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La Comisión Europea propondrá eliminar el cambio de hora

En una encuesta no vinculante, con cinco millones de europeos, el 80% votó a favor de no cambiar la hora

colpisa

Madrid

Viernes, 31 de agosto 2018, 09:48

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El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ha avanzado que el Ejecutivo comunitario propondrá finalmente este viernes la supresión del cambio de hora en invierno y verano en la Unión Europea (UE), atendiendo a una consulta pública -no vinculante- con cinco millones de europeos, en la que el 80% votó a favor de no cambiar la hora.

«Vamos a decidirlo hoy» en el seno del Ejecutivo europeo, ha declarado Juncker a la cadena de televisión alemana ZDF, donde ha desgranado que la idea será permanecer siempre en la hora de verano. «Millones de personas han respondido y son de la opinión que el horario de verano debería ser el vigente en el futuro para todos los tiempos y así será», ha recalcado Juncker.

La iniciativa de la Comisión sería solo el inicio de un proceso que aún debe pasar por varias fases más. Una vez lo proponga formalmente la Comisión este viernes, el debate pasa ahora a manos del Consejo y, por tanto, a los Estados miembro.

La Comisión, en cualquier caso, no se plantea romper la armonización que existe desde el año 2001 y que haya países que unilateralmente se inclinen en un sentido u en otro en esta cuestión. De hecho, la Comisión recibió durante la consulta algunas iniciativas ciudadanas de países como Bélgica y Alemania que mostraban su rechazo al cambio horario.

Beneficios para la salud

El pasado mes de febrero, la Eurocámara instó a la Comisión a «reevaluar» las consecuencias del cambio horario en la salud de los europeos y «valorar su posible supresión». Una evaluación que se plasma en un informe con «la distribución de las respuestas por país» y «por cada grupo de interés y área de actividad» en un gran continente con tres husos horarios.

El Parlamento Europeo maneja «indicios» del «pernicioso» efecto de un sistema armonizado en toda la UE en 2001, pero reconoce no tener «pruebas científicas concluyentes». El argumento clásico y cada vez más cuestionado para mantener el baile horario era un ahorro energético que sería marginal, entre el 0,5 y el 2,5%, según algunos estudios. También se cuestionaba el presunto aumento de la seguridad vial y se apuntaba en cambio el cansancio y la falta de concentración que genera en los ciudadanos la alteración de sus hábitos.

Como ventaja, se citaba el aumento de las horas de luz y de ocio y la equiparación de horarios entre países vecinos y socios comerciales. Para el acuerdo es necesario el consenso del Parlamento y de los Estados miembros, que tendrán la última palabra.

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