Aula del CRA de Posada de Valdeón en Oseja de Sajambre.
Educación rural

El «privilegio» de los colegios sin alumnos: «Es una maravilla y triste a la vez»

Cinco centros de la provincia de León mantienen abiertas aulas con tres o cuatro estudiantes, que reciben una enseñanza más personalizada pero tienen carencias sociales y de aplicación del temario

Lunes, 6 de octubre 2025, 09:10

El bullicio de la salida, las actividades grupales o el partidillo de fútbol del recreo son puras leyendas para ellos. El silencio atrona y solo el ruido del motor del transporte que les devuelve a casa les espera a las puertas de su colegio. Un colegio que se reduce a un aula, con suerte dos -aunque una de ellas estará inutilizada-, y donde el ejercicio, y deber, más difícil es el de permanecer para que nuevos niños puedan seguir haciendo lo mismo que ellos.

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Así se vive en Calamocos, en Mozóndiga, en Canedo, en Oseja de Sajambre y en Silván. En estos pueblos de la provincia de León solo van a clase cuatro alumnos, tres en el caso del último, donde tener el colegio abierto se convierte en una especie de milagro.

«Tienen suerte de tener el cole abierto. Mantener un colegio así es un esfuerzo y es algo que mantenemos entre todos», recuerda Alejandro Jiménez, director del CEIP Santa Ana, en Silván.

A casi 1.000 metros de altitud se ubica este centro que la Junta de Castilla y León mantiene abierto con solo tres alumnos. Es el único de la provincia con tan pocos estudiantes. El año pasado eran cuatro, pero el chaval cursaba Sexto y ya se ha ido al instituto. En esta localidad de la Cabrera Baja, perteneciente al Ayuntamiento de Benuza, «donde el alcalde siempre está pendiente de nuestras necesidades», tienen dos profesores: uno a jornada completa y otro a media jornada.

CEIP Santa Ana, en la localidad cabreirense de Silván.

Alejandro, el director, se encarga del Inglés; y su compañera Celia Arconada, que acude al centro tres días a la semana, es profesora de Educación Física y Música. El resto de materias como Lengua, Sociales o Matemáticas se las reparten. «Hay un tutor, pero trabajamos mano a mano», explica, poniendo en valor una relación basada en la comunicación y la coordinación.

El Santa Ana tiene tres alumnos: dos en Quinto y una en Primero. «Cuando podemos separamos los dos cursos, yo con los de Quinto y ella, a ratitos, con la pequeña; y si no todos juntos». Y es que este centro tiene dos aulas, biblioteca y almacén, que hace las veces de gimnasio, porque estaba diseñado para más niños. Todos ellos viven en Silván, aunque sus familias son una familia de extranjeros y otra de fuera de la provincia.

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En cuanto al horario, tienen el mismo que en la ciudad ya que las horas vienen marcadas desde la Consejería de Educación. «Nos organizamos igual que un colegio cualquiera». Sin embargo, no hay extraescolares, aunque mantienen su media hora de recreo aunque solo sean tres niños para jugar y no puedan hacer equipo para fútbol o baloncesto.

Para el director es «una maravilla» poder trabajar en un colegio así y ponen en valor «la posibilidad muy grande» que les dan a los más pequeños: «Pueden trabajar muchos conceptos y contenidos de una forma más personalizada». Eso sí, reconoce que también tiene una parte «triste» debido al reducido número de estudiantes que impide trabajar actividades grupales. Si no existiera el CEIP Santa Ana, estos cuatro chicos tendrían que hacer 25 minutos en coche hasta La Baña, atravesando un puerto de montaña.

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De Cabrera a Picos de Europa

Prácticamente en la otra punta de la provincia se encuentra el CRA de Posada de Valdeón que mantiene un aula abierta para cuatro alumnos en Oseja de Sajambre, en pleno corazón de los Picos de Europa.

Aula de Oseja de Sajambre, del CRA de Posada de Valdeón.

Es este centro son cuatro chicos, dos en Quinto, uno en Tercero y uno en Segundo, que tienen una tutora que vive en la localidad y siempre está cerca del colegio. También acuden otras dos compañeras: una pedagoga terapéutica para un alumno con necesidades especiales, que va un día a la semana; y una especialista en Educación Física y Música, que lo hace dos días.

Su director es Cristian Aguiar Fernando, quien explica que en Oseja hay dos aulas pero solo se utiliza una. El año anterior hubo otro joven que ya llegó al instituto. Una vez acaban su paso por el centro pueden elegir entre hacer Secundaria y Bachiller en Cangas de Onís -Asturias- o Riaño.

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Todos los estudiantes son de fuera de la localidad y cada día llegan desde Pío de Sajambre y Soto de Sajambre. Además, se les facilita un «planteamiento diferente de las cosas» al tratarse de alumnos «a los que no motiva demasiado estar en el colegio» y con dificultades de concentración. «La lectura es complicada, por ejemplo. No están habituados a este tipo de actividades», teniendo otros intereses como el campo, la mecánica agraria o los animales, por lo que se les adapta a actividades relacionadas con ello.

«A mí me parece un privilegio que haya un cole con cuatro alumnos», sentencia su director.

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