Jueves, 14 de junio 2018, 12:28
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
En Houtouwan, una pequeña aldea en las islas Shengsi, a 50 kilómetros de Shanghai, sólo vive un puñado de personas. Sus moradores, unos 2.000 pescadores y sus familias, tuvieron que emigrar a comienzos de la década de 1990 en busca de oportunidades, cuando la pequeña bahía se volvió insuficiente para atender la creciente demanda de la industria pesquera. El paso del tiempo y la naturaleza se han adueñado de las casas, que fueron la cuna de varias generaciones de pescadores, para abrazarlas y crear este sorprendente entorno: un fantasma verde, como un paisaje de otro mundo.
Johannes Eisele - AFP / Damir Sagolj - REUTERS
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
- 1 El bar leonés que 36 años después de abrir continuó su historia gracias a su camarera
- 2 Una carretera de León queda cubierta de restos de animales muertos tras la pérdida de carga de un camión
- 3 Ni Barça ni Madrid; estos son los posibles rivales de la Cultural
- 4 El desconocido origen leonés de Yolanda Ramos: «Amo León, pero sois muy cerrados»
- 5 El resurgir de Clemente: «No somos Castilla-León ni Castilla y León y Burgos y Soria; un poco de respeto»
- 6 El youtuber de más de 9 millones de seguidores que pasó 24 horas con una monja de clausura de León
- 7 Los vecinos de Cistierna, divididos entre los puestos de trabajo y el riesgo de una nueva planta de biogás
- 8 Puente dice que devolver Feve al centro de León era «disparatado» y que el bus está «acordado»
- 9 El Templo vuelve con fuerza: terraza, música y fiesta para todos en León
- 10 Un municipio del alfoz de León saca cinco puestos de trabajo a concurso por oposición
-
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad