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Juan José Campanella y Clara Lago. Efe
Juan José Campanella: «Tenemos un miedo eterno a la vejez»

Juan José Campanella: «Tenemos un miedo eterno a la vejez»

El director estrena hoy 'El cuento de las comadrejas',una comedia negra con un reparto de edad avanzada

Iker Cortés

Madrid

Miércoles, 10 de julio 2019

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Juan José Campanella (Buenos Aires, 1959) quedó exhausto con su anterior incursión en el mundo del largometraje. No es para menos. 'Futbolín' (2013) era su primera película de animación. «Fue una aventura tecnológica que poco tenía que ver con el cine al que yo estoy acostumbrado», reconoce. Tanto, que el cineasta sintió la necesidad inmediata de hacer «todo lo contrario» y se metió de lleno en el teatro, donde «si había que mover algo del decorado, que fuera con una soga y una polea, como hacían los griegos en el año 500 antes de Cristo», comenta entre risas. Ahora regresa a la gran pantalla con 'El cuento de las comadrejas', una comedia negra protagonizada por una estrella de la edad dorada del cine argentino que vive apesadumbrada su retiro, en una hermosa villa a las afueras de Buenos Aires, junto tres hombres: su esposo, un actor de segunda fila, y el cineasta y el guionista que la encumbraron. La tranquilidad se verá interrumpida cuando dos jóvenes se acerquen a la mansión con un negocio inmobiliario entre manos.

-No hacía una película desde 2013. ¿Por qué tanto tiempo?

-Me enamoré del teatro y luego llegó un programa de televisión y los años pasan cada vez más rápido. Hacer cine es lo que más me gusta, pero tengo como una vara de exigencia más alta, porque me parece que para contar cuentos que también tengo ganas de contar pero que no son tan perdurables está la televisión. Es que me parece que la televisión es más de consumo inmediato y que no queda para la historia. Es raro que uno vea la misma serie varias veces.

-Últimamente no tanto.

-Puede que haya fanáticos que vean cada capítulo de 'Friends' veinte veces, pero es raro. Yo vi 'Breaking Bad' y me encantó, pero no la vería de nuevo. En cambio una película es algo que queda para la historia y que se puede ver dentro de veinte años porque cuando para ti también han pasado veinte años la ves distinta y le añades otras cosas. Para una película tengo más requisitos y cada vez me cuesta más encontrar una película que me apetezca hacer.

-Hablaba de su interés por el teatro en estos últimos años y la película es bastante teatral…

-Pero fíjate, el primer boceto de este guion lo escribí hace 22 años, antes de toda las películas que conoces. Lo que pasa es que cuando una película tiene pocos personajes, se basa en las actuaciónes y en los diálogos, se dice que es teatral. Es un prejuicio, pero yo hice una versión teatral y me resultó muy complicada. Es una historia muy cinematográfica y aunque se desarrolla en una casa y en los exteriores, es que ¡la casa tiene tres hectáreas! Hacerlo en teatro sería una proeza. Es una historia con vueltas de tuerca a lo Agatha Cristie, humor y diálogo.

-La cinta es un 'remake' de 'Los muchachos de antes no usaban arsénico', una película de culto argentina de 1976. ¿Por qué apostó por ello? ¿No cree que es una oportunidad perdida para contar una historia totalmente nueva?

-No, la verdad es que, por ejemplo, 'El secreto de sus ojos' también es de alguna manera un 'remake' porque ya hay una novela en la que se basa. La película original me encantó, pero no fue hasta quince años después de haberla visto cuando me di cuenta de que podía contar algunas cosas y contarlas en un contexto no realista, sino un poco como una fábula y con un distanciamiento de la realidad. La original me pareció un vehículo perfecto para agregarle todas estas cosas. De todas maneras, hay muchas diferencias de tono y argumento, que no puedo revelarlas porque haría 'spoilers' de las dos. Hasta los finales son distintas. Es una película nueva.

-Es complicado definir la película, porque empieza como una comedia negra pero luego se acerca más al drama.

-Sí. En realidad todas mis películas tienen momentos de mucha comedia y otros más serios. La emoción importa y para festejar ese final como un triunfo tenemos que haber pasado por ese viaje de humillación que tienen los personajes. Es una mezcla y es muy difícil de definir. Yo diría que es una película inclasificable, pero como lo era 'El secreto de sus ojos'. Con ella también tuvimos un debate porque no sabíamos cómo venderla ni qué hacer con el tráiler: qué era, ¿una historia de amor con relato policial? ¿Un policial con relato de amor? A mí me gusta mucho mezclar estos ingredientes que cuando funcionan hacen una película más rica pero también mas difícil de clasificar.

-La casa es otro personaje más. ¿Costó mucho encontrar una vivienda así?

