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El papa Francisco, recibido por el primer ministro iraquí, Mustafá Al Kadhemi. Reuters

El Papa pide en Irak «que callen las armas»

Bergoglio muestra su cara más política en su discurso a las autoridades locales en el primer viaje de un pontífice al país árabe

mikel ayestaran

Corresponsal. Jerusalén

Viernes, 5 de marzo 2021, 08:20

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El Papa Francisco aterrizó en Bagdad y no perdió ni un minuto para pedir lo que los iraquíes, cristianos o no, piden desde hace muchos años: «que callen las armas». El Pontífice mostró su cara más política para hablar a los dirigentes locales, a quienes les dijo que «basta de violencia, de extremismos, de facciones, de intolerancias» y basta también de «corrupción, abusos de poder e ilegalidad». Tampoco se olvidó de los actores internacionales tan presentes en los conflictos internos del país y a ellos les pidió, sin pronunciar sus nombres, que dejen de intentar imponer sus «intereses políticos o ideológicos».

El primer ministro, Mustafa al-Kadhimi, le esperó a pie de pista y le acompañó a un salón de recepciones donde les aguardaba un pasillo multicolor de jóvenes cantantes y bailarines. Una imagen de música, sonrisas y alegría frente a la desolación, tristeza y sangre que desde hace años es la única imagen que se relaciona con Irak. El Papa llegó como «un peregrino de paz» y se mostró feliz de pisar Mesopotamia, «la cuna de la civilización» que desde hace unos años sufre «una barbarie insensata y deshumana».

Kadhimi respondió con palabras elogio hacia la minoría cristiana que «son gente de esta tierra cuyo éxodo perjudica a toda la sociedad». Un intento de tender puentes con un Pontífice que exhortó a los dirigentes iraquíes a tratar a los cristianos como «ciudadanos que gozan plenamente de derechos, libertad y responsabilidad» y amplió la petición al resto de minorías para que «ninguno sea considerado ciudadano de segunda clase».

«Baba habibi!»

En el camino desde el aeropuerto hasta el centro de Bagdad, donde le esperaba el presidente, Barham Saleh, se encontró con cientos de personas que a los dos lados de la carretera, con bandera blancas y amarillas del Vaticano, le gritaban «Baba habibi!» (querido Papa).

La seguridad es máxima debido a la inestabilidad permanente en el país, acentuada en las últimas semanas por el pulso entre Estados Unidos y las milicias chiíes leales a Irán, y a la amenaza del grupo yihadista Estado Islámico (EI) y por eso la mayor parte de trayectos los realizará en avión o helicóptero. El dispositivo desplegado por las autoridades iraquíes está formado por más de diez mil hombres del Ejército y fuerzas especiales y cuenta también con drones, expertos en explosivos y equipos de los servicios de Inteligencia infiltrados en cada evento.

Máxima seguridad,con un dispositivo de más de 10.000 soldados y fuerzas especiales

Tras su encuentro con Saleh, el religioso se dirigió a la iglesia de Nuestra Señora de la Salvación, víctima de un atentado de Al-Qaida en 2010 en el que murieron 53 personas, y fue la última parada de su primera jornada.

Esperanza para seguir

La invasión de Estados Unidos el posterior conflicto sectario y el establecimiento del califato provocaron que hoy no queden más de 300.000 cristianos en Irak. La mayor parte de ellos pertenecen a la iglesia católica caldea, pero hay también siriacos, católicos y ortodoxos, armenios... y así hasta catorce sectas diferentes reconocidas. Bagdad y la llanura de Nínive son los lugares tradicionales donde vive una minoría menguante castigada por la persecución.

«La comunidad está destruida. Esperemos que este viaje sea un punto de inflexión. La emigración de cristianos desde Irak y desde todo Oriente Medio no cesa y es lógico por el miedo y la fuerte discriminación. La llegada del Papa nos da esperanza y nos dice que el mundo no nos ha olvidado», apunta la directora de la Iraqi Christian Foundation, Zina Kiryakos. El cardenal Louis Raphael Sako, patriarca de Babilonia de los caldeos, también destacó en declaraciones al diario 'The National' la necesidad de que el Papa traiga «esperanza a los cristianos para que se queden en el país». Tarea muy complicada.

El primer día completo en Irak llevará este sábado al Pontífice hasta Nayaf, ciudad santa chií en la que tendrá un encuentro con el Gran Ayatolá Alí Sistani, la máxima autoridad espiritual de esta secta del islam que es la mayoritaria en el país. Los retratos de los dos veteranos líderes religiosos decoran las calles de esta ciudad situada a 150 kilómetros al sur de la capital, a la que viajará en avión. Esta visita a Sistani es un paso más en el diálogo interreligioso impulsado por el Papa. Algunos medios locales recordaron el encuentro de Franciso en 2019 en Abu Dabi con el jeque Ahmed al-Tayeb, gran imán de la institución islámica suní Al-Azhar, con sede en El Cairo, la institución de referencia de la secta mayoritaria dentro del mundo islámico.

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