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El acusado llega a la Audiencia Provincial de León. Campillo
Ángel, acusado de matar a su casera: «Esto nunca me había pasado, para mí es nuevo»
Crimen de Obispo Almarcha

Ángel, acusado de matar a su casera: «Esto nunca me había pasado, para mí es nuevo»

El acusado del crimen de Obispo Almarcha hace uso de la última palabra y asegura que lleva «todo este tiempo mal» | Las acusaciones piden entre 30 y 34 años de prisión por asesinato y la defensa una pena de cárcel por homicidio

I. Santos

León

Jueves, 11 de abril 2024, 14:15

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«Llevo todo este tiempo mal, me arrepiento de todo lo que he cometido». Nadie lo esperaba después de haber declinado la opción de declarar en la primera jornada, Ángel M., acusado de asesinar de 52 puñaladas a Conchi en la calle Obispo Almarcha de la capital leonesa en marzo de 2020, ha hecho uso de su última palabra.

«He dejado a mis hijos solos, a mi hermana la he perdido. Esto nunca me había pasado. Esto para mí es nuevo», ha asegurado el acusado de asesinato ante el jurado popular. En una de las conclusiones finales, una abogada llamó la atención sobre que no había pedido perdón a la familia. Ángel la ha mirado y muy nervioso le ha dicho: «Cómo dices tú que no me arrepiento. Yo lo que he hecho lo asumo. Yo pegué las primeras puñaladas, pero no me acuerdo de las demás. Os pido mil disculpas, al jurado y a los letrados».

Un ataque de nervios

«La gente, por suerte, no asesina por un ataque de nervios. Tiene que responder por ese crimen, ni siquiera los animales matan sin motivo» y «Don Ángel perdió los nervios y se produjo lo que hoy juzgamos» son las dos frases que han centrado las conclusiones finales del crimen de Obispo Almarcha. La defensa de Ángel, acusado de asesinar a una mujer en su domicilio el 24 de marzo de 2020, ha insistido en que su defendido «no se puede ser una cosa y la contraria. Aquí ponen a Ángel como un genio criminal o como un tonto, un estúpido. Y lo mismo es que no es ni un genio criminal ni un tonto».

La letrada explicó al jurado popular, que este viernes tendrán en su poder el objeto del veredicto, que «Ángel reconoce que entró en la casa y es el auto de las dos primeras puñaladas, no ha negado nada ante este tribunal». La letrada insiste en que el acusado «perdió los nervios» y este es principalmente el motivo del crimen, además asegura que «son 52, pero podían haber sido 152 en el estado en el que estaba».

Las acusaciones han estado de acuerdo en el asesinato y han recordado al jurado que «ni ustedes ni yo sabemos en qué momento muere alguien. Ángel no sabía si Conchi había muerto en la 20, la 30 o la 50. Él siguió hasta que se agoto». Llamas en su exposición ha pedido al jurado popular que hagan un 'ejercicio' con el brazo simulando una puñalada y que sigan así hasta las 52: «Cuando acaben estarán agotados. Eso no lo hace alguien normal. Eso lo hace un animal».

«Recordarán que yo en mi primera intervención hablé de salvajismo, crudeza y frialdad. Hoy son ustedes los que tienen todas las pruebas para determinar qué le habría ocurrido a Conchi, quién lo habría hecho y cómo se desarrollarían los hechos», con estas palabras comenzaba la intervención Mar Vega, letrada de JM Pascual, hijo mayor de la víctima. La letrada quiso pedir perdón al jurado popular «por su atención y pedir perdón por las imágenes tan duras» y añadió que «eso fue lo que ocurrió y lo que su hijo vio cuando encontró el cadáver».

Vega insistió al jurado que «su labor, una de las de mayor responsabilidad, es evitar a la sociedad de estos males» y para ello les pidió que «actúen con frialdad, con la misma que tuvo el autor. Que recuerden lo que han visto y consulten lo que se les ha olvidado en las grabaciones. Que piensen ustedes que cualquier de nosotros podemos ser Conchi». Unas duras palabras con las que quiso hacer ver a los presentes la dureza del crimen, asegurando que «todos miraríamos para otro lado si vemos cómo le hacen esto a un animal. Y se lo han hecho a una persona».