-Son dos casas: la que se ve por fuera, que se ubicaba 80 kilómetros a las afueras de Buenos Aires, y la interior, que estaba en un barrio de la capital. Y sí que nos costó porque lo que se ve en la película es lo que está sucediendo de verdad. Muchas de estas casas de finales del XIX están desapareciendo porque se están convirtiendo en complejos habitacionales.

-Graciela Borges, Óscar Martínez Luis Brandoni y Marcos Mundstock son los cuatro actores que protagonizan la película, a la que se suman Clara Lago y Nicolás Francella. Todos ellos están soberbios. ¿Tenía claro el reparto o fue a través de un proceso de 'casting'?

-El casting se hizo para los jóvenes sólo. La verdad es que uno de los motivos por los cuales la película se demoraba y volvía al cajón era porque no había cuatro glorias del cine de esa edad que pudieran hacer los personajes. Casi te digo que el guion guardado esperando a que esos actores llegaran a esa edad, excepto en el caso de Óscar Martínez que está maquillado. Porque cuando escribí el primer boceto, Graciela tenía 50 años. Tenían que ser cuatro pesos pesados porque, aunque no conozcas sus carreras, se nota desde el primer instante.

-Precisamente, el papel de Graciela es uno de los más agradecidos.

-Es una actriz que siempre ha hecho papeles dramáticos. Hace unos años me dijo que quería trabajar conmigo y yo estaba haciendo un programa de televisión de comedia, así que la llamé. Fue tan graciosa en su sutileza que le pasé el guion. Eso sí, con un poco de miedo porque el personaje tiene características suyas, exceptuando el egocentrismo. Fue una mujer muy bella y basó gran parte de su carrera en esa belleza. Aquí, por ejemplo, tenía que proyectarse su cara de joven sobre su rostro y no todos se atreven a hacer algo así. Una vez estuvo ella, fue más fácil que entraran los otros tres actores.

-Los actores mayores no parecen tener mucho hueco en la industria. ¿Por qué?

-En primer lugar, porque cuando la audiencia ve un cartel con un reparto así siempre piensa que es una película para viejos y no que es una película con viejos. Y creo que ese papel debe recaer en la prensa, tratar de comunicar que no lo es. Paradójicamente, esta es la película mia que más les gusta a los jovenes, porque los viejos son tan transgresores que se la devora. Pero es verdad que al principio no van. Y por otro lado la gente mayor es la que más ha abandonado el cine, prefieren esperar a que llegue a la televisión, así que hay pocas películas que cuenten historias sobre ellos.

-Quizá también la industria no sea más que el reflejo de cómo la sociedad trata a los mayores.

-Bueno, hay un miedo obviamente eterno a la vejez. Uno no quiere ver viejos. Es una parte de la vida, como la muerte, que uno trata de ignorar y que cree que no va a pasar nunca y que no va a llegar. Algo de eso hay también.

-Hablaba de las películas y la televisión. ¿Dónde se sitúa en la discusión de si las películas en plataformas digitales como Netflix o HBO son cine o no?

-Yo estoy a favor de las plataformas digitales. Creo que han revolucionado la televisión, pero siguen siendo tele. Yo hago las dos cosas y las hago de forma distinta, por ejemplo en la narrativa. En la televisión el 80% de las imágenes se mueven entre el plano medio y el primer plano y en colocar al que habla siempre en escena. Es decir, aunque son más cinematográficas que antes, la narrativa sigue siendo de televisión y no se contar una historia de tele de la manera en que uno cuenta una película. No hay primeros planos extremos, ni un plano secuencia que transcurra lejos de los personajes… Y luego está el proceso de selección de las cosas que se hacen. Ahora está en manos de ejecutivos que jamás han filmado ni escrito nada.

-¿Hemos ido a peor entonces?

-No, hemos ido a mejor en cuanto a la calidad cinematográfica, pero se esta haciendo tanto, hay un 'boom' tan grande, que el producto empieza a resentirse. Ya no dan abasto. Esto pasa en EE UU también. Están ascendiendo a gente que aún no ha hecho méritos. ¡El año pasado, en EE UU se hicieron más de 400 programas! Y claro, baja la calidad. En cuanto algo empieza a ser éxito, empiezan a tratar de reproducirlo de forma masiva, a gran escala y no es tan fácil. Y por eso con muchas series no duras ni quince minutos.. Esta serie no la oi nombrar sera nueva, sexta temporada donde están las otras cinco. El único que mantiene un nivel de calidad importante es HBO, los demás hacen pizza por docenas.

-¿Acabará estallando la burbuja?

-Se va a terminar estabilizando. Ya está mucha gente comentando que qué malas son las series. Por no hablar de las películas que se hacen específicamente para estas plataformas que son una porquería. No hay ni una sola buena. 'Roma' no se puede considerar como una película para Netflix porque Alfonso Cuarón ya la estaba rodando cuando entró la compañía. Me encanta el 'streaming' como superador de la televisión, pero como reemplazo al cine no va.

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