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Las Tablas de Daimiel, uno de los enclaves húmedos más amenazados. efe
Los dragados, los vertidos y la contaminación amenazan a los humedales

Los dragados, los vertidos y la contaminación amenazan a los humedales

España dispone de 75 espacios de este tipo, pero su salud está muy dañada

Martes, 2 de febrero 2021, 17:17

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La actividad del hombre se cierne como una amenaza sobre los humedales españoles. La mala gestión de los recursos hídricos es especialmente grave en nuestro país, donde el 75% de su superficie está en peligro de desertificación. En este contexto, la actividad del hombre sigue infligiendo un grave deterioro a los ecosistemas húmedos. Hoy, cuando se celebra Día Internacional de los Humedales, protegidos por el Convenio de Ramsar, de cuya firma se cumplen 50 años, las organizaciones ambientales se muestran especialmente preocupadas. Nuestro país dispone de 75 humedales que superan las 304.000 hectáreas, lo que coloca a España como el tercer país con más espacios de este tipo incluidos en la lista Ramsar, si bien su salud no es precisamente buena.

Según la secretaria general de la Convención Ramsar sobre los Humedales, Martha Rojas Urrego, «menos del 1 % del agua del planeta es dulce y en su mayoría está almacenada en humedales». Ríos, lagos marismas, turberas, manglares, arrecifes de coral y estuarios son importantes no solo por su belleza, sino porque en ellos viven y se reproducen el 40% de las especies de todo el mundo.

Los dragados, los vertidos, la contaminación y la desecación son los principales enemigos de los espacios húmedos. A ellos se suman otras maldiciones, como la construcción de infraestructuras, los desarrollos urbanísticos, la caza o la proliferación de especies invasoras.

La conservación de los humedales es una tarea prioritaria, pues de su buen estado se desprenden incontables beneficios. Estos ecosistemas protegen a la humanidad de fenómenos meteorológicos extremos como los incendios y las sequías, al tiempo que son una fuente de riqueza, alimento y biodiversidad. Los humedales, aunque apenas ocupan entre el 3 y el 5% de la superficie del planeta, procuran hasta el 40% de los servicios ecosistémicos. Como explicó este martes la ministra de Medio Ambiente y Transición Energética, Teresa Ribera, estos espacios proporcionan agua y «son parte esencial del ciclo hidrológicos al generar materias primas y recursos». Por añadidura, las zonas húmedas son un inestimable aliado contra el cambio climático, pues actúan como sumideros de dióxido de carbono.

Sin embargo, hay hechos preocupantes. Desde el siglo XVIII se ha perdido hasta el 87% de los humedales del mundo, cifra que en el caso de España, se estima en un 60-70%. Según la ministra, se han conseguido restaurar 20.000 hectáreas de este patrimonio en España, y hasta el año 2030 el Gobierno se propone recuperar otras 30.000 hectáreas.

Las Tablas de Daimiel (Ciudad Real) y Doñana (Huelva), la Albufera de Valencia y el Mar Menor figuran dentro de la lista de humedales amenazados, como también lo están las marismas del Guadalquivir, que se han visto privadas de dos tercios de sus 150.000 hectáreas originales. Por añadidura, la producción agrícola ha comido terreno a La Janda (Cádiz) y Antela (Orense).

Pozos ilegales

Si hay que se señalar a un culpable, las miradas se dirigen a los pozos ilegales, cuyo número puede rondar el millón, y los sectores inmobiliarios y ganaderos. «Los humedales purifican y limpian el agua, protegen las costas y recargan los acuíferos subterráneos. Además, sustentan una gran geodiversidad y desempeñan un papel imprescindible en el paisaje. Sin embargo, los ecosistemas acuáticos son los que más agresiones reciben en todo del mundo», aduce el hidrogeólogo Julio Baream de Greenpeace.

Restaurar las condiciones ambientales de tan solo tres de los humedales más dañados, como Doñana, Delta del Ebro o Mar Menor, exigiría una inversión de de 1.700 millones de euros. «Es una inversión que las administraciones tratan de esquivar a pesar de que ya solo quedan seis años para cumplir con la directiva marco del agua, argumenta Roberto González, responsable de programa de Aguas de SEO/BirdLife.

Esta organización ecologista alega que solo el 6% de los hábitats de agua dulce se halla en estado favorable. No en vano, el 91% de las llamadas lagunas costeras está en trance de desaparecer, mientras que todas las especies de peces de agua dulce presentes en España se encuentran en mal estado de conservación, proporción que llega al 71% en el caso de los anfibios.

El calentamiento global, del que no escapa España, está cambiando los patrones migratorios de las aves que encuentran su refugio en los humedales. Más de 50 especies que antes no se veían en invierno se quedan cada vez más en la Península, debido principalmente al aumento de las temperaturas, pero también a los cambios en el uso de los suelos y la disponibilidad de alimentos durante el invierno. El ave que mejor demuestra esta transformación de hábitos tal vez sea el águila calzada ('Aquila pennata'), que cruzaba el estrecho de Gibraltar en dirección a las regiones subsaharianas (Sahel), adonde llegaba entre septiembre y octubre.

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