Un año del argayo entre León y Asturias: cuando la piedra sepultó la AP-66
Se cumplen doce meses del desprendimiento de piedras que dejó cientos de vehículos atrapados en la autopista y que desplazó durante semanas el tráfico al puerto de Pajares
Eran las 10.15 horas de la mañana de un otoñal 10 de noviembre de 2024 cuando la palabra argayo entraba en nuestras vidas. Las piedras se desprendían de una ladera en la AP-66 que conecta León y Asturias y el desconcierto de los conductores era total. La roca sepultaba un tramo de la autopista entre León y Campomanes y obligaba a movilizar a bomberos, guardias civiles, drones, perros y demás personal.
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El primer objetivo, asegurarse de que no hubiera víctimas mortales bajo los escombros de la ladera. Una vez constatado el «milagro», el reto comenzaba: identificar qué había sucedido y trabajar para reabrir una vía de conexión fundamental en el norte peninsular. El desprendimiento ocurría a la altura del kilómetro 76 entre Caldas de Luna y el área de descanso del Huerna.
Por el peaje, como recuerda en este primer aniversario del argayo el diario El Comercio, solían pasar 8.800 vehículos al día, cuatro veces más que el habitual en el puerto de Pajares. La N-630 revivía su pasado y recordaba tiempos antiguos, con una afluencia desde hace décadas nunca antes vista de camiones, transportistas, trabajadores y leoneses y asturianos que cruzaban la frontera a través del puerto.
Un bypass en tiempo récord para recuperar la circulación
Y mientras el tráfico se reorganizaba, comenzaban los trabajos para abrir un bypass provisional con el que los vehículos pudieran sortear el argayo que se produjo por una grieta por la que se coló agua, haciendo presión y descomponiendo los materiales de la ladera.
Solo 17 días después del argayo, el bypass se abrió para dar una primera respuesta mientras se gestionaba una solución duradera.
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A vueltas con el cobro del peaje y su supresión
Entre tanto, las quejas de usuarios habituales y transportistas no han cesado. Exigen la devolución del peaje cobrado durante los 81 días en los que las obras provocaron retenciones de «especial relevancia» que la DGT categorizó en nivel amarillo, rojo y negro. Y es que, a pesar del bypass, la conducción se ha visto alterada por una infraestructura de menor calidad pero por la que se sigue cobrando la misma tarifa.
Esta situación, unida a las constantes obras y trabajos de mejora de la vía que también han afectado a los conductores, ha reavivado con más fuerza la protesta capitaneada por el Principado de exigir el fin del peaje de la AP-66 que se ubica en La Magdalena.
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En este año las máquinas no han parado de trabajar asegurando la ladera con bulones y hormigón, disponiendo en la falda el material y avanzando en liberar los carriles. El argayo supuso todo un reto de ingeniería y volvió a poner de manifiesto la importancia de conservar una vía de conexión tan esencial como la que conecta León y Asturias por carretera.
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