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Fase de clasificación

España brilla, sufre y vence en territorio hostil

Kepa evitó al final el empate local pero notable imagen coral y excelente puesta en escena de Robert Moreno, primer seleccionador de La Roja que gana en Rumanía

Ignacio Tylko

Bucarest

Jueves, 5 de septiembre 2019

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Como los designios de la vida son inescrutables, España disputa este jueves un partido de lo más extraño ante Rumanía en Bucarest. Supone el estreno oficial como primer seleccionador, no como interino, del catalán Robert Moreno, el amigo íntimo de Luis Enrique, el técnico que debería estar aquí pero llora la muerte de su hija Xana, víctima de un cáncer de huesos con solo nueve años y por la que se guardará un minuto de silencio en el estadio Nacional.

Un duelo que debería de celebrarse como la virtual clasificación para la Eurocopa de 2020 en caso de victoria, que representaría un repóquer de éxitos en este camino, ha tornado en tristeza y condolencias por el dolor que sufre la familia Martínez Cubell tras el adiós, tan cruel y prematuro, de la pequeña de los tres hijos. Un sentimiento de pena agravado, si cabe, por el hallazgo del cádaver de la exesquiadora Blanca Fernández Ochoa, un mito del deporte español en tiempos de carencias.

Moreno, victorioso en los tres partidos dirigidos ante Malta (0-2), Islas Feroe (1-4) y Suecia en el Bernabéu (3-0), es un técnico joven y preparado por conocimientos, pero endeble por su inexperiencia como primer espada. Una apuesta de riesgo del presidente de la Federación, Luis Rubiales, y del director deportivo, José Francisco Molina. Pero una decisión coherente tras confirmar el propio entrenador barcelonés que los amigos están por delante de los proyectos y que daría un paso al lado si Luis Enrique algún día decide volver y tenerle a ayudante, como en el Barça, la Roma, el Celta y la selección. De momento, respeto, silencio y deseo de que el preparador asturiano vuelva a sentirse fuerte y motivado para el fútbol, lo más importante entre lo menos importante, parafraseando a Jorge Valdano.

En el plano deportivo, interés por conocer el estado en este inicio de curso de un bloque renovado que el verano próximo afrontará, salvo hecatombe, la reválida de la Eurocopa. Se trata de comprobar, por ejemplo, si Kepa Arrizabalaga se mantiene firme como titular bajo los palos en detrimento de David de Gea, sin suerte en la selección, si al fin se encuentra un relevo de garantías que acompañe a Sergio Ramos, huérfano sin Gerard Piqué, si Busquets aún tiene cuerda para rato o si entre Rodrigo Moreno y Paco Alcacer aparece ese '9' matador que no es el lesionado Álvaro Morata, por no hablar ya de Diego Costa, que parece no contar.

Esta cita puede representar el estreno de Pablo Sarabia, que ha dado un salto exponencial en su carrera al fichar por el PSG, y del león Unai Núñez, que junto a Dani Ceballos, el emergente Fabián Ruiz y el 'txuri urdin' Mikel Oyarzabal son los cuatro campeones de Eurocopa con la sub-21 que se codean con los mayores en Bucarest, el París del Este.

Moreno seguirá la línea marcada por Luis Enrique, pero con la «obsesión de convertir cada ataque en situación de tiro». Posesión, profundidad y estar muy juntos para la presión tras pérdida y recuperar arriba, las claves del éxito. No firma el empate, ya que «España siempre está obligada a ganar», y advierte del peligro que supondría creerse superiores a un adversario que «Contra ha trabajado muy bien», solo ha perdido un partido en la fase de clasificación y ha marcado los mismos goles que España (11), enfrentándose a los mismos rivales. «Vamos a tener que dar una buena versión para poder ganar», ha sentenciado Moreno.

Cuestión de orgullo

Si para España vencer supone seguir como un tiro hacia la Eurocopa, para Rumanía la cita representa una cuestión de orgullo, de reivindicarse tras un largo desierto, de volver a soñar. De la mano y el carácter de Cosmin Contra, la tricolor anhela renacer 21 años después de competir en su último Mundial y tras casi dos décadas de jugar su última Eurocopa.

Segunda de grupo a cinco puntos de España e igualada con Suecia, Rumanía ambiciona dar un golpe en la mesa lograr el billete para un certamen continental que por primera vez visitará su territorio, ya que Bucarest es una de las 12 ciudades sede.

