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El centro se caracteriza por su atención personalizada.

Centro Orpea, una solución contra la soledad de los mayores

Su residencia se erige como uno de los centros punteros para el cuidado de las personas mayores. Se caracteriza por ofrecer una atención especializada y centrada en la persona, por sus equipos profesionales multidisciplinares y por el uso de innovadoras terapias dirigidas a mantener la autonomía y bienestar de los mayores

Martes, 15 de diciembre 2020

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«Cuando fallecieron mi marido y mi hermana estuve con una profunda depresión. No quería ni comer. Mi hijo me llevaba la comida, la metía en el frigorífico y ahí se quedaba». Así cuenta Fanny cómo era su vida antes de mudarse a la residencia ORPEA.En este centro, su vida ha cambiado de forma radical: «Estoy encantada, aquí estoy muy alegre. Comparto habitación con Encarna, que es encantadora, con ella hago todo».

Como ella, son más de 200 las personas mayores que han decidido abandonar la soledad que sentían viviendo en sus casas, para mudarse a este centro que tiene todos los servicios que precisan: «No me tengo que preocupar de cocinar, ni de ir al médico si me encuentro mal... Aquí atienden todas nuestras necesidades», dice Fanny.

Las residencias ORPEA se caracterizan por sus amplias instalaciones con jardín, gimnasio, peluquería, servicio de restauración y por una atención especializada. Los centros cuentan con equipos multidiciplinares (médicos, enfermeros, psicólogos, trabajadores sociales, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, animadores socioculturales), que valoran a la persona y establecen planes individualizados con el fin de mantener su autonomía y favorecer su bienestar físico, mental y emocional, siempre teniendo en cuenta sus gustos y preferencias.

Atención personalizada

«Cada residente es diferente. Nuestra meta es personalizar la atención para que se adecue a las necesidades de cada uno», asegura Sonia Sierra, directora del centro, que explica que la residencia cuenta con dos nuevas unidades: «Hemos puesto en marcha dos tipos de servicios muy especializados. Uno dirigido a personas mayores con gran dependencia, que han perdido parte importante de su autonomía; el otro, es una unidad específica para personas con alzhéimer y otras demencias. La intención es adecuarnos a sus grado de dependencia y a sus necesidades específicas para conseguir que tengan una mayor calidad de vida».

En estas Unidades Protegidas de Alzhéimer y otras Demencias o UPAD, profesionales especializados en enfermedades neurodegenerativas brindan terapia cognitiva, física o social, y también emocional, con la finalidad de ralentizar la evolución del deterioro y a mantener cierto grado de autonomía durante el mayor tiempo posible.

Imagen principal - Centro Orpea, una solución contra la soledad de los mayores
Imagen secundaria 1 - Centro Orpea, una solución contra la soledad de los mayores
Imagen secundaria 2 - Centro Orpea, una solución contra la soledad de los mayores

También pretenden mantener los vínculos sociales, tan importantes para el bienestar físico y mental. Entre las terapias más eficaces se encuentran la terapia con animales, la reminiscencia y las salas snoezelen para estimular los sentidos usando la luz, el sonido, los olores y la música

En los centros se organizan multitud de actividades y terapias enfocadas a promover el envejecimiento activo y la mayor calidad de vida de las personas. Estas actividades «no son obligatorias, pero son recomendables para una mejor adaptación y por su base terapéutica».

Actividades compartidas con el Centro de Día

También realizan actividades y colaboraciones con otras entidades como Adopta un Abuelo, un programa intergeneracional donde jóvenes comparten su tiempo con los residentes. En esta actividad Fanny es pionera: «Tengo una «nieta» y un «nieto», los dos encantadores. Se llaman Adrián y Noelia».

En estas actividades participan de forma conjunta los residentes de ORPEA y las personas que acuden al Centro de Día.

Los mayores que viven en sus casas empiezan a ir al centro de día unas horas para compartir y huir de la soledad que muchas veces asola a este sector de la población. Pero algunas acaban decidiendo vivir en la residencia a tiempo completo. Es el caso de Encarna, la compañera de habitación de Fanny: «Yo comencé viviendo al centro de día de ORPEA, pero tengo un problema en las piernas, en casa no tengo ascensor y me costaba mucho subir por las escaleras porque vivía en un segundo. Aquí, en el centro de día, estaba tan contenta, y cuando se murió mi marido, decidí venirme a vivir. Yo vivía aquí muy cerca, venía caminando y volvía. Hasta que ya un día le dije a mi hija que cada vez me veía más torpe y que prefería quedarme aquí», cuenta a Leonoticias. «Me dijeron que solo quedaba una habitación compartida, la cogí y tuve la suerte que hice buenas migas con Fanny. He mejorado mucho en mi rehabilitación y fue la mejor decisión que tomé».

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