Borrar
Bolsonaro (i) y Macri. Efe
El acuerdo entre Mercosur y la UE alivia a Macri y Bolsonaro

El acuerdo entre Mercosur y la UE alivia a Macri y Bolsonaro

El sector industrial y los sindicatos desconfían al temer una «invasión» de productos europeos

Marcela Valente

Buenos Aires (Argentina)

Sábado, 29 de junio 2019, 22:38

Necesitas ser registrado para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Más allá de la euforia gubernamental en Argentina y Brasil, atribuida a la necesidad de mostrar logros en momentos críticos, el acuerdo entre la Unión Europea (UE) y Mercosur alcanzado el viernes en Bruselas tras más de dos décadas de negociaciones provocó reacciones que van de la cautela a la desazón entre empresarios y sindicalistas de los dos grandes países sudamericanos.

El Acuerdo de Asociación Estratégica entre los dos bloques, que aún debe ser sometido a la ratificación parlamentaria, representa la liberalización del comercio. Pero para algunos observadores no se trata de un entendimiento equilibrado. Mientras que Argentina y Brasil se abren a la entrada de bienes industriales -desde alimentos hasta automóviles- los países sudamericanos podrán colocar en Europa productos agrícolas y alimentos con cuotas y aranceles que, en algunos casos, irán bajando a lo largo del tiempo.

Para el Gobierno de Mauricio Macri y el de Jair Bolsonaro el acuerdo marca un hito histórico. En cambio, la industria se muestra más cauta. Miguel Acevedo, titular de la Unión Industrial Argentina, ya adelantó que debe haber «un debate sobre la letra chica» del acuerdo o «será un desastre». Para el sector, que está sufriendo una profunda recesión con la caída del consumo y el cierre de empresas, el riesgo es que el acuerdo suponga una avalancha importadora que termine de destruir el tejido productivo local.

En Brasil la poderosa Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (FIESP) también reaccionó con moderación a la espera de disponer de datos más precisos. «Abre una oportunidad histórica para Brasil», se felicitó el titular de la entidad, Paulo Skaf, aunque prefirió aguardar a ver el texto antes de analizar el acuerdo en profundidad. En cualquier caso, pidió a Bolsonaro que tome nota sobre la necesidad de bajar impuestos a las empresas con el objetivo de que puedan competir con los productos industriales europeos.

En el sector cárnico argentino, el acuerdo supo a poco. En cinco años la cuota para carne vacuna de Mercosur irá aumentando de 70.000 a 99.000 toneladas y sólo para carnes congeladas, cuyo peso es mucho mayor que el del producto fresco. Las negociaciones habían arrancado con la ambición de colocar 300.000 toneladas, que era apenas una sexta parte de lo que exportan al año.

Para los sindicatos, sin embargo, no hay duda de que se trata de una mala noticia. La Coordinadora de Centrales Sindicales del Cono Sur, integrada por las veinte entidades de Argentina, Bolivia, Brasil, Uruguay, Paraguay y Venezuela, expresó su «absoluto rechazo» a un acuerdo que tendrá «un impacto funesto» sobre la producción y el empleo. «Es una sentencia de muerte para nuestras industrias y el empleo de calidad», advirtieron, además de criticar la «falta de transparencia» en las negociaciones.

El peor momento

El líder de los trabajadores de automoción argentinos, Ricardo Pignanelli, sostuvo que el acuerdo -que eliminará gradualmente el arancel del 35% para automóviles europeos en Mercosur- representa un «punto final para la industria», que actualmente apenas funciona al 35%-40% de su capacidad debido a la recesión. También perjudicará las exportaciones de componentes de automóvil a Brasil, pues tendrán que competir con el flujo europeo.

El acuerdo no tuvo en cambio un impacto negativo en Uruguay y Paraguay, socios menores del bloque sin industria fuerte y competitivos en la producción de cereal y carnes. La negociación fue considerada «beneficiosa» por el Gobierno uruguayo. Paraguay resaltó que el tratado permitirá «un acceso privilegiado al mercado europeo».

En el frente político argentino, Alberto Fernández, principal candidato opositor a las elecciones presidenciales de octubre, dijo que no había «nada para festejar y sí mucho de qué preocuparse». Fernández no encuentra beneficios en el acuerdo y sí «perjuicios para nuestra industria y empleo».

Para el excanciller brasileño Celso Amorín, el entendimiento llega «en el peor momento» en términos de equilibrio. Según el exfuncionario, Argentina y Brasil están debilitados política y económicamente y por esa razón la UE estaba interesada en la firma. «Cuando uno está apurado negocia cualquier cosa, por eso me temo que hayan hecho concesiones excesivas», alertó.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios