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Patos de los viñedos de la finca Vergenoegd Löw, en Schellenbosch (Sudáfrica), una atracción turística. VERGENOEGD LÖW
Patos al ataque

Patos al ataque

Limpian de plagas los cultivos para evitar pesticidas, atraen a los turistas y se comen las temidas langostas

Viernes, 2 de octubre 2020, 00:14

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Hace unos días daban la vuelta al mundo unas espectaculares imágenes grabadas con dron de 10.000 patos saliendo a la carrera para ir a 'trabajar' a un arrozal de Tailandia. Disciplinados como soldados, puede decirse que en formación, salen de los camiones que los trasladan desde las granjas de cría y toman los campos para centrarse en la tarea que, en realidad, es su forma de alimentarse: se comen los caracoles, insectos y malas hierbas que amenazan los cultivos. Se trata de una manera de evitar los pesticidas y sus aparejados impactos negativos para la salud humana y el medio ambiente. Y, además, abonan el terreno de manera natural.

Allí los llaman los 'pato cazadores', son de la raza británica Khaki Campbell, y forman parte de una larga tradición en aquel país. Cuando nacen, pasan 20 días en el vivero y después se criarán en libertad durante cinco meses, nutriéndose precisamente en los arrozales, para ser devueltos después a la granja y dedicarse a la producción de huevos a lo largo de tres años. El resultado de esta actividad es una simbiosis perfecta entre el criador de patos y el dueño de los arrozales: el primero alimenta gratis a sus animales y el segundo se evita el costo de pesticidas y abonos. Además, pisan el rastrojo del arroz para aplanar el suelo y facilitar el arado. Los patos suelen 'currar' una semana en un arrozal y luego son enviados a otro.

Pero Tailandia no es el único lugar del mundo donde emplean a dichas aves para estos menesteres. En Japón, en la prefectura de Fukuoka, en Kyushu, una región rural al oeste del archipiélago, el agricultor y doctor en Agronomía Takao Fururo fue uno de los primeros del país en usar métodos de agricultura orgánica, allá por 1978. Cultiva arroz y al mismo tiempo cría en sus campos los patos que le ayudan a tenerlos libres de 'intrusos'. Las aves comen alimento natural, con lo que ambas producciones llevan sello ecológico. En realidad, no hizo más que aplicar un sistema tradicional de cultivo nipón, el Método Aigamo, llamado así por la raza de los patos. Tras muchas vicisitudes en sus inicios, como cuando sus perros se comieron todos los patos –que en una segunda intentona fueron pasto de las aves de presa–, triunfó y hoy ha escrito varios libros sobre el tema.

Poca experiencia en España

«En nuestro país, solo hay prácticas a pequeña escala», informa José Luis Moreno, de la Sociedad Española de Agricultura Ecológica/Agroecología (SEAE). Señala que hay diversas zonas de nuestro país, como el norte, por ser más húmedo (el pato está vinculado al agua), y la zona de Valencia y el delta del Ebro, que podrían acoger este tipo de prácticas. «Los patos necesitan un entrenamiento para saber dónde tienen que ir y evitar que se vayan volando o hacia otras zonas. Las gallinas valen igualmente y hay alguna experiencia más también a pequeños niveles. El pato es más resistente a las enfermedades, pero si tienes gallinas puedes buscarle mayor rendimiento con los huevos. Un cultivo perfecto para esto son los árboles frutales, con las gallinas o los patos comiéndose la grave plaga que estamos sufriendo con la mosca de la fruta, cuya larva cae a la tierra porque necesita el suelo, y ahí se la comen estos pájaros».

En Sudáfrica, los viñedos de la finca Vergenoegd Löw, en Schellenbosch, a unos 40 kilómetros de Ciudad del Cabo, emplean a 1.600 patos de la raza corredor indio. A las 10.30 les abren las jaulas y comienza su jornada laboral, que incluye 'descansos', en realidad un parón en su alimentación a base de los 'depredadores' de las uvas Cabernet Souvignon, para darse un baño en el embalse.

Los patos son utilizados también para combatir las plagas de langostas; cada uno puede comerse 200 al día

El desfile se ha convertido en atracción turística. Y los animales no acabarán cocinados a la naranja, pues solo se usan para esta tarea, que llevan desempeñando 30 años. En su web lo llaman 'Nuestra famosa experiencia de los patos corredores', y así lo cuentan: «¿Existe una mejor manera de proteger nuestro delicado ecosistema? Hoy, nuestra entusiasta bandada de 1.600 patos corredor de la India busca alimento en los viñedos, comiendo felizmente los caracoles y ayudando a mantener nuestro terruño libre de plagas naturalmente». Hay tres pases para visitantes, 10.30, 12.30 y 15.30. En Italia, Stefano Bellotti, director del viñedo Cascina Degli Ulivi, introdujo gallinas y patos para que devoraran las plantas y los insectos que podrían debilitar sus uvas y vides, y tiene mucho éxito con su vino ecológico.

Contra langostas

El pasado febrero saltó una noticia sobre la intención de China de enviar 100.000 patos a Pakistan para ayudar a combatir las plagas de langosta que en 2020 con inusual fuerza recorren varias zonas del planeta. Pese a ello, finalmente no se hará, pues no se sabe bien cómo actuarían los animales en un entorno que no conocen y que puede ser agresivo para ellos. Sin embargo, según Lu Lizhi, investigador principal de la Academia de Ciencias Agrícolas de Zhejiang (China), estos animales son «armas biológicas» más efectivas que los pesticidas, asegurando que si las gallinas son capaces de comer 70 langostas al día, los patos engullen unos 200 de estos voraces insectos.

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