«En los museos nos dijeron que nos llamarían, pero según están las cosas parece inviable que lo hagan»
Andrea compaginaba hasta marzo su carrera en el arte con un empleo en El Corte Inglés | «Me he tenido que volver a León porque es muy complicado seguir en Madrid sin tener trabajo y sin medios para sustentarme»
Meter la cabeza en el mundo laboral del arte es una empresa complicada. Eso lo sabe muy bien Andrea, que tras años formándose como historiadora del arte, así como en una especialización como gestora del mercado privado del arte y exposiciones temporales, consiguió abrirse paso y comenzar a trabajar en dos reputados museos de Madrid. Esta leonesa de 25 años compaginaba la persecución de un trabajo que le permitiese vivir de su pasión, con un contrato laboral en el Corte Inglés que le permitía subsistir en la capital. Casi un año después, la pandemia se ha llevado ambas cosas por delante y le ha obligado a volver a León, a casa de sus padres:
«Después de acabar mi máster y mi formación, finalmente encontré trabajo en los muesos, eran dos, tenía que dar visitas guiadas tanto en inglés como en español, a publico adulto y público infantil. Era en el Museo de América de Madrid y en el Sorolla, también allí. Todo esto mientras trabajaba los fines de semana en el Corte Inglés», explica esta leonesa, que lamenta la situación vivida tras la aparición de la Covid en marzo:
«Trabajaba de guía en el Museo de América y en el Sorolla de Madrid como guía para adultos y niñós en español e inglés»
«En un primer momento nos enviaron al ERTE y luego nos acabaron rescindiendo el contrato a los que no eramos indefinidos y aquí estoy meses después, que me he tenido que volver a León por eso, porque es muy complicado seguir en Madrid sin tener trabajo y sin medios para sustentarme», destaca y señala que su estancia en el conocido centro comercial acabó tras finalizar su contrato en verano.
Andrea sigue enviando su curriculum y contestando a todas las ofertas de trabajo que encuentra, pero «la poca actividad que tienen los museos la solventan con la plantilla indefinida», por lo que sus expectativas laborales de momento no son altas, pues «tal y como está la situación, con los museos cerrados, como en León, o con muy poca actividad, parece inviable». Eso si, ella asegura que «lo sigo intentando, pues la esperanza es lo último que se pierde».
«Cuando ves que la cosa no mejora y que va a seguir complicada es cuando empiezas a pensar en lo difícil que va a ser poder salir de aquí»
Psicológicamente, esta historiadora del arte afirma que, aunque en un primer momento no fue consciente de la situación, poco a poco los días sin trabajar comienzan a pesar dentro de su cabeza: «Realmente, no me afectó mucho durante el 2020. Me afecta más ahora», indica. «La cuarentena la pasé en Madrid por responsabilidad social y estuve entretenida con las compañeras de piso. Luego con la prórroga del contrato del Corte Inglés, hasta finales de verano, no me preocupé mucho. Ahora, como he visto que la cosa no mejora y que está y va a estar muy complicado, pues ahora es cuando realmente me ha dado esa fatiga pandémica y empiezas a pensar lo difícil que va a ser salir de aquí».
«Hay días en los que no sabes si merece la pena seguir esperando o si realmente debes empezar a preparar otra cosa, pues no sabes cuando se va a terminar. Hay días y días», lamenta Andrea cuando se le pregunta sobre su futuro, pues aunque ella prefiere los museos y las galerías de arte, donde poder transmitir a los demás, no descarta elegir otras opciones. «Yo tengo pensado, si no consigo nada a corto plazo, comenzar a opositar con algo relacionado a lo mio, no sé si conservadora o guía. El problema es que son muy pocas plazas, es algo que debo pensarme muy bien, porque las oposiciones, y más de lo mio, son muy reducidas».