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El papa Francisco, durante su visita a Rumanía. efe
El Papa pide perdón a la comunidad gitana por su discriminación y maltrato

El Papa pide perdón a la comunidad gitana por su discriminación y maltrato

«Llevo en el corazón el peso de las discriminaciones y los maltratos que han sufrido vuestras comunidades», dijo el pontífice en su visita al barrio rumano de Blaj, habitado principalmente por esa minoría étnica

efe

Domingo, 2 de junio 2019, 15:23

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El papa Francisco ha pedido este domingo perdón a la comunidad gitana por «la discriminación, segregación y maltrato» que sufrió a lo largo de la historia, también de los cristianos, durante un encuentro con esta etnia en la ciudad rumana de Blaj, al centro del país.

«Llevo un peso en el corazón. Es el peso de las discriminaciones, de las segregaciones y de los maltratos que han sufrido vuestras comunidades», dijo el pontífice en su visita al barrio Barbu Lautaru de Blaj, habitado principalmente por esa minoría étnica.

Francisco confesó que «también los cristianos y los católicos no son ajenos a tanto mal», a la discriminación de los gitanos: «Quisiera pedir perdón por esto», apuntó.

«Pido perdón —en nombre de la Iglesia al Señor y a vosotros— por todo lo que a lo largo de la historia os hemos discriminado, maltratado o mirado de forma equivocada, con la mirada de Caín y no con la de Abel, y no fuimos capaces de reconoceros, valoraros y defenderos en vuestra singularidad», indicó.

El Papa señaló que «la indiferencia es la que alimenta los prejuicios y fomenta los rencores» y exclamó: «¡Cuántas veces juzgamos de modo temerario, con palabras que hieren, con actitudes que siembran odio y crean distancias!».

«Cuando alguno viene postergado, la familia humana no camina. No somos en el fondo cristianos, ni siquiera humanos, si no sabemos ver a la persona antes que sus acciones, antes que nuestros juicios y prejuicios», sostuvo.

«Es el peso de las discriminaciones, de las segregaciones y de los maltratos que han sufrido vuestras comunidades. La historia nos dice que también los cristianos, también los católicos, no son ajenos a tanto mal», afirmó el Papa.

Francisco defendió la integración de esta minoría en la sociedad y les animó a aportar algunas de sus señas de identidad, como «el valor de la vida y de la familia, la solidaridad, la hospitalidad, la ayuda, el apoyo y la defensa de los más débiles, el respeto a los ancianos, la religiosidad o la alegría de vivir».

El encuentro tuvo lugar en la nueva iglesia de San Andrés y el beato Ioan Suciu, en Barbu Lautaru, y el cura don Ioan ilustró la labor que la iglesia greco-católica lleva a cabo con esta minoría, que en Rumanía representa en torno al 3 % de la población.

«Hay que sanar esta fractura, encontrar a estos hermanos y ofrecerles el Evangelio de la alegría», defendió el sacerdote, en referencia a esta etnia a menudo estigmatizada en muchos lugares.

Francisco fue acogido en el modesto templo por algunas familias y niños que le escuchaban sentados en el suelo. Posteriormente, el pontífice puso rumbo a la ciudad rumana de Sibiu para regresar a Roma y concluir así su trigésimo viaje internacional.

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