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Elena Martini
No suenan campanas de boda

No suenan campanas de boda

Miles de enlaces se posponen por el estado de alarma

Domingo, 12 de abril 2020

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Deberían llevar casados una semana, pero Edurne e Isaac no pudieron darse el 'sí, quiero' cuando tenían previsto. La pandemia por SARS-Cov-2 se lo impidió. «Nos casábamos el 4 de abril, pero cambiamos la fecha horas antes de que el Gobierno decretase el estado de alarma (14 de marzo)», cuenta ella. La decisión no fue fácil para ninguno, sobre todo porque nadie se imaginaba en aquel entonces que, a principios de abril, el confinamiento continuaría. «Nos sentó fatal y fue bastante frustrante», dice él. «Después de casi un año de preparativos con la visión puesta en esa fecha, de repente se te cae todo por la borda sin que puedas hacer nada».

Según cálculos de la web nupcial Bodas.net, dado que el periodo de tiempo afectado (del 16 de marzo hasta finales de abril) es temporada baja de bodas –se suelen celebrar únicamente un 10% de los enlaces que tienen lugar en todo el año– en España podrían verse afectados entre 16.000 y 17.000 casamientos. Además, tras realizar una encuesta a parejas de España, Italia y Francia, con más de 2.600 respuestas recibidas, los datos muestran que la mayoría de los enamorados han fijado nuevas fechas para la segunda mitad del año (91,3%) y únicamente el 8,7% ha aplazado el evento hasta el 2021.

Sin embargo, las organizadoras de bodas de 'El Sofá Amarillo', Marta Rivadulla y Celia Torres, señalan que «aún existe mucha incertidumbre sobre lo que pasará de aquí a unos meses» y que abril será un mes clave para decidir qué hacer con las bodas programadas para mayo y junio (temporada alta). Las empresarias manifiestan cierta angustia porque, a parte de ser una faena para los novios, también puede tener graves consecuencias económicas para el sector nupcial. «El 50% de nuestros ingresos se produce cuando se celebra la boda, si eso no ocurre, dicho 50% se pierde», expresan. Otro problema es que aquellos que aplacen su enlace a la próxima temporada ocuparán fechas que tendrán que dejar de venderse a las parejas que tenían previsto casarse en 2021, lo que también afectará a los futuros ingresos de estas empresas.

Edurne e Isaac no quieren esperar tanto, por lo que, si todo va bien, se casarán en septiembre, aunque sea un viernes y no un sábado, como les habría gustado. ¿La nueva fecha? El día 11, una coincidencia que se han tomado con cierto sarcasmo. «Hemos pasado de cancelar la boda por pandemia mundial a casarnos el 11-S. No sabemos muy bien cómo tomárnoslo». Al menos, casi todos los proveedores que tenían contratados -excepto el maestro de ceremonias- están disponibles.

Pero, para quebradero de cabeza, los viajes, y no solo el de la luna de miel. «El 70% de nuestros invitados vienen de fuera de Madrid y esa fue una de nuestras grandes preocupaciones», expresa la pareja. Dado lo extraordinario de las circunstancias y el cierre de fronteras, finalmente las aerolíneas han ofrecido cambiar las fechas de los vuelos y los hoteles han facilitado la modificación de las reservas. Aún así, Edurne e Isaac siguen en negociaciones con su viaje de novios, que planeaban pasar en Cuba y Costa Rica. «Hemos estado a punto de irnos de luna de miel antes de casarnos porque, hasta que estos dos países no prohibieron la entrada de españoles (fueron de los últimos en hacerlo), en la agencia de viajes no nos devolvieron el dinero», relata Isaac. Lo que no saben si recuperarán es el dinero de un vuelo interno entre ambos países que aún no se ha cancelado.

Más inconvenientes: los regalitos para los invitados y las alianzas. Ambos con el 4 de abril grabado. En el primer caso, la empresa les ha sustituido las etiquetas por otras nuevas pero, en el segundo, no hay vuelta atrás. Por ello, cuando acabe la cuarentena, tienen pensado ir a la joyería a que les graben también la nueva fecha. «Así siempre nos acordaremos de esta situación», afirma Edurne.

Aunque para anillos de boda originales, los que ellos mismos se confeccionaron con papel de aluminio el pasado 2 de abril, día en el que habrían ido a firmar ante el notario. «Como no pudimos casarnos, hicimos una boda simbólica. Nos dimos un beso y nos pusimos los anillos», dice ella. Tampoco han desaprovechado celebrar la preboda que tenían prevista (la hicieron por videoconferencia con sus amigos), ni disfrutar de su tarta nupcial, que prepararon en casa mientras contestaban a las preguntas de esta entrevista.

Los anillos de papel de plata que fabricaron Edurne e Isaac para su boda simbólica. I.A.

Relativizar, ser pacientes y comunicarse

Dada la magnitud del problema mundial al que nos enfrentamos, la cancelación de una boda es un contratiempo menor. Sin embargo, los sentimientos de desilusión y frustración que se generan al no poder celebrar un día tan especial y en el que se han depositado tantas expectativas, sí que pueden afectar al futuro matrimonio si no se abordan adecuadamente.

Sobre ello reflexiona la psicóloga clínica Elena Daprá, que augura que el confinamiento afectará de forma extrema a las relaciones de pareja. «No habrá punto medio. Unas se romperán y otras crearán lazos más intensos». Todo dependerá, según la experta, de cómo manejen sus sentimientos, sobre todo ante dificultades como la cancelación de su boda.

Su consejo es relativizar y comunicarse de forma efectiva, es decir, pensar que esta no es una circunstancia personal, sino global, que está fuera de nuestro alcance, y compartir con otros, y especialmente con la pareja, las emociones que todo ello genera en uno mismo. «Estamos todos cansados del confinamiento, irascibles e hipersensibles, con la incertidumbre de no saber qué pasará con nuestra economía o nuestro futuro laboral. Muchos se preguntan, en este caso, si podrán pagar su propia boda, y las dudas son normales, pero si no se hablan bien las cosas, se acabará propiciando una discusión que puede repercutir en el futuro de la relación», señala Daprá.

Por su parte, Vicente Esplugues párroco de la iglesia Nuestra Señora de las Américas, en Madrid, que ha tenido que posponer varios casamientos, pide «ser pacientes y comprensivos».

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