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Coman (i) y Thiago (d) celebran un gol ante la Juventus.
Müller y Thiago obran el milagro del Bayern
octavos DE FINAL | vuelta

Müller y Thiago obran el milagro del Bayern

Poco después de entrar, el ex del Barça marcó el gol decisivo que noqueó en la prórroga a una gran Juventus

Ignacio Tylko

Miércoles, 16 de marzo 2016, 09:24

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Tenía aires de final anticipada y, ciertamente, la eliminatoria estrella de octavos superó todas las expectativas, tanto en la ida como en la vuelta. Tuvo buen juego, excelentes protagonistas, constantes alternativas, nada menos que 10 goles y un desenlace para la historia, resuelto con otro milagro alemán en la capital bávara. Cayó cuando ya veía el cielo ganado la 'Vecchia Signora', que siempre se merece un respeto por su grandeza, experiencia y ese gen competitivo que el curso pasado, sin ir más lejos, le condujo hasta la final de la Champions.

Un gol de Müller en el tiempo añadido llevó el duelo a la prórroga, donde se impuso el rodillo alemán y resultó decisivo Thiago Alcantara, que marcó al poco de entrar. El choque dejará muchas lecturas pero una de ellas pone en entredicho al técnico Massimiliano Allegri, quien retiró a Morata cuando la Juventus ganaba 0-2 y se equivocó. El madrileño había estado fantástico, inmenso de confianza, rápido y pletórico de fuerza, y firmó una de las jugadas de su vida en el segundo gol de su equipo, ya que recorrió unos 40 metros salvando obstáculos. Y coincidió la mejoría del equipo de Guardiola cuando el catalán retiró del campo a Xabi Alonso, ya en el declive de su carrera.

El mundo al revés. El Bayern se vio con el pase a cuartos de final encarrilado cuando se puso 0-2 en Turín y su dominio era abrumador, pero una reacción heroica de los piamonteses dejó viva la eliminatoria. La escuadra de Allegri se presentó en el imponente Allianz Arena en plan de víctima y lo tuvo todo a su favor para salir triunfante. Ciertamente, las bajas de Chiellini, Marchisio y el argentino Dybala, rompían su columna vertebral y dejaban el equipo cojo frente a un rival siempre temible en ataque, aunque endeble en defensa, y más al no estar Badstuber, Boateng y Javi Martínez. Guardiola tuvo que dejar también fuera al extremo Robben, griposo.

Neuer, cara y cruz

Como tantas veces ocurre en este deporte, cualquier plan previo quedó hecho trizas por errores individuales en el inicio del partido. Neuer midió mal, no se coordino con Alaba y entre los dos permitieron a Pogba marcar a puerta vacía. Jugó con mucha libertad el enorme centrocampista francés, esta vez más cerca de Morata, titular en detrimento de Mandzukic, tocado. Ese gol reforzó a los juventinos y dejó sin capacidad de respuesta a los bávaros durante muchos minutos. Dominaban pero de forma estéril, incapaces de romper a la poblada y ordenada zaga italiana. Y cuando se estiraba, la Juve se mostraba rápida y elástica.

El nerviosismo de Neuer volvió a quedar patente en otro mal despeje que acabó en un gol anulado con polémica a Morata. La bronca del portero a Xabi Alonso, no se sabe muy bien por qué, resultó elocuente. Una jugada extraordinaria del delantero exmadridista propició el 0-2. Salió en carrera desde su campo, superó a cuantos rivales se le acercaban y, ya desfondado, ofreció una asistencia extraordinaria a Cuadrado. El colombiano, al que le ha venido de perlas salir del Chelsea y volver a Italia, definió tras un recorte maravilloso a Lahm. Y no quedó resuelta la eliminatoria antes del descanso porque Neuer, esta vez soberbio, salvó de milagro un remate de Cuadrado.

Se esperaba alguna jugada maestra de Guardiola en el descanso. Retiró a Benatia, apostó por Bernat y situó a Alaba de central. Luego, recurrió a la velocidad de Coman, cedido por la Juventus, en lugar de Xabi Alonso. Pero tardaba en encontrar la fórmula y sólo Douglas Costa mostraba algo diferente. Los transalpinos les cortaban el ritmo a los germanos y se sintieron cómodos hasta el cabezazo de Lewandowski que acortó distancias, a poco más de un cuarto de hora.

Cambió el panorama al ser retirado Morata, una amenaza constante por arriba, por abajo y en la presión. Manzukic es más experto pero menos rápido y profundo que el español. Como siempre ocurrió, el asedió final del Bayern se le hizo larguísimo a su oponente. En el último suspiro, Müller, hasta entonces desaparecido, cabeceó un gran centro de Coman y forzó la prórroga. Pep, hiperactivo en el minidescanso mientras Buffon era más líder que Allegri en la arenga, se guardaba aún el as de Thiago, que entró por un extenuado Ribéry, más o menos acertado pero con la virtud de encarar siempre. Y el ex del Barça consumó otra heroicidad alemana, sellada por el francés Coman.

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