El Abanca Ademar sofoca la rebelión navera y rompe el muro de Lamariano

Hubo que sacar todas las armas, usar todos los escudos y cortar todas las vías de suministro para sofocar una rebelión que, por momentos, amenazó seriamente la racha triunfal de las tropas de Manolo Cadenas.

Sufrió de lo lindo el Abanca Ademar, que se dio cuenta de por qué el recién ascendido Balonmano Nava estaba siendo la revelación de la Liga Asobal. Los leoneses se terminaron imponiendo por 23-22, ante un imponente Yeray Lamariano que dio vida hasta el final al conjunto navero.

Antes del inicio del partido, Gonzalo Carou recibía un más que merecido homenaje por ser el jugador extranjero con más partidos disputados en la Liga Asobal y su presidente, Adolfo Aragonés, hacía entrega de un obsequio en reconocimiento al argentino y sus 433 encuentros.

Menos sentido encontró parte de la afición a la pancarta que pedía no politizar el deporte, que finalizaba con un «¡Viva España!», y que llamaba a la «voluntariedad» de participar en las competiciones nacionales.

Centrados en el plano puramente deportivo, el Balonmano Nava demostró pronto que esta temporada no es ni mucho menos la 'Cenicienta' de la categoría. Tin Lucin inauguraba el marcador y Ajo Martín, aprovechando las primeras paradas de Yeray para poner la igualada.

Los ataques llegaban desde el extremo y ambos porteros se mostraban inexpugnables, lo que llevaban a un tanteador bajo, 3-2, en el minuto 8.

Seguían avisando los segovianos al Abanca Ademar. Los problemas en defensa de los leoneses permitían al conjunto visitante colocarse por delante, 5-6, en el Palacio de los Deportes.

Los guardametas seguían salvando unas defensas mal ajustadas. Las paradas evitaban que ninguno de los dos se escaparan en el marcador y las rentas seguían siendo mínimas. El exmarista, Rodrigo Pérez, volvía a colocar por delante a los chavales de Dani Gordo, 8-9, tras el tiempo muerto de Dani Gordo.

Lo que mejor funcionaba era el contragolpe para los pupilos de Manolo Cadenas, que sin embargo se topaban con un inconmensurable Lamariano, que detenía incluso un 'siete metros', con 10-9, y D'Antonio retomaba el empate que obligaba al técnico de Valdevimbre a detener el partido.

Al descanso se llegaba con la igualdad de todo el choque, y los leoneses se iban con uno de ventaja, 12-11. Una renta que poco duraría porque la exclusión de Camí, al final del primer periodo, supo aprovecharla Nava para en la salida dar la vuelta al duelo (12-13), tras la novena pérdida del Ademar.

Ajo Villarraso estaba comandando la rebelión segoviana en el Palacio. El pivote recogía todos los balones y anotaba para mantener en ventaja a los de Dani Gordo, 14-15, en el minuto 38.

El punto de inflexión en León llegó con una inferioridad numérica del Abanca Ademar. Los locales daban la vuelta al tanteador, con una contra de Gonzalo Pérez, y Rubén Marchán lograba la máxima renta del partido, 18-16, que aclaraba el horizonte del equipo de Cadenas.

La defensa ganaba en agresividad, el cansancio hacía mella en el cuadro navero que, sin embargo, no perdía la cara al choque y mantenía las esperanzas, 19-17, al paso por el ecuador del segundo periodo.

Y cuando mejor tenía el partido el Ademar, de nuevo aparecía Lamariano para con tres paradas mantener en el choque a los suyos (21-19). Quien no perdonó, al contragolpe, fue Tin Lucin para recuperar la renta de tres goles para los leoneses, al entrar en los últimos diez minutos.

Desatascaba David Fernández, golpeaba Juanjo, y los de Manolo Cadenas se dirigían a por su octava victoria con el 23-19 que ponía tierra de por medio. Aunque Adrián Rosales se proponía que su equipo no dijera la última palabra y recortaba distancias, 23-21, para que el técnico leonés solicitara un tiempo muerto a cinco minutos del final.

Lamariano quiso dar una vida extra a los suyos, con cuatro paradas consecutivas que el ataque no sabía aprovechar. Y así moría el partido, con un quiero y no puedo de Nava, ante un Abanca Ademar que con su defensa logró administrar la renta para acabar imponiéndose por 23-22, con gol de Casado sin tiempo para más.