El PP se moviliza para diluir las críticas de los líderes europeos al pacto con Vox

La cúpula provisional ha dado garantías al Partido Popular Europeo (PPE) de que el acuerdo no supondrá ninguna claudicación ideológica, ni la asunción de algunos de los postulados de Vox, a la vez que le han asegurado que el proyecto de Alberto Núñez Feijóo es moderado y no va en contra de los principios que inspiran el PPE. Unas explicaciones con las que sus colegas europeos se dan por «satisfechos» porque han «entendido», remarcan en Génova, las circunstancias que han llevado a Alfonso Fernández Mañueco a coaligarse con los ultraderechistas.

Para sellar ese entendimiento y mostrar su «apoyo sin fisuras» a Feijóo, el líder del PPE en la Eurocámara, Manfred Weber; la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola; y el vicepresidente de la Comisión, Margaritis Schinás, han confirmado su presencia en Sevilla el 1 de abril.

Los conservadores han invitado también a Tusk, pero no creen que vaya a asistir al congreso que entronizará a Feijóo porque se halla inmerso en su propia campaña en Polonia y, en cualquier caso, está de salida. En mayo se celebrará el congreso del PPE en Róterdam y su sucesor será, previsiblemente, el alemán Weber. Tampoco estará la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, porque para preservar la institucionalidad de su cargo tiene por costumbre no acudir a los congresos de sus partidos hermanos.

Los populares consideran que el dilema sobre qué hacer ante las fuerzas de ultraderecha es un «debate vivo» entre las principales fuerzas conservadoras de toda Europa. Recuerdan que el partido de Tusk ha gobernado en distintas regiones de Polonia con el partido de extrema derecha Ley y Justicia, en el punto de mira por sus políticas homófobas y contra los derechos de las mujeres. Del mismo modo que han hecho otros socios del PPE en Italia (con la Liga Norte) y en Austria, donde hasta hace poco operaba una coalición «con un partido más a la derecha que Vox», señalan en Génova.

El equipo que dirige actualmente el partido hasta llegar al cónclave no ha querido aclarar si este pacto con Vox en Castilla y León va a ser la norma o ha sido la excepción, aunque insisten en que cuenta con su aval «y del PP europeo». Será, en todo caso, el nuevo líder del partido el que marque a partir de abril la futura directriz de cara al ciclo electoral de 2023.

Feijóo mantendrá la premisa de dejar «manos libres» a los barones autonómicos para hacer o deshacer en sus respectivos territorios, una tesis que, en el caso de Castilla y León, ya avaló Casado durante su último comité ejecutivo nacional. Sin embargo, el todavía presidente de la Xunta no priorizará los pactos con Vox. «No pretendo gobernar sumando a todos los que pierden, sino que vengo a ganar con mayorías amplias», aseveró este lunes en un acto en Palma de Mallorca.

Los conservadores han decidido marcar distancias con Vox desde el minuto posterior a su coalición en Castilla y León y, por ese motivo, ningún cargo popular acudirá a las manifestaciones frente a los ayuntamientos de toda España promovidas por los socios de Alfonso Fernández Mañueco este sábado, 19 de marzo, para protestar por la subida de los precios energéticos.

Según explican desde la dirección provisional, el PP no asiste a manifestaciones convocadas por otros partidos y hace la política en las instituciones, ya sean los ayuntamientos, las presidencias de comunidades autónomas o el Congreso, con la presentación de proposiciones de ley o mociones no de ley.