Ainhoa Carrera Luengo, ganadera de Santa Elena de Jamuz
«Si no me quedo y me ayudan, el incendio se lleva el pueblo entero»Ainhoa tiene, junto a familiares, dos explotaciones ganaderas que asegura «haber salvado» del incendio sin que allí «acudiera nadie» más que ella y su hermano y un grupo de personas que acudieron por una convocatoria en redes sociales
El pasado ha sido tan terrorífico que impide pensar en el futuro durante un presente en el que lo vivido casi ocupa todos los pensamientos de unas personas que han sufrido y peleado por su vida y sus posesiones en muchos pueblos de León afectados por los incendios forestales.
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Ainhoa Carrera Luengo tiene un negocio familiar que no es otro que la ganadería. En un par de explotaciones tienen, sobre todo, vacas y ovejas. Son su ocupación, sustento y responsabilidad, y como tal asegura haber actuado: «En la más pequeña que tenemos, en San Esteban de Nogales, mi hermano y yo vimos que avanzaba el fuego. Uno fue a por un tractor mientras el otro se quedaba y lo apagamos como pudimos».
«En Santa Elena de Jamuz», sigue relatando esta ganadera, «tenemos la nave grande a pie de monte. Es todo forraje y paja, unos 20.000 paquetes. Subimos una convocatoria por redes sociales y vinieron a ayudarnos. Allí no había bomberos, ni helicópteros ni nada. Cuando ya se fue todo el mundo me quedé sola, con el fuego a menos de un metro haciendo cortafuegos, fue horrible. Pero si no me quedo allí y me ayudan se lleva la nave y a todo el pueblo», sentencia mientras afirma que el medio kilómetro que los separa está «lleno de maleza».
«Una chispa y llega a La Bañeza»
Gracias a ello sólo ha tenido que lamentar el fallecimiento de algunos animales por culpa del intenso humo. En esa actuación, realizada antes de que se ordenara la evacuación, comenta Ainhoa que se salvo su pueblo, pero que en otra lograron algo más: «Al día siguiente, fuimos unas treinta personas con diez tractores a hacer cortafuegos en un pinar que ya dábamos por perdido porque sabíamos que iba a arder, pero gracias a ello logramos que no fuera a más porque con una chispa hubiera pasado de allí y llegado a La Bañeza».
«Ahora nos llegarán las denuncias», relata enfadada Ainhoa, que señala que la Guardia Civil «estaba tomando nota de las matrículas».
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