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El obispo de Astorga, en un momento de su rueda de prensa.

La Diócesis de Astorga expulsa por diez años y recluye en un convento a Ramos Gordón tras confirmar que realizó abusos sexuales en La Bañeza y Sanabria

La investigación de la Santa Sede determina que el sacerdote que cometió abusos en el Seminario de La Bañeza abusó de menores en un colegio de Zamora | El obispo de Astorga pide perdón a las víctimas

A. Cubillas

Astorga

Lunes, 17 de septiembre 2018

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José Manuel Ramos Gordón, el sacerdote de la Diócesis de Astorga, acusado de abusar al menos de dos menores durante su etapa como profesor en el Seminario Menor de La Bañeza, también cometió abusos sexuales en el colegio Juan XXIII de Puebla de Sanabria entre los años 1981-1984.

Es la conclusión de la investigación llevaba a cabo por la Santa Sede por expertos juristas extradiciocesanos y que ha dado probados los hechos denunciados por un exalumno del centro zamorano, confirmando por tanto la comisión de un delito grave de abusos sexuales a menores.

Así lo confirmó este lunes el obispo de Astorga, Juan Antonio Menéndez, que trasladó personalmente la decisión adoptada a la víctima, a la que «expresé mi dolor por la gravedad del delito cometido, le pedí perdón en nombre de la comundidad diocesana y me puse a su disposicion para acompañarle en lo que pueda hacer».

Sin confesión

En el marco de la investigación, José Manuel Ramos Gordón «no aclaró suficientemente los hechos« y en ningún momento confesó ser autor de los abusos denunciados por la víctima el 21 de febrero del 2017, como si reconociese los cometidos en el seminario bañezano».

En cualquier caso, según remarcó el obispo y en base a las circunstancias que concurrían en torno al caso, tanto los asesores como los delegados concluyeron que existía una altísima certeza moral de la existencia de los abusos.

«Vergonzoso»

Por su parte, la congregación ha notificado la imposición de la privación del ejercicio público del ministerio sacerdotal durante 10 años y la obligación de residir en un monasterio o convento fuera de la diócesis de Astorga durante diez años.

Transcurrido este periodo, continuó el obispo, el sacerdote podrá volver a la diócesis «para residir en la casa sacerdotal aunque solo podrá celebrar la eucaristía fuera de la Casa con la autorización expresa».

Se trata de una «pena dura» aunque no la pena máxima: la expulsión, que no se ha barajado, según informó el obispo de Astorga, porque los hechos se remontan 35 años en el tiempo y tras demostrar que Ramos Gordón ha vivido un sacerdocio «normal y positivo», en su última etapa.

Caso del Barco de Valdeorras

En rueda de prensa, el obispo de Astorga ha manifestado su firme condena por unos hechos que ha calificado de «vergonzoso», al tiempo que reafirmó su decisión de luchar contra los delitos de índole sexual «por todos los medios legítimos».

Hasta la fecha tan sólo tres personas han denunciado a Gordón de abusos sexuales, aunque su relato pone de manifiesto la existencia más víctimas

En este contexto, aseguró que aún sigue a la espera del resultado de la investigación sobre los abusos ejercicios en el Seminario de la Bañeza por el educador Ángel Sánchez Cao, hoy cura destinado al Barco de Valdeorras (Lugo).

Tras la denuncia por «abusos y tocamientos» interpuesta por el exseminarista Emiliano Álvarez, la diócesis abrió una investigación, que en la actualidad está bajó secreto pontificio. «Ya se ha hecho la investigación. Una vez que tenga la conclusión, al igual que hoy, daré cuenta de ella públicamente», señaló el obispo.

«Tolerancia cero»

Durante la rueda de prensa, Menéndez hizo suyas las palabras del Papa Francisco. «Mirando hacia el pasado nunca será suficiente lo que se haga para pedir perdón y buscar reparar el daño pasado. Mirando hacia el futuro nunca será poco todo lo que se haga para generar una cultura capaz de evitar que estas situaciones, no solo no se repiten, sino que no encuentren espacios para ser encubiertas y perpetuarse».

La carta al Papa Francisco

En la actualidad, el sacerdote permanecía privado de todo cargo pastoral durante el periodo de un año tras confirmarse los abusos a dos hermanos en el Seminario de La Bañeza que describieron haber vivido un infierno de vejaciones físicas y psíquicas.

Fue Francisco Javier Redondo el que en 2014 y tras destaparse los abusos de Granada, cogió un papel y un boli y escribió una carta. Su destino, el Papa Francisco. En su carta le pedía que se les escuchase y que no tratase de ocultar ese horror vivido.

A pesar de que su caso había prescrito penalmente, civilmente y canónicamente, el Papa derogó la prescripción y reabrió el caso. Tras la toma de declaraciones, el Vaticano condenó al Ramos Gordón a la privación de la labor de párroco durante un año. Una sentencia que no impidió que los vecinos de la localidad zamorana de Tábara (Zamora) despidieran con honores a este sacerdote.

Por último, pidió a todos los fieles, sacerdotes, consagrados y laicos que acompañen en el dolor a las víctimas de los abusos con la oración y la penitencia y pidan una verdadera conversión para el sacerdote que cometió tales delitos.

«A los cristianos y sociedad que se haga todo lo posible para garantizar y proteger la integridad de niños y adultos en estado de vulneración y la implementación de tolerancia cero a la que reiteradamente se refiere el Papa Francisco», concluyó el obispo de Astorga.

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