Rasca premiado en León
Reparte 500.000 euros con un rasca: «Me dicen que soy como la Manolita, pero de Mansilla»El vendedor Óscar María Rodríguez repartió medio millón a un vecino de la localidad con un rasca que le dejó «blanco» al ver el premio
Ocurría el pasado 1 de septiembre. Tras comprar su rasca Gran Cleopatra, y a escasos metros del vendedor, el afortunado se quedó «blanco» tras descubrir que su boleto contenía la combinación correcta del máximo premio de 500.000 euros. «No se lo creía. Pensaba que no era posible», relata ahora Óscar María Rodríguez, el encargado de repartir la fortuna.
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Óscar lleva cuatro años y medio repartiendo la suerte de la Once en Mansilla de las Mulas. Una corta trayectoria que ya le ha servido para entrar un EuroJack Pot premiado con 400.000 euros y dos cupones del Sueldazo del sábado por 40.000 euros. «La gente me tiene aprecio. Me dicen que soy como la Manolita de Madrid, pero en esta zona».
Reside junto a su mujer en Valverde Enrique. Se desplazaron desde León cuando la Once le destinó en esta zona de la provincia. «Nos pillaba más cerca y así evitaba los semáforos», explica. Cada día se recorre seis localidades, donde «de vez en cuando» ha dado algún premio de 100 ó 200 euros, pero nunca de esta cantidad. «De vez en cuando salen. La suerte es que me lo mandaron a mí».
«Por principios» no da perfil de la persona afortunada, a pesar de que la gente le «cose» a preguntas desde que la noticia se fue extendiendo por el pueblo. Todo ocurrió muy pronto, por la mañana del pasado lunes 1 de septiembre. «La persona afortunada ni gesticuló ni nada cuando vio el premio porque había gente. Luego me cogió aparte y me pidió el teléfono para ver cómo gestionarlo». En caso de premios tan importante, el boleto vale como cheque que se debe canjear en las oficinas de la Once en León con DNI y cuenta corriente.
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«Estoy muy contento por la gente del barrio»
Por su parte, Óscar lo primero que hizo fue llamar a su mujer y luego siguió trabajando recorriendo los pueblos. «Le echo muchas horas, pero ese día estuve todo el día con mucha tensión y nervioso». Días después, la persona afortunada contactó con él y ha tenido «un detalle» con quien le entregó la suerte. Algo diferente ocurrió con el otro gran premio que entregó y cuyo destinatario «me ve todos los martes y no me paga ni una caña», bromea.
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Este vendedor ya es de por sí una persona apreciada en Mansilla, como él mismo reconoce. «Más que clientes, tengo amigos» y suele repartir tanto cupones del sorteo diario o fin de semana como rascas. Ahora, más allá de que su fama como mano afortunada vaya a crecer, se queda con el valor personal que este premio le aporta: «Yo me siento bien porque, a parte de repartir alegría, ves que tu trabajo sirve para algo gratificante».
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