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El candidato presidencial Vladímir Zelenski. Efe
Solo el voto oculto puede frenar a Zelenski

Solo el voto oculto puede frenar a Zelenski

El cómico y estrella televisiva dobla al expresidente Poroshenko en espectativas de voto en las presidenciales que Ucrania celebra este domingo

Rafael M. Mañueco

Enviado especial a Kiev (Ucrania)

Sábado, 20 de abril 2019, 21:23

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 Los sondeos dan una cómoda victoria al cómico y estrella televisiva, Volodímir Zelenski, frente al actual presidente de Ucrania, Petro Poroshenko, en la segunda y definitiva vuelta de los comicios presidenciales de este domingo. Una última encuesta adjudica a Zelenski el 67% de los sufragios, pese a su incierto y difuso programa, mientras que Poroshenko se quedaría en el 33%.

Sin embargo, los expertos alertan de la posibilidad de un amplio voto oculto en favor del todavía jefe del Estado y su posición privilegiada para condicionar la votación mediante el llamado 'recurso administrativo' en algunas circunscripciones. En el equipo de campaña de Zelenski no descartan incluso la posibilidad de irregularidades que favorezcan a su rival.

No obstante, el politólogo del Instituto Gorshenin de Kiev, Alexéi Léshenko, estima que «dada la enorme diferencia entre los dos candidatos que arrojan los sondeos, sería un milagro que venciera Poroshenko, incluso si hubiera algún tipo de fraude electoral en su favor. Sería imposible maquillar tal desigualdad».

Preguntado sobre si cree que una improbable victoria del presidente conduciría a una nueva revuelta, a un nuevo Maidán, el especialista asegura que «puede que algún grupúsculo radical saliera a la calle a protestar, pero no creo que llegue a ser algo serio como las dos grandes revoluciones que vimos en 2004 y 2014». Según sus palabras, «la gente no está ahora por la labor y menos los seguidores de Zelenski. Saben que un nuevo Maidán hundiría definitivamente al país».

Poroshenko, que fue elegido presidente en mayo de 2014 sin necesidad de ir a una segunda vuelta, ha decepcionado a sus electores. Así lo cree Irina, cliente de una tienda de ropa en la céntrica calle Jreshatik de Kiev. «No ha hecho nada contra la corrupción, la situación económica empeora y el conflicto armado en las regiones de Donetsk y Lugansk, aunque con menor intensidad, continúa», considera la joven. «Nuestros políticos no piensan más que en el enriquecimiento propio y en el de sus colaboradores, lo demás les trae sin cuidado», juzga.

 Testimonios similares es posible escuchar entre la mayor parte de la gente en la capital ucraniana, sobre todo entre los más jóvenes. Cuando se les plantea que tal vez la situación sea resultado de los esfuerzos de Rusia para quebrar la economía ucraniana y mantener la guerra como factor de presión, todos se muestran de acuerdo, pero señalan que, en tal caso, «habría que buscar la manera de pactar algo con Moscú o aplicar una estrategia para neutralizar su labor de zapa».

Y este parece ser el problema que arrastra Poroshenko. Unos, en especial los sectores ultranacionalistas, le reprochan su pusilanimidad a la hora de utilizar el Ejército para restablecer la integridad territorial de Ucrania y acabar con los separatistas prorrusos en el este del país. Otros, sin embargo, consideran que el presidente debería haber buscado la manera de aproximarse a su homólogo ruso, Vladímir Putin, y encontrar una solución.

A finales del año pasado, cuando la favorita para ganar los comicios era la exprimera ministra, Julia Timoshenko, Poroshenko ocupaba el cuarto y hasta el quinto lugar en las intenciones de voto. Le daban ya por enterrado políticamente. Sin embargo, tras el incidente en el estrecho de Kerch del 25 de noviembre, cuando tres navíos de la Marina ucraniana fueron atacados y abordados por guardacostas rusos, y apresados sus 24 tripulantes, encarcelados hoy día en Rusia, el jefe del Estado supo exhibir diligencia para conseguir que Occidente reprobara duramente la actitud de Moscú. Su índice de popularidad empezó a subir paulatinamente.

Desde entonces y sobre todo en el multitudinario debate del viernes con Zelenski en el Estado Olímpico de Kiev, Poroshenko no ha cesado de repetir que él no es ningún pusilánime sino la única garantía de evitar que Rusia intensifique su «guerra hibrida» contra Ucrania y trate de arrebatarle más territorios. Se presenta como el único líder ucraniano que ha creado unas Fuerzas Armadas «capaces y modernas», pese a que los sublevados en Donetsk y Lugansk, apoyados por Moscú con dinero, armas y hombres, sigan sin ser doblegados.

  1. ¿Qué hará Rusia según uno u otro?

Ante la improbable posibilidad, a juzgar por los sondeos, de que este domingo saliese vencedor de las urnas el actual presidente ucraniano, Petro Poroshenko, Rusia seguirá haciendo seguramente la vida imposible a Ucrania, al menos así lo viene dando a entender el Kremlin, o puede que incluso intensifique las medidas de acoso y derribo. La incógnita sería saber qué pasará si el nuevo jefe del Estado es el cómico Volodímir Zelenski.

Desde Moscú se ha reiterado por activa y por pasiva que Poroshenko «es el presidente del partido de la guerra» por pretender defender a su país de la mayor amenaza sufrida desde su independencia a su soberanía e integridad territorial. «Para el Kremlin sería mucho mejor que los ucranianos eligieran a un presidente que evalúe con sensatez la realidad, que tenga sabiduría política, que no sea un presidente de la guerra, sino de la paz y partidario de tener buenas relaciones con los vecinos, incluida la Federación de Rusia», declaró en la víspera de la primera vuelta electoral del mes pasado el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov. El periodista ruso, Nikolái Svanidze, ratificó entonces que «a Moscú no le sentaría bien que fuera reelegido Poroshenko».

Peskov lamentó además que las autoridades ucranianas no hayan autorizado que observadores rusos supervisen los comicios en Ucrania y que la mayor parte de los ucranianos residentes en Rusia se vayan a quedar sin poder votar. En cuanto al posible reconocimiento de Moscú del resultado de las presidenciales de mañana, el portavoz del Kremlin advirtió de que «dependerá de cómo se desarrollen las votaciones», dando a entender que condenarán cualquier mínimo intento de pucherazo o irregularidad.

Sin embargo y pese a que en Rusia los ciudadanos de a pie dan por hecho que Zelenski es a quien el presidente Vladímir Putin quisiera ver ganador, la realidad es que tampoco parece hacerle mucha gracia. Este jueves , el primer ministro ruso, Dmitri Medvédev, anunció un nuevo paquete de sanciones contra Ucrania.

Tanto el politólogo ucraniano, Alexéi Léshenko, como el periodista ruso, Alexéi Venedíktov, creen que a Moscú lo único que le interesa es que continúe el caos en Ucrania para poder seguir demostrando que las revueltas y revoluciones continuas a lo único que conducen es al desorden y a la destrucción de los países como está sucediendo no solo en Ucrania, sino como se ha visto en Siria o Libia.

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