El reciente éxito de la sub-21, a la que solo Alemania en semifinales impidió medirse a España en la final del Europeo, se celebra como brote verde . Para ese choque la gente se congregó en los bares y ante las pantallas de televisión gigantes instaladas en los centros comerciales del país. Añoranza de los viejos tiempos, de aquella gran selección del coronel Anghel Iordanescu que accedió a cuartos del Mundial-94, tras vencer a Argentina y caer ante Suecia en los fatídicos penaltis de San Francisco. Despertó entonces la admiración universal con un equipo talentoso, liderado por Hagi, Gica Popescu o Florin Raducioiu.

Rumanía siguió dando buenos jugadores como Adrian Ilie, Constantin Galca o Gica Craioveanu, bien conocidos en España, pero entró en crisis tras desaparecer el modelo de cantera y disciplina establecidos en el régimen comunista y con un generación que condujo al Steaua de Bucarest a lo más alto de Europa en 1986, para desesperación del Barcelona.

Balance equilibrado

Los combinados absolutos de Rumanía y España se han enfrentado en 16 ocasiones y el balance es equilibrado, con cinco victorias por bando y seis choques cerrados en tablas. La Tricolor nunca ha perdido ante La Roja en Bucarest, la capital, con tres victorias y un empate. El último éxito local se remonta a 1987, un 3-1 en el camino al Europeo de 1988. En el recuerdo, fue la última selección que derrotó a la Roja, con Luis Aragonés en el banquillo, antes del cambio que impulsó los grandes éxitos del fútbol nacional. El precedente más próximo, con Vicente del Bosque en el banquillo español, tuvo lugar en marzo de 2016 en Cluj Napoca; un amistoso que acabó sin goles.

Llegaron años de privatización y corrupción, de segundones conectados a oscuros representantes, ligados a su vez a entrenadores y dirigentes sin escrúpulos. Los presidentes de Steaua, Dinamo y Rapid, los tres grandes clubes de la capital, acabaron en la cárcel y asfixiados por las deudas. Mientras la selección absoluta encadena fracasos, los equipos deambulan por Europa desde que el Steaua se plantó en las semifinales de la Copa de la UEFA de 2006.

Parece que la situación mejora con la irrupción de jóvenes talentos surgidos en buena parte de la academia y el Viitorul, el equipo fundado por Hagi para brindar a los nuevos valores la oportunidad de la que gozó él en los años ochenta. Cosmin Contra, seleccionador envuelto en la polémica al no convocar para la ocasión a ningún jugador del Steaua ni del Dinamo, ha reclutado a siete chavales procedentes de la sub-21. Sobresalen el punta George Puscas, el enganche Razvan Marin, fichado por el Ajax, y Ianis, el hijo de Hagi.

El rebelde Contra, que presenta un balance como seleccionador de 11 victorias, cinco empates y dos derrotas, está invicto en casa. Asume que para vencer «hay que tener suerte, jugar perfectos, mejorar en ataque y que el poderoso rival no esté inspirado». Demasiadas premisas para que el 'Tarzán' de Timisoara salga victorioso.

Alineaciones probables:

Rumanía: Tatarusanu, Benzar, Chiriches, Grigore, Tosca, Anton, Stanciu, Marin, Grozav, Puscas y Deac.

España: Kepa; Jesús Navas, Diego Llorente, Sergio Ramos (c), Jordi Alba; Busquets, Saúl, Fabián; Ceballos, Rodrigo Moreno y Alcácer.

Árbitro: Deniz Aytekin (Alemania).

Estadio y horario: Nacional de Bucarest. 20:45 h.

TV: La 1.

Salvo en el tramo final, en el que sufrió innecesariamente, notable desempeño de una España coral, intensa, rápida, profunda y generadora de un sinfín de ocasiones en el primer capítulo del curso, celebrado en el imponente estadio Nacional de Bucarest, donde en 2012 Radamel Falcao coronó al Atlético y cercenó las ilusiones del Athletic en la final de la Liga Europa. España rindió el mejor tributo posible a la familia de Luis Enrique, rota por la desgracia, y presenta un extraordinario pleno al 15 en el camino triunfal hacia la Eurocopa. Un golpe de autoridad de La Roja en un territorio hostil, feudo tradicional de históricas batallas ante los tricolores, cuya afición empuja de lo lindo a unos soldados más débiles desde la caída del comunismo pero siempre abnegados.

Sin grandes tipos mediáticos, más allá de Ramos y en menor medida Busquets, esta España destaca por el bloque, no exento de individualidades forjadas en las mejores ligas de Europa. Las premisas son similares a las que implantó Luis Aragonés, cuya derrota precisamente ante los rumanos en 2006 marcó un punto de inflexión, pero después de unos años de travesía en el desierto el equipo vuelve a ser punzante. Posesión sí, pero para no para marearla sino para acabar en oportunidad de gol, como dijo Moreno en la víspera.

