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Marta Escribano, ayer, en el campo de fútbol de su pueblo, Zarzuela del Pinar.
«Me cabreé mucho porque soy una más del equipo»

«Me cabreé mucho porque soy una más del equipo»

La Junta rectifica y permitirá a las niñas jugar en los equipos de chicos tras el caso de la futbolista segoviana Marta Escribano

Carlos Álvaro

Viernes, 2 de junio 2017, 14:03

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La lucha ha merecido la pena. Y dar la voz de alarma, más. Tras el ruido mediático generado por el caso de Marta, la niña de doce años de Zarzuela del Pinar apartada de su equipo de fútbol sala por el mero hecho de ser niña, la Junta de Castilla y León decidió ayer incluir de oficio en el reglamento técnico de la fase autonómica de fútbol sala la posibilidad de que participen equipos mixtos de forma automática. No obstante, el Gobierno regional recordó, a través de su portavoz, Milagros Marcos, que la niña podía haber participado en la misma competición con su equipo, con otro equipo femenino de la provincia o con su propio colegio si se hubiera solicitado antes del mes de febrero. En este sentido, la Junta dejó muy claro que el reglamento de la competición «no contemplaba» la participación automática de equipos mixtos porque, hasta el momento, no se había recibido ninguna demanda. Según la Administración, es una situación que se ha producido «por desconocimiento», aunque, a partir del próximo curso, cualquier equipo mixto podrá participar sin necesidad de solicitarlo previamente.

Es la misma explicación que la Junta de Castilla y León trasladó a los padres de Marta, Fernando y Noelia, que recibieron la noticia con alivio después de haber pasado unos días «realmente malos». Para ellos, se ha producido una situación «tremendamente injusta», claramente discriminatoria. «Ahora dan marcha atrás, pero no nos han pedido perdón. Solo nos han dado a entender que no hemos comprendido las normas, que teníamos que haber pedido permiso, que sí se admiten los equipos mixtos... Pero esto no es del todo cierto. Al equipo de Marta lo habían descalificado por el simple hecho de haberla alineado», se lamenta Fernando.

A estas alturas, la historia es de sobra conocida. El equipo infantil de fútbol sala de Zarzuela del Pinar fue el mejor en el torneo de los Juegos Escolares que organiza la Diputación y se clasificó para jugar la fase autonómica. La primera ronda, un triangular con los representantes de Valladolid y León, se dio de perlas: los segovianos doblegaron a los vallisoletanos por un contundente 10-0 y a los leoneses del colegio Nuestra Señora del Carmen por un abrumador 11-0. Pero los problemas llegaron cuando terminó este partido. El rival recurrió por alineación indebida, pues en las filas del equipo segoviano figuraba una niña. «Alegaron que no lo habían visto antes y que a ellos les había ocurrido lo mismo al alinear a dos niñas en Cistierna explica Noelia, la madre de Marta. Así que descalificaron al equipo, le dieron el partido por perdido».

La indignación en Zarzuela del Pinar fue mayúscula. Y aunque se ha dicho que el equipo leonés retiró la denuncia, no es del todo cierto. «No retiraron la queja; se retiraron ellos. Decidieron abandonar la competición. Esto posibilitó a los nuestros pasar a la fase final, que había de jugarse en León. Eso sí, sin Marta. Si el equipo leonés llega a retirar la queja, la Junta de Castilla y León habría tenido que ceder, dar por válido el partido del 11-0 y pedir perdón a la chica, pero esto no ocurrió. Si Zarzuela del Pinar pasó a la final, fue porque los leoneses se retiraron», apunta Noelia.

De hecho, Marta estaba apartada del equipo. Fue su entrenador, Luis Tapia, quizá la persona que más ha luchado contra esta injusticia, quien se ofreció a pagarle los gastos del desplazamiento a León, porque quería que Marta estuviera junto a sus compañeros en la fase final, aunque no pudiera jugar. «Cuando llegamos allí, no le dejaron ni estar en el banquillo. Tuvo que irse a la grada. Pero lo más sangrante llegó al final, cuando, a la hora de recoger el trofeo, tampoco pudo recibirlo con sus compañeros. Fueron sus compañeros quienes subieron a la grada para ofrecer a Marta un premio que ella también había conseguido», relata la madre de la niña.

«Se sentía culpable»

La chiquilla ha pasado unas semanas muy afligida. No entiende lo que ha ocurrido, aunque no duda en repetir, una y otra vez, que es una injusticia. «Se sentía culpable, responsable de la eliminación de sus compañeros, y tenía miedo de que ellos se lo echaran en cara añade su padre, pero nada de eso ocurrió porque los chavales la han apoyado desde el primer momento. Ahí está el gesto que tuvieron subiendo a la grada para ofrecerle el trofeo».

El entrenador de Marta, Luis Tapia, también está satisfecho con el cambio anunciado por la Junta de Castilla y León. En declaraciones a Efe, Tapia admitió ayer que la lucha ha merecido la pena: «Tanto el pueblo como yo nos sentiremos muy satisfechos si las buenas palabras que nos ha transmitido el director general de Deportes de la Junta de Castilla y León, Alfonso Lahuerta, se cumplen la próxima temporada». Según Tapia, Marta está al mismo nivel que sus compañeros y es una más. «No es justo que se deje fuera a una niña apasionada del fútbol que lleva jugando con sus compañeros desde los seis años». Para el entrenador, la petición de admitir formaciones mixtas se debe a que en la mayor parte de los pueblos de Castilla y León es «prácticamente imposible» hacer un equipo femenino y otro masculino debido a «la escasa población», que en el caso de Zarzuela del Pinar no supera los quinientos habitantes.

«Me cabreé mucho»

El caso de Marta ha dado la vuelta a toda España y es muy probable que, en los próximos días, siga ofreciendo titulares. (El PSOE exigió ayer la comparecencia en las Cortes de la consejera de Cultura de la Junta de Castilla y León, Josefa García Cirac, para que explique lo ocurrido). El revuelo se ha sentido especialmente en Zarzuela del Pinar, el pueblo de Marta Escribano. La niña, que vive con un balón pegado el pie y anhela que el Real Madrid gane su duodécima Copa de Europa, es muy sincera: «Me cabreé mucho, porque me considero una más del equipo, pero mis compañeros me han apoyado. Me emocioné cuando subieron a la grada con el trofeo. Incluso me dieron una medalla. Lo había pasado muy mal porque fue una injusticia muy grande».

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