las lesiones son los antebrazos y las antepiernas. «Hubo lucha con componente defensivo más que ofensivo», explican los médicos. Y el tercer área de las lesiones es la cabeza y el cuello.

El cuerpo presenta una «fractura por hundimiento del tabique nasal que provocó que la víctima no pudiera respirar por la nariz». Una lesión que se hizo «con fuerza y presión» y que se debe al golpe de «un puñetazo, aunque la rotura del tabique se puede deber a una patada». Otra de las lesiones características es una herida contusa con una «clara figuración» detrás de la oreja. Tras la inspección del lugar los forenses determinaron que «se hizo con una pieza de seguridad de la escalera que estaba en el corredor donde apareció el cadáver». Ambos profesionales mantienen que «en ese punto podemos demostrar que hubo una agresión» en ese lugar y que la lesión cuenta con «dos improntas» lo que significa que hubo dos impactos en un breve periodo de tiempo. En este punto de la agresión, la víctima se encontraba «tumbada y ladeada hacia la escalera».

Una de las lesiones más importantes, a la hora de determinar la causa de la muerte, son las que aparecen en la autopsia «a nivel de la boca, en los labios hay varias heridas de características contusas». Una zona que además «está tumefacta, es decir, muy inflamada». La explicación de los forenses a la forma de realización de estas lesiones es que «hubo un mecanismo de bastante presión en la zona de la boca que dejó una marca en el interior de los labios superior e inferior».

La presión que se hizo «sirvió para cortar la respiración» de la joven, ya que la fractura de la nariz impedía que respirase con normalidad por lo que, en esos momento de la agresión, la víctima respiraba por la boca. En este punto, los médicos no saben precisas la parte del cuerpo que se usó para bloquear la entrada de aire por la boca, aunque aseguran que «por la forma de la mano es más fácil hacerlo con esta parte, pero también pudo ser con un pie».

El análisis del cerebro y de la sangre identifica la muerte por un cuadro con síntomas de asfixia. Hay un «hematoma en el cerebro de escasa cuantía, hubo un traumatismo que provocó una hemorragia y una conmoción cerebral, no podemos saber la intensidad de la disminución de la conciencia, pero si sabemos que esto no causó la muerte».

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