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Raúl Entrerríos es aupado por sus compañeros. AFP
Raúl Entrerríos: «Ha sido un viaje increíble y estoy orgulloso de él»
Tokio 2020 | Balonmano

Raúl Entrerríos: «Ha sido un viaje increíble y estoy orgulloso de él»

El capitán de los Hispanos se retira del balonmano con un bronce olímpico: «Es una bonita manera de cerrar este círculo»

PÍO GARCÍA

Enviado especial. Tokio

Domingo, 8 de agosto 2021, 01:53

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Cuando la bocina decretó el final del partido contra Egipto, Raúl Entrerríos (Gijón, 1981) cambió oficialmente de vida. El capitán de los hispanos había aguantado hasta Tokio con la intención de cerrar con un oro olímpico una carrera mayúscula, pero Dinamarca le condenó a luchar por el tercer puesto contra una selección africana belicosa y respondona. En un giro soñado del destino, suyo fue el gol que sentenció el partido, ratificó la victoria de España (33-31) y le otorgó una medalla de bronce que le sabe muy dulce. Sus compañeros lo cogieron en andas, lo mantearon, lo llenaron de abrazos y palabras cariñosas. Así, entre lágrimas de felicidad, concluye la vida deportiva de un hombre cuyo palmarés no cabe en un folio: campeón del mundo, bicampeón de Europa, dos bronces olímpicos, ganador de tres Ligas de Campeones y de once Ligas Asobal... Con todas las emociones aún en la garganta, pero ya más calmado, Raúl Entrerríos atiende a este periódico minutos antes de subir al podio del Gimnasio Yoyogi a recoger su último trofeo.

¿Qué sensaciones tiene ahora?

Es un día muy emotivo por muchas razones. Estoy muy feliz por conseguir un bronce olímpico con este grupo, que lo merecía todo. Hemos trabajado muchísimo para llegar hasta estos Juegos, hemos hecho una grandísima competición, hemos pasado muchas dificultades y hemos sacado adelante todos esos momentos complicados juntos, como equipo. Me quedo con esa sensación.

Todos los jugadores dicen que este grupo se merecía el oro. ¿Por qué?

Porque todos vamos a una. Y eso es fácil decirlo, pero no es tan fácil hacerlo. Lo hemos demostrado siempre en cada competición. Cuando hemos estado en dificultades siempre hemos acudido al equipo. Todo el mundo tiene claro el objetivo común y todos intentamos aportar el máximo en cada momento. Eso se refleja en nuestra forma de hacer las cosas, tanto dentro como fuera de la pista.

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Esta es su segunda medalla de bronce olímpica, después de la del 2008. ¿Cuál le sabe mejor?

Las dos tienen un valor increíble. Una medalla olímpica es a lo máximo a lo que puede aspirar un deportista. Esta quizá tiene un sabor especial por todo lo que la rodea, así que... la pondré al lado de la otra y las guardaré con muchísimo cariño.

El calendario no miente, tiene ya 40 años, pero en este torneo se ha visto que está para jugar uno o varios años más a altísimo nivel. ¿No se le ha pasado por la cabeza dar marcha atrás en su decisión?

No, no. De ninguna manera. Es una bonita manera de cerrar este círculo. Qué más puedo pedir. Creo que a todos nos llega el momento de cerrar nuestra etapa como deportistas profesionales. Yo he tenido el privilegio de serlo durante veinte años... Eso es algo que difícilmente me podía imaginar y además formando parte de grandes grupos de personas y de deportistas. Ha sido un viaje increíble y estoy muy orgullo de él, desde el principio hasta el fin.

Aunque siga ligado al balonmano, ¿no le da vértigo no tener ya entrenamientos, partidos...?

Los tendré de otra forma. Voy a entrenar, me dedicaré a otras tareas... Pero no me da vértigo, no. Llevo pensando ello durante mucho tiempo, sabiendo que este momento podía llegar. Es ley de vida. Es evidente que mi rutina va a cambiar, porque llevo veinte años haciendo lo mismo, pero siempre he sido una persona muy implicada con lo que hago. Ahora abro una nueva etapa, pero está relacionada directamente con el balonmano.

Somos bronce olímpico, pero ¿usted diría que en estos 20 años de carrera el balonmano español ha mejorado?

Creo que hemos mantenido un nivel muy muy bueno.

No hablo solo de la selección. También me refiero a la liga, a los clubes...

Obviamente, la liga Asobal ha sufrido una fuerte crisis económica y todavía estamos intentando levantarnos, pero lo que siempre defiendo es que, a pesar de todas esas dificultades, sigue habiendo buen balonmano. Gente que se dedica a ello y que echa muchas horas para que el balonmano español siga en lo más alto. No hay más que ver la cantidad de entrenadores que hay por todo el mundo. Ahí está Roberto (García Parrondo), que está haciendo una labor increíble con Egipto y se ha plantado en unas semifinales de los Juegos Olímpicos. Eso no es sencillo.

Normalmente, el partido por el bronce lo gana quien se recupera mejor del golpe de haber perdido las semifinales. ¿Cómo gestionaron la derrota ante Dinamarca?

Hay que pasar el trago y eso no es sencillo. Pero en cuanto salimos el jueves del estadio, nos reunimos todos e hicimos piña. Es lo que mejor sabemos hacer y esa ha sido clave para llegar aquí y competir de nuevo. Claro que también Egipto ha hecho lo propio y nos ha puesto en muchísimas dificultades. Pero hemos conseguido sacarlo adelante y eso me hace estar muy orgullo de este equipo.

¿A quién tiene ganas de llamar para dedicarle esta última medalla de su vida profesional?

A la familia. A mí mujer, que supongo que estará con mi padre, con mi hermana... Tengo muchas ganas de poder compartir con ellos este momento, que es muy especial.

¿Qué le han dicho sus compañeros?

Muchas cosas que tengo que agradecerles. Son palabras que me guardo para mí, pero todos están felices y eso hace que yo sienta un doble orgullo de formar parte de este equipo.

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