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Nuestra Señora De La Buena Esperanza

Conocida vulgarmente como 'la Preñada', la existencia de la imagen está documentada en 1288

Carlos Taranilla

León

Miércoles, 15 de diciembre 2021, 10:31

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El próximo 18 de diciembre se celebra la fiesta de Nuestra Señora de la Buena Esperanza. Nos ha parecido oportuno traer a esta columna tan entrañable imagen gótica, esculpida en piedra a finales del siglo XIII, posteriormente policromada, que preside en la Catedral de León-Pulchra Leonina la capilla de su nombre, también se conoce como capilla de la Virgen de la Concepción, una de las cinco que se abren radialmente a la girola del templo.

Conocida vulgarmente como 'la Preñada', la existencia de la imagen está documentada en 1288. Se trata de una escultura en pie de cuerpo entero, con la mano derecha apoyada sobre su vientre encinta y una filacteria —hoy perdida— en su mano izquierda, en la que podía leerse la inscripción «ECCE ANCILLA DOMINI» («¡He aquí la esclava del Señor!»).

Se cree que formó parte de una Anunciación, de la que el ángel fue trasladado, en anárquico desorden, al lado izquierdo —mirando de frente— de la portada de la Virgen del Dado, situada en el brazo norte del transepto, desde la que se accede al claustro catedralicio.

María, representada grávida, con gran realismo, más mujer que nunca, alude a la Virgen de la Expectación o de la O, cuya festividad, conocida como «Expectatio Partus» («la Espera del Parto»), se celebra –como decíamos al principio– el 18 de diciembre, habiendo sido establecida en el año 656 por el X Concilio de Toledo.

Durante la celebración litúrgica, después de rezar la oración de la tarde, el coro sostenía una larga «¡Oh!», (de ahí que también se conozca como Virgen de la O), símbolo de la expectación del Universo por la venida del Mesías. Las siete antífonas que se cantan cada día con el Magnificat del Oficio de Vísperas, durante la semana de Adviento que media hasta el día del alumbramiento, se conocen como «antífonas mayores» o «antífonas de la O», y son seguidas siempre de la petición «¡Ven!». Cada una empieza por la exclamación latina «O» (¡Oh!), seguida de un título mesiánico tomado del Antiguo Testamento, aunque interpretado de acuerdo a la Nueva Ley:

O Sapientia (¡Oh!, sabiduría).

O Adonai (¡Oh!, Señor poderoso, en hebreo).

O Radix (¡Oh!, raíz de Jesé, padre de David).

O Clavis (¡Oh!, llave de David).

O Oriens (¡Oh!, oriente: sol, luz).

O Rex (¡Oh!, Cristo Rey).

O Emmanuel (¡Oh!, Dios con nosotros).

Leídas en sentido inverso, las iniciales latinas de la primera palabra de cada una, después de la «O», componen el acróstico «Ero Cras», («Seré mañana»), la respuesta del Mesías a la súplica de sus fieles.

Una celebración entrañable para una Virgen entrañable (la Virgen de la Paloma) en fechas tan entrañables, que nunca debería perderse.

(Texto extractado de «Eso no estaba en mi libro del Camino de Santiago», Editorial Almuzara, 2020)

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