Aunque a día de hoy el técnico catalán asegura que ve a todos sus hombres con la fortaleza y la templanza para ser titulares y presume de grupo versátil, da la sensación de que cada partido será un casting en búsqueda del equipo tipo de aquí a que La Roja compita el verano próximo en la sede de Bilbao. Sobre todo para elegir el portero titular -la idea del entrenador ahora es alternar a Kepa y De Gea- el acompañante de Ramos, el escudero de Busquets en el eje del centro del campo junto a Fabián Ruiz, cada día más asentado, y los delanteros.

Una España de entreguerras pero que salió a escena muy bien dispuesta, con cinco cambios respecto al que goleó a Suecia el pasado junio en el Bernabéu. Fuera Carvajal, Iñigo Martínez, ni entre los 23 citados esta vez, Parejo y los lesionados Asensio e Isco, y dentro Navas Diego Llorente, Saúl, Alcácer y Ceballos, chico para todo en La Roja desde que Luis Enrique le alistó y esta vez tirado hacia el extremo izquierdo, demarcación en la que ya brilló en el Betis. Para los curiosos, un once con máximo dos jugadores de un mismo club, los culés Alba y Busquets, y cuatro sevillanos. Hay mucho y bueno donde elegir. Paciencia y esperanza.

RUMANÍA

Tatarusanu, Benzar, Nedelcearu, Chiriches, Grigore, Tosca, Deac (Maxim, min. 71), Marin, Stanciu (Ianis Hagi,min. 63), Puscas y Keseru (Andone, min. 56).

1

-

2

ESPAÑA

Kepa, Navas, Llorente, Ramos, Alba, Fabián, Busquets, Saúl, Rodrigo Moreno (Oyarzabal min. 719, Alcácer (Mario Hermoso,min. 84) y Ceballos (Sarabia, mi. 76).

  • Árbitro: Deniz Aytekin (Alemania): Expulsó a Diego Llorente (min. 79). Mostró amarilla a Ramos, Stanciu, Saúl

  • Goles: 0-1, min. 28. Ramos, de penalti. 0-2, min. 47. Alcácer. 1-2, min. 59: Andone.

  • Incidencias: 50.000 personas en el estadio Arena Nacional de Bucarest, que no se llenó. Minuto de silencio y brazaletes negros por Xana, la hija pequeña de Luis Enrique. Partido del grupo F de clasificación para la Eurocopa 2020. Bengalas en uno de los fondos, pitos a Ramos y debut de Pablo Sarabia.

España no regaló ni un minuto a los rivales en el primer episodio. Desde que sonaron los himnos y los rumanos cantaron aquello de «vida e libertad o muerte», un leitmotiv en tiempos del dictador Nicolae Ceausescu, dominio absoluto del favorito. Se equivocó Cosmin Contra al modificar el dibujo tipo y salir con tres centrales. Perdió más de lo debido aún el centro del campo y tampoco cerró bien por banda, ya que Alba y, sobre todo Jesús Navas, que con los años mejora como el buen vino, fueron dos puñales.

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Mención especial a Paco Alcácer, oro para los buenos centrocampistas porque no para de tirar desmarques y pocas veces la pide al pie. En apenas cinco minutos ya se había plantado el ariete del Dortmund dos veces ante Tatarusanu, el mejor de los locales, autor de seis paradas enormes en media hora. Y eso que es suplente del portugués Anthony Lopes en el Lyon.

Aunque el final de la película debió quedar visto para sentencia en el descanso, entre el guardameta local y la falta de pegada, la cita se quedó abierta, emocionante.

Tardó en caer la fruta madura pero Alcácer encontraría en el inicio de la segunda mitad el gol, ese premio que se mereció mucho antes. Ya suma 10 en la selección y sigue reivindicándose cada vez que viene. Menos noticias de Rodrigo y muy sólido y equilibrado el centro del campo, más posicional Busquets y tremendos en el despliegue físico Saúl y Fabián, un lujo en el fútbol moderno.

Atrás todavía hay ciertos desajustes, como el que permitió a Florin Andone acortar diferencias nada más atrás, cuando contra ya lo vio todo perdido. Con incertidumbre llegó la polémica, la obra típica de Aytekin, la expulsión de Llorente y la posición de Saúl como improvisado central hasta que entró Mario Hermoso. Faltaba las dos grandes parada de Kepa. España progresa adecuadamente, pero con matices.

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