También han recordado al jurado popular que en ningún momento ayudó a resolver el crimen y mantuvo que «si esto hubiera ocurrido hace 10 años, no tendríamos al culpable. No ayudó para nada. Solo la investigación ha podido lograr que hoy le tengamos aquí sentado».

Conclusiones finales y penas

Luis Antúnez, Ministerio Fiscal, explica que ha realizado algunas modificaciones en su escrito ya que «el acusado agredió a Conchi en una esquina de la habitación, en un espacio muy pequeño del que era muy difícil salir». Además añade que en el baño «se lavó la sangre de la víctima con sangre propia». En relación al dinero «el acusado dejó sobre la cama dinero por un importe de 2.200 euros». El fiscal mantiene el delito de asesinato, pero añade «abuso de superioridad y las circunstancias del lugar». Las penas que pide: 23 años y seis meses por delito de asesinato, por el robo con violencia cuatro años y seis meses de prisión.

Mar Vega, letrada de JM Pascual, hijo mayor de la víctima, también hace algunas modificaciones en relación al escrito presentado al inicio del juicio. Considera probado que «el acusado de forma sorpresiva e inesperada atacó a la víctima con intención de causarle la muerte y en un lugar donde se encontraba indefensa y en un espacio reducido donde ella no podía escapar de ninguna manera». Añade que «estando viva y consciente recibe hasta 20 puñaladas, tarda unos minutos en desangrarse y en morir, siendo consciente en todo momento. Causando esto un daño imposible de calcular, con gran sufrimiento y pánico. Este asesinato lo comete el acusado para llevar a cabo un robo en la vivienda de la misma, siendo consciente de que si queda viva le puede identificar». En relación a la posible colaboración de Ángel para esclarecer los hechos, la letrada lo tiene claro y asegura que »durante dos años de investigación el acusado no ayudó en ningún momento a esclarecer los hechos». La letrada pide 25 años de prisión por el asesinato y 5 años el delito de robo.

Beatriz Llamas, letrada de la pareja de Conchi, mantiene el escrito inicial, se acoge a las conclusiones de la compañera que la precede, pero añade el delito de «allanamiento de morada». Enrique Arce, letrado del hijo menor de Conchi, eleva a definitivas »íntegramente« las conclusiones provisionales.

La defensa de Ángel reitera las conclusiones previas: «Entendemos que no es asesinato, sino homicidio y sucedió en un momento de enajenación mental».

Análisis de ADN y las coincidencias

Una jornada en la que también hubo testificales de toxicología. En relación a las muestras de ADN las peritos concluyeron en su informe «que tenemos ADN de varón en las uñas lavadas y en la sudadera. Se realiza el cotejo con el ADN de su pareja y su hijo. Las conclusiones fueron que ese arquetipo de las uñas le llamamos A, porque no teníamos coincidencias con las otras dos muestras. En la sudadera encontramos un arquetipo distinto al de las uñas y también diferente a los dos analizados«, relata la perito.

Con el tiempo, llega al laboratorio de Madrid un documento con el perfil genético de algunos de los vecinos, entre ellos Ángel e Isaac. «El arquetipo de la sudadera era coincidente con el de Ángel», asegura la perito que matiza que «las muestras son atribuidas y no indubitadas, ya que el perfil se obtiene de una mascarilla que ha podido compartir con otra persona». La investigación continuó en León y con la detención del hoy acusado se obtuvo una muestra indubitada de ADN, al repetir las pruebas se concluye que es hubo «transferencia» del acusado a la sudadera de la víctima. También se recogen «restos biológicos» en varios interruptores y una toalla de la vivienda que son analizados y pertenecen al acusado.

También se hizo un análisis y el informe de pelos. Ante las preguntas del Ministerio Fiscal, explica que «se estudian cinco pelos». En este caso, no se puede diferenciar si son de Conchi o de su hijo, porque el ADN mitocondrial se transmite de madres a hijos, por lo que podría ser de ambos.

También declararon en esta última jornada las dos peritos que llevaron a cabo los varios análisis de la ropa. «Hicimos un análisis de fibras en las uñas de la víctima y un estudio de la composición de fibras de la ropa de la víctima. Pudimos ver que no existía compatibilidad. Este estudio se hizo para ver si en un futuro pudiéramos analizar la ropa del sospechoso, pero nunca llegó más ropa».

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