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Un paramilitar en una calle de Monimbo. Marvin Recinos (AFP)
Carta de amor al comisionado de Policía que asaltó Monimbó

Carta de amor al comisionado de Policía que asaltó Monimbó

El pueblo estuvo tentado de linchar a su hijo cuando lo detuvieron

Mercedes Gallego

Enviada especial a Masaya (Nicaragua)

Miércoles, 18 de julio 2018

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Durante tres semanas el pueblo de Masaya tuvo asediado al comisionado de Policía dentro de la comisaría sin dejarlo dormir, cantándole por las noches con un megáfono, mofándose de él con esa chispa de humor y orgullo que caracteriza a esta comunidad indígena al sur de la ciudad del volcán. A ratos le lanzaban bombas de contacto que fabricaban los monimboseños en botes de papilla para darle el sobresalto, a lo que él respondía a tiros de vez en cuando, matando a un par de ellos. El pueblo estuvo tentado de linchar a su hijo cuando lo detuvieron en una barricada, pero optaron por devolvérselo.

El martes se vengó de todos con la furia de los paramilitares, que llegaron armados hasta los dientes con maquinaria de guerra y los sometieron al fuego de las ametralladoras y lanzacohetes durante ocho horas seguidas, pero no por eso les ganó la batalla, contra toda apariencia. «¡Buenas noches, comisionado mierda, Avellán!», le saludaban en un vídeo grabado en las calles desiertas que custodian los paramilitares y amenizado después con las marimbas de Monimbó. Mientras los paramilitares celebraban la victoria contra un ejército inexistente, los monimboseños le enviaban por las redes sociales «el comunicado número 41, del día en que tuviste que usar más de mil hombres armados, como si fueran a una guerra con un enemigo militar inexistente», le gritaban con rabia. «¡Sí! ¿Sabés por qué? Porque si ese enemigo estuviera armado ¡sólo con la cuarta parte de lo que ustedes llevaban! no estarían vivos todos tus ARRASTRADOS asesinos que se creen MUY valientes con esas armas en las manos. Sin esas armas ¡son unos simples cobardes! ¡Cualquier policía o militar de verdad, sentiría vergüenza!»

Acababa con un grito de guerra y música campesina revolucionaria, «¡A mi pueblo de Masaya y especialmente a mi Monimbó, les digo: ¡No hemos caído! ¡Mientras respiremos, somos el alma más letal contra esta tiranía! ¡Viva la Nicaragua libre! ¡Viva la resistencia de Mayasa Monimbó!»

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